lunes, 27 de octubre de 2014

David Harvey

David Harvey

Video presentado 


Lecciones de las elecciones en Brasil.



Ni Dilma ni el Partido de los Trabajadores (PT) se van.

Varios pilares sostienen el triunfo de hoy.

1-Los éxitos de 12 años de gobierno: 40 millones de brasileños dejaron de ser pobres desde 2003 gracias a los extensivos y exitosos programas sociales del Estado.
2- Casi un año y medio después de los pedidos de cambio, los brasileños se inclinaron por la misma opción que eligen desde hace 12 años.
3- El oficialismo, al ver su poder en peligro, logró desarticular y anular los argumentos de renovación primero de Marina Silva y después del postulante socialdemócrata. Apeló a una campaña de miedo y acusó a Aécio de querer desmontar todos los planes sociales en caso de ganar. Así atrapó hasta a los más indecisos.
4- La popularidad de Lula, incluso hoy, es imbatible; ronda el 70% mientras que la de su antecesor apenas es de 35%, según Datafolha. El ex mandatario petista no dudó ni un segundo en poner la cara por Dilma para lo que fuera, movilizar el voto en un Sur esquivo o atacar a Aécio a riesgo de quedar en ridículo. Tiene un objetivo en mente: volver a la presidencia en 2018.
5- Las debilidades de Aécio: Primero, optó por lanzarse de lleno, como el PT, a la campaña sucia; pero, una vez allí, fue paulatinamente arrinconado por el oficialismo. Segundo, ni él ni el PSDB fueron lo suficientemente hábiles para convencer a Marina Silva de que los apoyara rápida e incondicionalmente. Por último, el dirigente socialdemócrata no pudo exhibir muchos logros de gestión: perdió en Mina Gerais, estado que gobernó durante dos mandatos.
6- La sequía de San Pablo: El PT culpó una y otra vez a la socialdemocracia de haber alimentado la crisis por su propia inoperancia y por la falta de inversión en estructura. Aécio comenzó a caer en las encuestas precisamente cuando empezó a perder apoyo en el estado.
7- La estructura política: Nacido de la oposición socialdemócrata a la dictadura, el PSDB tiene la estructura propia de un gran partido nacional, con especial influencia en el rico sur brasileño. Y lo es: gracias a ello alcanzó el ballottage en casi todas las elecciones desde el regreso de la democracia, en 1985. Pero no cuenta con los recursos propios de un partido en el poder como el PT ni con el armado y el alcance dignos de una organización que sobrevivió a la dictadura, como el Partido por un Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). Socios desde hace años, el PT y el PMDB conforman una alianza que no deja nada librado al azar y menos una batalla en la que pueden perder el poder..
Se vuelve a repetir por sexta vez consecutiva la contienda PT-PSDB, quienes en esta elección, han sumado casi el 75% de los votos. Ambos presentan proyectos nacionales y regionales claramente disimiles: el PT es un partido ligado a los sectores populares e históricamente postergados, además de contar con un gran número de estudiantes y jóvenes profesionales de clase media en sus filas. El PSDB, en cambio, es el partido de la élite, de las finanzas y de la clase media paulista, la más profundamente antipetista.



domingo, 26 de octubre de 2014

MADE IN HONG KONG: Fernando Mires

Publicado por Daniel Gutierrez
Los jóvenes de Hong Kong no han salido a las calles a luchar por mejores salarios, ni contra la inflación o la escasez, ni a causa del paro, ni siquiera por el medio ambiente. Eso es lo que nunca podrán entender quienes siguen los cánones ideológicos impartidos por neo-liberales y neo-marxistas.
Según doctrinas neo-liberales y neo-marxistas, el humano es un “homo economicus”. Es por eso que sus ideólogos piensan que, superadas ciertas necesidades materiales, no habrá motivos para ninguna rebelión social. Y si de todas manera tiene lugar, sus actores serán calificados desde el poder, de anormales, delincuentes, o como ya es usual, de agentes financiados desde el exterior.
La política, vista de ese modo, es para los neo-liberales un subproducto de la economía y para los neo-marxistas una superestructura determinada por relaciones de producción. Ambas doctrinas son devotas de la lógica de la razón económica. De ahí la admiración que profesan tantos tecnócratas occidentales al “modelo chino” (un capitalismo perfecto, sin organizaciones obreras, sin derecho a huelgas; una nación de compradores, vendedores y consumidores: la unión amorosa entre el neoliberalismo más despiadado con los cultos estatistas del despotismo asiático). De ahí también el fanatismo de los “comunistas” chinos por la tecnología occidental la que, apropiada por ellos, llevará a China –ese es el objetivo- a convertirse en la mayor potencia económica del planeta.
Ni a neo-liberales ni a neo- marxistas les cabe en la cabeza que los seres humanos del siglo XXl exigen, además del cumplimiento de necesidades materiales, determinadas libertades, como las de opinión, reunión y de prensa. Y bien, esas libertades no están garantizadas en China. Y en Hong Kong, debido al status de “Un país: dos sistemas” (vigente desde 1997), solo lo están parcialmente. El objetivo de PC chino es, evidentemente, abolir el status autonómico de Hong Kong y subordinar a la península bajo la férula de “Un Estado y un solo sistema”.
La lucha de los jóvenes de Hong Kong tiene lugar entonces en contra del imperialismo de Pekín. Pekín, por su parte, busca apropiarse del sistema electoral de Hong Kong para designar desde las oficinas del partido a los candidatos al parlamento. 
Los estudiantes, liderados por el profesor Benny Tai Yiu, forjador del movimiento Occupy Central, levantan por el contrario una plataforma que contempla tres puntos: 1) Elecciones libres y secretas, 2) Libertad de opinión y de prensa y 3) La inmediata renuncia del gobernador de Hong Kong, el “pekinista” Leung Chun-Ying.
Casi está de más decir que la aceptación de uno solo de estos tres puntos dejaría al presidente chino, Xi Jinpig, en posición inconfortable frente a los sectores “duros” del Partido.
¿Cómo reaccionará Pekín? No pocos son los que temen una reedición de la masacre de Tiannamen. Pero la China de hoy no es la de 1989. China es uno de los países más imbricados en la globalización de la economía mundial, sino su más decidido impulsor. Una nueva Tiannamen, cometida en un territorio que no pertenece totalmente a China, desataría en contra de Pekín un repudio internacional cuyas repercusiones económicas son incalculables.
La segunda alternativa es que los jerarcas chinos abran un compás de espera para, en algún momento, establecer negociaciones con los rebeldes. Esa sería la solución política adecuada, siempre y cuando las movilizaciones de Hong Kong no entusiasmen a otras fuerzas disidentes al interior de la propia China.
La tercera sería seguir el “camino ruso”, es decir, que Pekín llevara a cabo una ocupación parcial de Hong Kong (como la de Putin en Ucrania) aceptando cierta autonomía administrativa de la península.
Mas, cualquiera sea el camino que tome Xi, lo cierto es que una vez más se demuestra que el talón de Aquiles de los países no democráticos no reside en su economía sino en su incapacidad de acoger demandas populares mediante el uso de mecanismos políticos. Pues, sea en una dictadura tradicional, totalitaria, o una simple autocracia, expresiones como “la revolución de los paraguas” (usados  por los estudiantes de Hong Kong para protegerse de los carros de agua y de los gases lacrimógenos) no solo ponen en jaque a un determinado gobierno, sino a todo un sistema de dominación. De ahí la brutalidad con la cual dichas manifestaciones son reprimidas.
En el fondo los capitalistas-comunistas-chinos piensan todavía como Mao: “Una sola chispa podría incendiar a toda una pradera”
La guerra que profetizó Samuel Hungtington para el siglo XXl, la de las culturas, no será cultural. Tendrá lugar por cierto entre Occidente y Oriente. Pero el Occidente político no está en el Occidente geográfico (eso no lo entendió Hungtington). Está en el interior de muchos países no occidentales, en el corazón y en la mente de sus mejores ciudadanos. En ese sentido, si bien los estudiantes de Hong Kong son desde el punto de vista geográfico, desde el cultural también, orientales, desde uno político, son muy occidentales.
La revolución democrática de nuestro tiempo continúa su camino. Ya triunfó en Europa del Este. En América Latina también, aunque a medias. En el mundo árabe mostró sus posibilidades futuras. Hoy reaparece en Hong Kong. La democracia, latente y no siempre realizada, es el “Viejo Topo de la Historia” que intuyó, pero no supo reconocer Karl Marx.
Publicado por

CIENCIA FICCIÓN ?: LA UNIÓN DE AMÉRICA LATINA.




CIENCIA FICCIÓN: LA UNIÓN DE AMÉRICA LATINA
El Mercado Común del Sur (Mercosur) fue creado en 1991 con Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay como miembros fundadores. En julio de 2012 se incorporó Venezuela. Bolivia participa como Estado en proceso de adhesión y su ingreso pleno se producirá a corto plazo. Como estados asociados participan Chile, Colombia, Perú, Ecuador, Guyana y Surinam. El bloque abarca un espacio gigantesco de más de 14 millones de km2 y con casi 300 millones de habitantes.

El Mercado Común del Sur - MERCOSUR -  está integrado por la República Argentina, la República Federativa de Brasil, la República del Paraguay, la República Oriental del Uruguay, la República Bolivariana de Venezuela y el Estado Plurinacional de Bolivia*.

El MERCOSUR tiene como Estados Asociados a Chile, Colombia (Decisión N° 44/04), Perú (Decisión N° 39/03), Ecuador (Decisión N° 43/04), Guyana** (Decisión N° 12/13) y Surinam** (Decisión N° 13/13). La participación de los Estados Asociados en las reuniones del MERCOSUR y la suscripción de Acuerdos se rigen por lo establecido en las Decisiones N° 18/0428/04 y 11/13.

El Mercosur, que es considerado como una potencia económica, tiene un PIB de 4,58 billones de dólares, lo que representa el 82,3 % del PBI total de toda Sudamérica. Cubre un territorio de casi 13 millones de kilómetros cuadrados y cuenta con más de 275 millones de habitantes (cerca del 70 % de América del Sur). Siete de cada diez sudamericanos son ciudadanos del Mercosur.11 12

Por otro lado, el Mercosur se constituye como el área económica y plataforma industrial, más dinámica, competitiva y desarrollada, no solo de Latinoamérica, sino de todo el Hemisferio Sur. Está considerado como el cuarto bloque económico del mundo, en importancia y volumen de negocios, y la quinta economía mundial, si se considera el PIB nominal producido por todo el bloque.

Además de la importancia económica que representa el Mercosur en toda América Latina, éste, conlleva una relevancia geopolítica de gran magnitud, ya que dos de sus miembros, Argentina y Brasil, son miembros del exclusivo Grupo de los 20.

Observación personal

Hasta la fecha el Mercosur ha apostado por la cohesión política sobre la integración económica más profunda. Es probable que continúe con el movimiento hacia un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), con Brasil, en particular, y con la visión de la Organización Mundial del Comercio (OMC) como la alternativa preferida para el logro de sus objetivos de política comercial.

Teniendo en cuenta este punto muerto, parece que los Estados Unidos y el Mercosur continuaran expandiendo su influencia a través de los acuerdos comerciales más pequeños, presentando la posibilidad de dos sistemas de comercio que se solapan de modos muy diferentes en torno a los EE.UU. y la economía de Brasil.

Pocos, si alguno, ven esto como una alternativa económicamente y administrativamente óptima, lo que es evidente es que presenta un reto formidable para la futura dirección de la política comercial de Estados Unidos en América Latina.

La alianza del Pacífico

La Alianza del Pacífico es un bloque comercial de ámbito subregional conformado por cuatro países: Chile, Colombia, México y Perú.

La propuesta de la alianza latinoamericana se dio a conocer en Lima (Perú) el 28 de abril de 2011 a través de la Declaración de Lima. El proyecto fue una iniciativa del entonces presidente del Perú, Alan García Pérez, quien extendió invitación a sus colegas de Chile, Colombia, México y Panamá, con el propósito de «profundizar la integración entre estas economías y definir acciones conjuntas para la vinculación comercial con Asia Pacífico, sobre la base de los acuerdos comerciales bilaterales existentes entre los Estados parte». Panamá ha ingresado a esta Alianza en calidad de observador.

Por su crecimiento económico sostenido en los últimos años (superior en el momento a los países de Mercosur), a los países de la alianza se les ha denominado los "Pumas de América Latina" en clara alusión a los "Cuatro tigres asiáticos" (Corea del Sur, Hong Kong, Singapur y Taiwán) que lograron un fuerte crecimiento de la clase media, exportaciones, grado de industrialización y calidad de vida de sus ciudadanos en un periodo relativamente corto de tiempo.

Según la Declaración de Lima, la intención de la alianza es «alentar la integración regional, así como un mayor crecimiento, desarrollo y competitividad» de las economías de sus países, a la vez que se comprometieron a «avanzar progresivamente hacia el objetivo de alcanzar la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas».

Durante el encuentro presidencial en que se suscribió la Declaración de Lima, el entonces presidente de Perú, Alan García, sostuvo que «nuestros cuatro países, y en el futuro próximo Panamá, representamos 200 millones de habitantes […] Nuestros países expresan el 55 % de las exportaciones latinoamericanas […] Esta no es una integración romántica, una integración poética, es una integración realista ante el mundo y hacia el mundo».

Entre los acuerdos para integrar la Alianza del Pacífico, se establece como requisito esencial la vigencia del Estado de derecho, de la democracia y del orden constitucional, requisito que fue aprobado.

Las cuatro naciones de la Alianza del Pacífico reúnen el 40 % del PIB de Latinoamérica y si se sumara toda su producción y se les contara como un solo país, serían la sexta economía del planeta
 Los dos únicos países latinoamericanos miembros de la OCDE, Chile y México, forman parte de la Alianza del Pacífico; y un tercer miembro, Colombia, ha solicitado formalmente su ingreso a dicha organización. Según información de la Organización Mundial del Comercio (OMC), los países que conforman la Alianza del Pacífico exportaron en conjunto cerca de USD 445 mil millones en 2010, casi 60 % más que las exportaciones del Mercosur en el mismo año.

El sostenido crecimiento económico de los países que la integran, permite que otro de sus objetivos sea convertirse "en una plataforma de articulación política, de integración económica y comercial y de proyección al mundo, con especial énfasis en Asia-Pacífico"

De hecho, actualmente la Alianza del Pacífico es considerada como la octava economía mundial y representa la séptima potencia exportadora de todo el orbe.
A nivel latinoamericano el bloque, que totaliza una población de 212 millones de personas, representa el 36% del PIB, concentra el 50% del comercio total y atrae el 41% de los flujos de inversión extranjera directa que llegan a la región.

Ver:  relación Mercosur -  Alianza del Pacífico:

MERCOSUR
http://www.cei.gov.ar/userfiles/schott.pdf

Observación personal

El mundo se encamina hacia una economía de súper bloques –la Asociación Trans Pacífica, la Asociación Trans Atlántica, y el bloque económico de China con sus vecinos– y la Alianza del Pacífico está dando los pasos adecuados para insertarse en la nueva realidad mundial.

Mientras tanto, Brasil, Argentina, Venezuela y sus vecinos siguen con serios problemas internos. Estos países crecieron a pesar de su aislacionismo durante la década pasada, cuando se dispararon los precios internacionales de las materias primas, pero ahora están estancados y probablemente lo sigan estando, mientras los precios de las materias primas sigan en sus niveles actuales o caigan.

Economía del Perú: Economía

En los últimos años la economía peruana ha tenido un nivel de crecimiento notable respecto a las otras economías del mundo, solo comparable al de China. Según la revista América Economía y el Fondo Monetario Internacional, el país tuvo en el año 2008 la segunda inflación más baja del mundo después de Francia y por lo tanto una de las economías en este sentido más sólidas de la región. Tiene un índice de desarrollo humano alto, con una puntuación de 0,737 en 2013 que lo ubica en el puesto 82 a nivel mundial.

De acuerdo con estimaciones del FMI la renta per cápita se encuentra por encima de los 10 000 dólares, ocupando el lugar 82 a nivel mundial. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe estimó que en el año 2012 la economía peruana crecería un 5,9 %, aunque su enorme dependencia de la exportación de metales y minerales y la importación de alimentos hace que la economía sea muy dependiente de la fluctuación de los precios a nivel global.

Para los próximos años está previsto un menor crecimiento así como riesgos inflacionarios debido a la posible devaluación de los precios de la materias primas según evolucione la crísis en los países desarrollados, cuyo menor crecimiento podría afectar negativamente a las economías de los países que abastecen la materia prima de sus industrias y de China como su primer proveedor industrial. En enero de 2012 se estableció el salario mínimo en 750 S/, el equivalente a 295 US$. Es el cuarto mejor país emergente más prometedor para los inversores, según el ranking elaborado por la revista Bloomberg Markets.

La inflación en el año 2012 fue de 2,65 %, la tercera inflación más baja de la región. Según el directorio ejecutivo del Fondo Monetario Internacional el país se ha convertido en una de las economías de crecimiento más pujante y más estables de América Latina.162 Estimaciones del banco de inversión BCP Securities señalan que la economía peruana crecería 6,3 % en 2013, es decir, índice similar al registrado en 2012.163 El 23 de octubre de 2013, la entidad calificadora de riesgos Fitch Group elevó la calificación de crédito del Perú al nivel de BBB+. En julio de 2014, la agencia Moody's también elevó la calificación crediticia del país de Baa2 a A3 debido a las expectativas del crecimiento de la economía, el fortalecimiento de su desempeño fiscal y su potencial de expansión.

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martes, 21 de octubre de 2014

El consenso en Canadá





Canadá es la patria del consenso en América del Norte: un país construido entre los descendientes de británicos y franceses, con un sofisticado juego de equilibrios federal, sometido a la Corona británica y a la vez independiente, y unas maneras políticas que tradicionalmente han rehuido de la estridencia y la polarización.

Si Canadá es la patria del consenso, Ottawa —una capital administrativa donde suceden tan pocas cosas como en La Haya o al Bonn de la RFA— y Parliament Hill, la sede parlamentaria, son su santuario. Inspirada en Westminster —las cámaras de los Comunes y el Senado reproducen las de los Comunes y los Lores en Londres—, la arquitectura del Parlamento recuerda “a las películas de Harry Potter”, como decía a principios de septiembre una guía durante una visita turística. Aquí los parlamentarios pueden hablar francés e inglés y nadie repara en gastos de intérpretes. Así es Canadá.

El tiroteo de este miércoles en Ottawa —en el corazón simbólico y real de la segunda gran democracia norteamericana— rompe en pedazos esta imagen.

El éxito rotundo del multiculturalismo en Canadá no oculta sus fallas. El temor a la creación de guetos y la proliferación de lobos solitarios fue uno de los argumentos de los nacionalistas de Quebec, la provincia de mayoría francófona, para cuestionar la esencia del multiculturalismo —el derecho de los inmigrantes a preservar su identidad— y promover el año pasado una Carta de Valores que, con la mirada puesta en los musulmanes, prohibía la exhibición en público de algunos símbolos religiosos. El proyecto fracasó.

Si Canadá es la patria del consenso, Ottawa —una capital administrativa donde suceden tan pocas cosas como en La Haya o al Bonn de la RFA— y Parliament Hill, la sede parlamentaria, son su santuario

El tiroteo, en el que murieron dos personas como mínimo, cuestiona la sensación de seguridad de un país que ha construido su imagen en contraste con la del vecino Estados Unidos: más violento, más belicista, más arrogante. Canadá tiene algo de la Escandinavia de América del Norte: en su sistema de protección social y en la citada cultura del consenso. Salvando las diferencias, el desconcierto que causan los hechos de esta semana recuerda al que provocó en Dinamarca la crisis por las caricaturas de Mahoma en 2005.

“Nos preocupa y nos sorprende que un país singular como Canadá ocurran estas cosas”, declaró al diario Globe and Mail Richard Teltschik, que encabezaba una delegación de socialcristianos bávaros de visita a Ottawa. “Todo el mundo espera que Canadá sea un lugar remoto de los problemas del mundo, pacífico y tranquilo, y ahora tenemos esta situación”.

Pero ni este es un lugar remoto en el mundo ni la fachada del consenso oculta la transformación de los últimos años. La conmemoración, este año, del estallido de la Primera Guerra Mundial ha merecido en Canadá libros, exposiciones y documentales televisivos: Canadá lleva más de un siglo implicado en guerras lejanas. Ha estado en la primera línea en Afganistán y participa en la operación contra el Estado Islámico en Irak.

Raramente este país, fundador de la OTAN, ha practicado el aislacionismo, pero sí ha defendido una vía particular: la del multilateralismo —a fin de cuentas fue un primer ministro canadiense, Lester Pearson, quien impulsó la idea de las fuerzas internacionales de paz tras la crisis de Suez, en 1956— y de un estilo propio en política internacional que nadie encarnó como el gran primer ministro del último medio siglo, Pierre Trudeau, amigo de Fidel Castro y padre del Canadá multicultural y federalista.

Canadá tiene desde 2006 un primer ministro de ambiciones transformadoras comparables a las de Trudeau, liberal de Quebec. Stephen Harper, un conservador con el feudo político en la provincia petrolera de Alberta, ha hecho de Canadá un país más orientado hacia el Oeste y el Pacífico y más alejado del 

Este francófono y Atlántico, más polarizado en las maneras parlamentarias y más nacionalista y belicista en la retórica internacional. A veces —en sus declaraciones o discursos sobre Oriente Medio o sobre Rusia— Harper ha sonado más estadounidense que Barack Obama, seguramente el más canadiense de los presidentes recientes de Estados Unidos.

Cuando comenzó el tiroteo, Harper se encontraba en una reunión en el Parlamento, uno de los últimos lugares de Canadá, y quizá de América del Norte, donde uno esperaría un episodio violento. A finales del verano, en la pradera delante del edificio, centenares de personas practicaban ejercicios gimnásticos en armonía. Parecía el parque central de una ciudad de la Europa del norte: el parque del pueblo, el lugar más seguro del mundo.

El Pais 22.10.14

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