domingo, 21 de noviembre de 2021

DIE KONSERVATIVE REVOLUTION EN ALEMANIA (zwei).: BLOG DE FILOSOFÍA DE CAYETANO ACUÑA V.

DIE KONSERVATIVE REVOLUTION EN ALEMANIA.: 
BLOG DE FILOSOFÍA DE CAYETANO ACUÑA V.
Antecedentes y consecuencias

Revolución de noviembre de 1918. fracaso de la revolución burguesa.



Bismark

Otto Eduard Leopold de Bismarck-Schönhausen, príncipe de Bismarck y duque de Lauenburgo,

 (en alemánOtto Fürst von Bismarck, Graf von Bismarck-Schönhausen, Herzog zu Lauenburgpronunciado /ˈɔtoː fɔn ˈbɪsmaʁk/ ( escuchar)) nacido Junker Otto Eduard Leopold von Bismarck, más conocido como Otto von Bismarck (Schönhausen1 de abril de 1815 - Friedrichsruh,1​ 30 de julio de 1898)

 fue un estadista y político alemán, artífice de la unificación alemana y una de las figuras clave de las relaciones internacionales durante la segunda mitad del siglo xix.

Durante sus últimos años de vida, se le apodó el «Canciller de Hierro» por la determinación con la que perseguía sus objetivos políticos,n. 1​ fundamentalmente la creación y el mantenimiento de un sistema de alianzas internacionales que aseguraran la supremacía y seguridad del Imperio alemán.1

Estudió Derecho y, a partir de 1835, trabajó en los tribunales de Berlín y Aquisgrán, actividad que abandonó tres años más tarde para dedicarse al cuidado de sus posesiones territoriales.2​ En 1847 entró a formar parte del parlamento prusiano,2​ donde muy pronto se convirtió en líder del ala conservadora.2​ 

Se enfrentó duramente a la revolución de 1848 y por esa época comenzó a perfilar lo que sería su principal objetivo político: la unificación de Alemania y la creación del Reich desde preceptos autoritarios y antiparlamentarios.3

En 1862, tras ser nombrado Ministro-Presidente de Prusia, emprendió una importante reforma militar que le permitió disponer de un poderoso ejército para llevar a cabo sus planes de unificación alemana.

En 1864 consiguió arrebatar a Dinamarca los ducados de LauenburgoSchleswig, y Holstein y, dos años más tarde, después de la guerra con Austria, consiguió la anexión de HesseFráncfortHannover y Nassau,4​ lo que dio lugar a la creación de la Confederación Alemana del Norte, con Bismarck como canciller.5

Por último, la guerra con Francia supuso la adhesión de Baviera, entre otros Estados y en 1871 se proclamó el Segundo Imperio alemán en el Palacio de Versalles de París.6​ 

Bismarck se convirtió en Ministro-Presidente de Prusia y canciller.6​ Durante los diecinueve años que se mantuvo en el poder, mantuvo una política conservadora, enfrentándose inicialmente a los católicos y combatiendo a la socialdemocracia.1​ 

Fue también el organizador de la Triple Alianza, con Italia y Austria-Hungría, creada en 1882 para aislar a Francia.

La política interior de Bismarck7​ se apoyó en un régimen de poder autoritario, a pesar de la apariencia constitucional y del sufragio universal destinado a neutralizar a las clases medias (Constitución federal de 1871).

Inicialmente gobernó en coalición con los liberales, centrándose en contrarrestar la influencia de la Iglesia católica (Kulturkampf) y en favorecer los intereses de los grandes terratenientes mediante una política económica librecambista;1

en 1879 rompió con los liberales y se alió con el Partido del Centro católico, adoptando posturas proteccionistas que favorecieran el crecimiento industrial alemán.1

En esa segunda época centró sus esfuerzos en frenar el movimiento obrero alemán, al que ilegalizó aprobando las Leyes Antisocialistas, al tiempo que intentaba atraerse a los trabajadores con la legislación social más avanzada del momento.1

En política exterior,7​ se mostró prudente para consolidar la unidad alemana recién conquistada: por un lado, forjó un entramado de alianzas diplomáticas (con Austria, Rusia e Italia) destinado a aislar a Francia en previsión de su posible revancha;8​ por otro, mantuvo a Alemania apartada de la vorágine imperialista que por entonces arrastraba al resto de las potencias europeas.

Fue precisamente esta precaución frente a la carrera colonial la que le enfrentó con el nuevo emperador, Guillermo II (1888-1918), partidario de prolongar la ascensión de Alemania con la adquisición de un imperio ultramarino, asunto que provocó la caída de Bismarck en 1890.

Al faltarle el apoyo del emperador Guillermo II, quien había subido al trono en 1888, Bismarck presentó su dimisión en 1890 y se retiró a vivir al campo.

La Republica de Weimar

La República de Weimar (en alemánWeimarer Republik) fue el régimen político y, por extensión, el período de la historia de Alemania comprendido entre 1918 y 1933, tras la derrota del país en la Primera Guerra Mundial. El nombre de República de Weimar es un término aplicado por la historiografía posterior, puesto que el país conservó su nombre de Deutsches Reich (‘Imperio alemán’). 

La denominación procede de la ciudad alemana de Weimar, donde se reunió la Asamblea Nacional constituyente y se proclamó la nueva constitución, que fue aprobada el 31 de julio y entró en vigor el 11 de agosto de 1919.


Establecimiento de la República (1918-1919)

La Revolución de Noviembre

En los últimos meses de la Primera Guerra Mundial, Alemania se encontraba al borde del colapso militar y económico. Ante la ofensiva final de los Aliados, el 14 de agosto de 1918, el Alto Mando alemán se reunió en su cuartel general de Spa y reconoció la inutilidad de seguir la guerra.

No quería que los aliados pudieran descubrir el estado real de sus fuerzas, y menos aún verse en la imposibilidad de detener su avance. Esperaban salvar al ejército, que no el régimen, negociando, cuando este se encontraba aún a cien kilómetros de París. El 27 de septiembre Paul von Hindenburg y Erich Ludendorff informaron al gobierno imperial y pidieron el armisticio inmediato sobre la base de los famosos 14 puntos de Wilson

Los políticos comprendieron de inmediato que la guerra estaba perdida y que los militares habían intentado ocultarlo. En pocos días se organizó un nuevo gobierno parlamentario, y el recién nombrado canciller, el príncipe Maximiliano de Baden, conocido liberal y pacifista, procedió a negociar la paz. Woodrow Wilson, de espaldas a sus aliados, exigía ante todo la transformación de las instituciones políticas y militares del Reich. El ejército se opuso, y Ludendorff dimitió de manera estrepitosa, alimentando el mito de la «traición» de los civiles para ganarse a la opinión pública. 

Por su parte, los socialistas instalados en el poder esperaban la abdicación del káiser Guillermo II de Alemania para hacerse con el control, si bien sus líderes hicieron esfuerzos desesperados para conservar la forma imperial del Estado. La situación se vio entonces súbitamente interrumpida por los sucesos de Kiel.123

Mientras que las tropas y la población, agotadas y desesperanzadas, esperaban el armisticio, en Kiel, el Alto Mando de la Marina (Marineleitung) al mando del almirante Reinhard Scheer quería cruzar el fuego por última vez con la Marina Real Británica, por lo que anunció a la Flota de Alta Mar (Hochseeflotte) de la Marina Imperial que debía zarpar. 

Los preparativos para hacerse a la mar causaron enseguida un motín en Wilhelmshaven, donde la flota alemana había echado el ancla en espera del ataque. Los marineros amotinados se negaban a entablar una batalla nada más que por el honor. El Alto Mando de la Marina decidió suspender el ataque y ordenó el retorno a Kiel para procesar a los amotinados en una corte marcial. Los marineros restantes querían evitar el proceso, porque los amotinados también habían actuado en su interés. Una delegación sindical solicitó su liberación, pero fue rechazada por el Alto Mando de la Marina. Al día siguiente, la casa sindical fue cerrada, y el 3 de noviembre las concentraciones de protesta fueron reprimidas a tiro limpio, causando la muerte de nueve personas. Cuando un marino respondió al fuego y mató a un oficial, la manifestación se convirtió en revuelta general.4

La mañana del 4 de noviembre, los marineros eligieron un consejo de soldados, desarmaron a sus oficiales, ocuparon los barcos, liberaron a los presos amotinados y tomaron el control de la base naval de Kiel. A los marineros se unieron trabajadores civiles, en especial los metalúrgicos. Tras fundirse en un consejo de obreros y soldados, similar a un sóviet, asaltaron los cuarteles y se apoderaron de la ciudad al son de La Internacional, reivindicando la mejora de la alimentación, el abandono del proyecto de ofensiva de la flota, la liberación de los detenidos, el sufragio universal y la abdicación del emperador. Por la tarde se les unieron soldados del ejército que el comando local había hecho traer para sofocar la revuelta. De este modo Kiel estaba firmemente en manos de 40 000 marineros, soldados y trabajadores insurrectos. 

La noche del 4 de noviembre, el diputado del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) Gustav Noske llegó a Kiel en representación de la dirección del SPD y del nuevo gobierno del Reich, para controlar la revuelta y evitar una revolución. El consejo de la ciudad creía estar de parte del nuevo gobierno y contar con su apoyo. Por esto nombró a Noske «gobernador» esa misma noche y este efectivamente terminó la revolución en Kiel al día siguiente.5

Entretanto, el motín de Kiel había encendido la revolución en el resto de Alemania. Los cuarteles se levantaron contra la oficialidad y los mandos fueron relevados de sus funciones. Las huelgas de solidaridad extendieron la insurrección de la costa a las ciudades, y de las ciudades al interior. En Brunswick los marinos recién llegados se unieron a los obreros, obligaron al Gran Duque a abdicar y proclamaron la República Socialista de Brunswick

El proceso de huelga, motín, asalto a las cárceles y proclamación de consejos de obreros y soldados se repitió en todas las ciudades del país. Pero, a diferencia de los soviets rusos, estos Ratebewegungen emanaban más de la voluntad de los soldados que de la de los trabajadores. El 6 de noviembre, sabiendo que Guillermo II no podría conservar su trono, Maximilian von Baden le urgió para que abdicara en el Kronprinz, y salvar así la Monarquía, sin éxito.

En Múnich, el 7 de noviembre huyó el rey Luis III de Baviera, y al día siguiente se constituyó un consejo de soldados, obreros y campesinos dirigido por Kurt Eisner, socialista independiente, que proclamó la República de Baviera. El 9 de noviembre la revolución llegó a Berlín, y en pocas horas el Reich llegaba a su fin cuando el canciller Maximilian von Baden anunció la abdicación del Kaiser y el Kronprinz y nombró sucesor suyo al socialdemócrata Friedrich Ebert. Sin la menor resistencia, los príncipes gobernantes de los demás estados alemanes abdicaron y ese mismo día dos repúblicas fueron proclamadas:

Philipp Scheidemann, exministro imperial, proclamó la República desde el Reichstag, y dos horas después Karl Liebknecht (líder junto a Rosa Luxemburgo de la Liga Espartaquista) apareció en el Palacio Real de Berlín y anunció la República Libre y Socialista Alemana.67

Los partidos políticos

La toma del poder por las masas tuvo como consecuencia inmediata el hecho de que Alemania entregara el poder político al socialismo. En noviembre de 1918 la gran mayoría del país estaba dispuesta a apoyar a un gobierno democrático.

Como a los socialdemócratas se les consideraba demócratas, y eran el partido parlamentario más numeroso, había casi una absoluta unanimidad para confiarles la dirección y formación del futuro sistema de gobierno.

Sin embargo, los socialdemócratas se habían escindido; relevantes marxistas rechazaron la democracia y se manifestaron partidarios de la dictadura del proletariado.8​ Aparecieron así tres corrientes socialistas:

1. El Partido Socialdemócrata de Alemania

(en alemánSozialdemokratische Partei Deutschlandspronunciado /zoˈtsi̯aːldemoˌkʁaːtɪʃə paʁˌtaɪ ˈdɔʏtʃlants/, o por sus siglas SPDpronunciado /ɛspeːˈdeː/ ( escuchar))

es un partido político alemán de ideología socialdemócrata.

2. Los socialistas independientes (USPD)

3. La Liga Espartaquista: en un principio parte de la USPD, se transformó en un partido revolucionario.

Rechazaban el revisionismo socialdemócrata y consideraban los acontecimientos de noviembre una etapa en el objetivo final de la revolución socialista y la dictadura del proletariado.

Consideraban la revolución bolchevique un ejemplo a seguir, con ciertos ajustes y la corrección de los errores de Lenin con respecto al mantenimiento de las libertades individuales.





EDGAR JULIUS JUNG

Of the conservative theorists who rose to prominence during the last years of the Weimar Republic, none stood more directly in the eye of the storm that descended upon Germany in 1933–34 than Edgar Julius Jung (1894–1934). His Die Herrschaft der Minderwertigen, first published in 1927 and then again in a revised and expanded edition in 1930, has been called the bible of German neo-conservatism and played a major role in crystallizing antidemocratic sentiment against the Weimar Republic.

But Jung was more than a theorist; he was also a political activist deeply committed to a conservative regeneration (Erneuerung) of the German state. In 1930–31, for example, Jung was actively involved in the efforts of the People's Conservative Association (Volkskonservative Vereinigung or VKV) to create a new conservative movement to the left of the German National People's Party (Deutschnationale Volkspartei or DNVP) after its takeover by film and press magnate Alfred Hugenberg.

Este período, aunque democrático, se caracterizó por la gran inestabilidad política y social, en el que se produjeron golpes de Estado militares y derechistas, intentos revolucionarios por parte de la izquierda y fuertes crisis económicas. Toda esta combinación provocó el ascenso de Adolf Hitler y el Partido Nacionalsocialista

Hermann Müller18 de mayo de 1876 - 20 de marzo de 1931) fue un político socialdemócrata alemán1​ que fue ministro de Asuntos Exteriores (21 de junio de 1919-27 de marzo de 1920),2​ y dos veces canciller de Alemania (27 de marzo de 1920-21 de junio de 1920 y 28 de junio de 1928-27 de marzo de 1930),3​ bajo la República de Weimar. Como ministro de Asuntos Exteriores, fue uno de los signatarios alemanes del Tratado de Versalles en 1919.4



HERMAN MÜLLER




El segundo gabinete Müller, último gabinete parlamentario de la República de Weimar.

Su segundo gabinete fue el último gabinete apoyado en una mayoría parlamentaria. Gobierno de coalición, hubo de enfrentarse a la agudización de la crisis económica que aumentó enormemente el desempleo. Ante el desacuerdo entre los socios de gobierno sobre la política que se había de seguir para atender al creciente número de desempleados, Müller hubo de dimitir.5

A partir de su caída los gobiernos federales realizaron su labor apoyándose cada vez más en los poderes del presidente de la república.


Las evidencias muestran una última oportunidad para haber cambiado la historia.


El 5 de marzo de 1933, los nazis obtuvieron la mayoría en las elecciones al Reichstag, con lo que pudieron aprobar el 23 de marzo la Ley habilitante que, junto al Decreto del incendio del Reichstag del 28 de febrero y al permitir la aprobación de leyes sin la participación del Parlamento, se considera que significó el final de la República de Weimar.


https://es.wikipedia.org/wiki/Rep%C3%BAblica_de_Weimar


Si bien la Constitución de Weimar del 11 de noviembre de 1919 no fue revocada hasta el término de la Segunda Guerra Mundial en 1945, el triunfo de Adolf Hitler y las reformas llevadas a cabo por los nacionalsocialistas (Gleichschaltung) la invalidaron mucho antes, instaurando el denominado Tercer Reich.

https://es.wikipedia.org/wiki/Rep%C3%BAblica_de_Weimar





Paul Ludwig Hans Anton von Beneckendorff und von Hindenburg (pronunciado /ˈpaʊl ˈluːtvɪç hans ˈantoːn fɔn ˈbɛnəkəndɔrf ʊnt fɔn ˈhɪndn̩bʊɐ̯k/ ( escuchar)), abreviado Paul von Hindenburg (pronunciado /ˈpaʊl fɔn ˈhɪndn̩bʊɐ̯k/ ( escuchar)), (PosenReino de Prusia, 2 de octubre de 1847 - NeudeckGau de Prusia OrientalAlemania, 2 de agosto de 1934)12​ 

fue un militar, estadista y político alemán que dirigió en gran parte la política de Alemania durante la segunda mitad de la Primera Guerra Mundial y ejerció como presidente de Alemania desde 1925 hasta su muerte en 1934.3

Hindenburg se retiró del ejército por primera vez en 1911, pero se le pidió regresar nada más estallar la Primera Guerra Mundial en 1914. A los 66 años, adquirió renombre por dirigir al ejército alemán que aplastó a Rusia en la batalla de Tannenberg en agosto de 1914.

Como jefe del Estado Mayor del ejército de Alemania, la reputación de Hindenburg se vio fortalecida y junto a su subordinado Erich Ludendorff creó una dictadura militar que dirigió el país de facto durante la contienda, marginando al káiser Guillermo II y al propio Reichstag (parlamento) alemán.



ERICH LUDENDORFF


Hindenburg se retiró de nuevo en 1919, pero regresó a la vida pública en 1925 para ser elegido presidente de Alemania. En 1932, con 84 años y la salud deteriorada, le convencieron para volver a presentarse a las elecciones porque era considerado el único candidato capaz de vencer a Adolf Hitler y fue reelegido presidente en segunda ronda.

Hindenburg se oponía a las ideas del nazismo y fue una de las figuras políticas esenciales de la inestable política alemana de la república de Weimar que acabó llevando al poder a Hitler. Disolvió el Reichstag en dos ocasiones en 1932 y finalmente consintió nombrar, bajo presión, a Hitler como canciller de Alemania en 1933.

En febrero de ese año firmó el documento conocido como Decreto del incendio del Reichstag, el cual suspendió las libertades civiles, y en marzo aprobó la Ley Habilitante de 1933 que le otorgó al régimen nazi poderes arbitrarios. 

Hindenburg falleció al año siguiente, tras lo cual Hitler declaró vacante la oficina del presidente y se nombró a sí mismo jefe de Estado.

Los partidos de derecha presionaron a Hindenburg para que se presentara a la presidencia de la República de Weimar.4​ En abril de 1925, Hindenburg fue elegido segundo presidente de la República4​ tras obtener la autorización informal del destronado Kaiser. 

A pesar de su convicción monárquica y de su escepticismo hacia la República, intentó ser fiel a la Constitución.6​ El 28 de marzo de 1930, Hindenburg nombró canciller a Heinrich Brüning sin consultar al parlamento.4​ Con ello se inició el periodo de Gobiernos presidenciales de la República de Weimar.


El 10 de abril de 1932, Hindenburg fue reelegido en las elecciones presidenciales, derrotando fácilmente a Adolf Hitler,4​ su principal contendiente. Sin embargo, el partido nazi fue el más votado en el Reichstag, ganando un alto porcentaje de los escaños, y su apoyo resultaba indispensable para que el canciller tuviese un Gobierno fuerte. El 19 de noviembre, 20 personalidades de los grandes empresarios le pidieron que nombrase a Hitler como canciller.7

En esta etapa de su vida, Hindenburg era propenso a ser manipulado,8​ y Franz von Papen logró convencerlo en designar canciller a Hitler en enero de 1933. El ascenso de Hitler a la cancillería iniciaría el periodo del nazismo como ente político hegemónico.

Tras el incendio del edificio del Reichstag (parlamento alemán) el 27 de febrero de 1933, Hindenburg firmó al día siguiente un decreto en el que se suspendían los derechos fundamentales,9dejando vía libre a la actuación arbitraria de los nacionalsocialistas.


Finalmente, el 24 de marzo de 1933 entró en vigor una ley que concentró todos los poderes del Estado en el Gobierno, encabezado por Adolf Hitler (Ermächtigungsgesetz),10​ después de que el 23 de marzo de 1933 el Reichtstag (parlamento), en ausencia de numerosos diputados, que habían sido detenidos o pasado a la clandestinidad, la había aprobado,11​ liquidando, de facto, si bien no de iure, la República de Weimar y dando paso a la Alemania nazi.


Hindenburg murió el 2 de agosto de 1934 en Gut Neudeck (actualmente Ogrodzieniec)21​ aquejado de cáncer de pulmón

En vez de ser enterrado en el lugar de su muerte, fue inhumado, a instancias de Hitler, en el monumento a la batalla de Tannenberg. Se violó así su último deseo, ser enterrado con su esposa (más tarde fueron reunidos en el sepulcro).

Con la muerte del presidente de la República desapareció el último obstáculo para la posesión total del poder por parte del Führer.

Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, los cadáveres del matrimonio Hindenburg junto con los de Federico II el Grande y Federico Guillermo I fueron encontrados por los estadounidenses en el monumento de la batalla de Tannenberg cuando buscaban reductos con explosivos. Después de muchas reuniones, en las que incluso se pensó en destruir dichos cuerpos para prevenir la reacción de los grupos ultraderechistas, se decidió darles un sepulcro secreto. Su cadáver y el de su mujer fueron trasladados por el ejército norteamericano a Marburgo, siendo enterrados en la Iglesia de Santa Isabel, en la capilla de la torre norte y cubiertos con una gruesa plancha metálica. Aún se encuentran allí, aunque, por decisión del clero, el sepulcro no cuenta con iluminación.

https://es.wikipedia.org/wiki/Paul_von_Hindenburg


El 5 de marzo de 1933, los nazis obtuvieron la mayoría en las elecciones al Reichstag, con lo que pudieron aprobar el 23 de marzo la Ley habilitante que, junto al Decreto del incendio del Reichstag del 28 de febrero y al permitir la aprobación de leyes sin la participación del Parlamento, se considera que significó el final de la República de Weimar.

Si bien la Constitución de Weimar del 11 de noviembre de 1919 no fue revocada hasta el término de la Segunda Guerra Mundial en 1945, el triunfo de Adolf Hitler y las reformas llevadas a cabo por los nacionalsocialistas (Gleichschaltung) la invalidaron mucho antes, instaurando el denominado Tercer Reich


Los detalles muestran las infinitas posibilidades de haber sido posible modificar el curso de los acontecimientos, de haberse contado con una sociedad más informada e individuoa en los puestos claves con capacidad para poder haber contribuido en esa tarea.

Notas

  1.  Bismarck tuvo una gran cantidad de seudónimos entre los que destacan el «Canciller de Hierro» y el «Aniquilador de Ciudades».
  2.  Tomando como base un comentario;[¿por quién?] se puede llegar al objetivo de la vida de Bismarck: "Si hoy le pregunta usted a un inglés de a pie: ¿Qué piensa usted de Bismarck?, y si él sabe algo le responderá: Ah, ya, Bismarck, el hombre de la sangre y el hierro. Y continuaría: Sí, Bismarck fue un político realista; inició ese desgraciado camino que conduce de Bismarck a Hitler. Hizo tres grandes guerras en Europa. Sólo creía en el ejército prusiano; luchó, además, a favor de su clase, los junkers prusianos. Fue un auténtico conservador. Se opuso a todas las fuerzas progresistas europeas. Nosotros, los historiadores, tenemos ahora una visión de Bismarck radicalmente distinta. Ya no creemos en esa categorización simplista de idealista y político realista. Todos los políticos tiene que ser realistas si quieren tener éxito. Nosotros consideramos que Bismarck deseó la paz para sí mismo, para su país y también para Europa. Su ideal supremo era la paz. Solo tras la guerra franco-prusiana consiguió lo que pretendía, y, en mi opinión, dio a Europa una gran época de paz. Cuarenta años de paz; esa fue, en realidad, su magnífica obra".
  3.  Los Junkers, en Alemania, eran famosos nobles terratenientes, propietarios de latifundios y muy adinerados.
  4.  Con respecto a esto, se puede apreciar en una nota hecha por Bismarck:
    El dualismo alemán, desde hace un milenio en ciertas ocasiones, pero desde Carlos V cada siglo, ha regulado metódicamente las relaciones entre las partes por medio de guerras interiores radicales; en nuestro tiempo, también es éste el único método para poner en su hora justa el reloj del progreso.
  5.  Esta polémica se ha calificado como la victoria de la política realista de Bismarck, expresión que a menudo ha propiciado interpretaciones erróneas.
  6.  Como en sus tiempos, Bismarck solía escribir gran cantidad de cartas en las que, la mayoría, trataban de disculpas o invitaciones o incluso de sus pensamientos.
  7.  No debemos olvidar que, a pesar de su actitud belicosa contra Austria, Bismarck no pretendía en modo alguno una guerra con aquel país, ni siquiera al finalizar su etapa de Fráncfort. Su objetivo permaneció siempre inalterable: situar en su hora correcta el reloj del dualismo alemán, no eliminarlo. No obstante, en ocasiones conceptuaba a Austria como un país extranjero, mientras que, por otro lado, abrigaba la esperanza de que las experiencias de la guerra con Francia obligaran a Austria a practicar una política más sincera con respecto a Prusia.
  8.  Por entonces, fumar en la calle se consideraba, incluso fuera de Rusia, un signo de abrigar sentimientos revolucionarios.
  9.  Bismarck tenía una única forma de pensar con respecto a esta idea y la citaba así:
    Más esperanzador es el empeño de conseguir, con los métodos que propiciaron el nacimiento de la Unión Aduanera, la concretización de otras instituciones nacionales.
Hindenburg.
https://es.wikipedia.org/wiki/Paul_von_Hindenburg

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