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miércoles, 25 de septiembre de 2019

Qué es la "posverdad", el concepto que puso de moda el "estilo Trump"

Qué es la "posverdad", el concepto que puso de moda el "estilo Trump" en Estados Unidos




Sean Coughlan12 Enero 2017


AC Grayling dice que un mundo de posverdad amenaza el "tejido de la democracia"
Una palabra para definir "el mundo al revés" de la política.

En eso se ha convertido la "posverdad".

Fue la palabra del año, según el prestigioso diccionario de Oxford.
Y ha sido utilizada para tratar de explicar el instinto y la sensación anti-establishment que catapultó a Donald Trump a la presidencia de EE.UU. e hizo ganar al Brexit -la opción para salirse de la Unión Europea- en Reino Unido.

Por qué tantos comparan el triunfo de Donald Trump con el Brexit
Oxford la define como el fenómeno que se produce cuando "los hechos objetivos tienen menos influencia en definir la opinión pública que los que apelan a la emoción y a las creencias personales".

Pero, ¿qué significa esta nueva definición del mundo para los académicos y científicos que se ganan la vida tratando de establecer hechos objetivos?
"Todo es relativo... ya no existe la verdad", asegura Grayling.

El filósofo, humanista y pensador británico A.C. Grayling, quien hizo campaña por la permanencia de Reino Unido en la UE, contraria al Brexit, mira con horror la posibilidad de un mundo dominado por la posverdad.

Y hace una advertencia sobre la "corrupción de la integridad intelectual" y el daño "del tejido completo de la democracia".
Desde "el mundo estaría mejor con Saddam Hussein" hasta "Putin es un gran líder": el credo de Donald Trump en 21 frases

El origen
Pero, ¿de dónde viene la posverdad?
"El mundo cambió después de 2008", dice Grayling. Tras la crisis financiera, la política ha sido definida por un "tóxico" crecimiento de la desigualdad de ingresos.

Grayling asegura que la posverdad tiene su origen en la crisis económica de 2008.
Así como creció la brecha entre ricos y pobres, también aumentó un profundo sentido de disconformidad en la clase media, la que ha enfrentado un gran estancamiento en sus ganancias.

Con una corriente de resentimiento económico desatada, no es difícil "exaltar" las emociones sobre temas como la inmigración y sembrar la duda sobre los políticos establecidos, dice.

Otro ingrediente clave en la cultura de la posverdad han sido las redes sociales, asegura Grayling.

10 frases de Donald Trump en su tensa primera rueda de prensa desde que ganó las elecciones en EE.UU.

En ellas una opinión fuerte puede acallar evidencia.
Las redes sociales han contribuido al fenómeno.

"Todo el fenómeno de la posverdad es sobre: 'Mi opinión vale más que los hechos'. Es sobre cómo me siento respecto de algo", explica el filósofo.

"Es terriblemente narcisista. Y ha sido empoderado por el hecho de que todos pueden publicar su opinión".

"Todo lo que necesitas ahora es in iPhone", prosigue Grayling. "Y si no estás de acuerdo conmigo, me atacas a mí, no a mis ideas.

"Lograr articular una forma de ponerte en primera fila y lograr ser visto te convierte en una especie de celebridad".

"Noticias falsas"

Las "noticias falsas" se pusieron de moda tras la elección de EE.UU., luego de que el presidente electo acusara directamente a medios de publicarlas.

Ponte a prueba: ¿eres capaz de detectar si una noticia es falsa?
Grayling advierte que el problema es una cultura online incapaz de distinguir entre realidad y ficción.

¿Cambió Donald Trump las reglas de campaña?
"Si pones las palabras 'existió el...' en Google, lo primero que te saldrá es 'holocausto' y los vínculos te llevarán a versiones de que no ocurrió".

Este proceso es "corrosivo para nuestra conversación pública y para nuestra democracia" y advierte de una cultura donde unos pocos reclamos en Twitter tienen el mismo peso que una biblioteca llena de investigaciones.

Raíces intelectuales

Desde la filosofía, las raíces de la posverdad se encuentran en el posmodernismo y el relativismo.

"Todo es relativo. Se inventan historias todo el tiempo, ya no existe la verdad. Se puede ver cómo esto decantó directamente en la posverdad".
Esto ha "abierto la puerta" sin querer a un tipo de política que no se hace problema con la evidencia.

¿Pero acaso no ha sido siempre así en la batalla por las ideas?
"Post-truth" (Posverdad) fue una de las palabras del año de 2016 según el diccionario de Oxford.

Grayling relata la historia de Adlai Stevenson, representante liberal en la batalla presidencial de EE.UU. de 1952.

"Le dijeron: 'Señor Stevenson, cualquier ser pensante de EE.UU. votará por usted'. Y él respondió: 'Genial, pero necesito la mayoría'". Y perdió la elección.

Pero el filósofo argumenta que ha habido un vuelco significativo, más allá de las fronteras de la rotación electoral, hacia algo fundamentalmente diferente.
Lo ve desde una perspectiva histórica, explicando que el escenario internacional se parece a la era volátil e intolerante de los años previos a la Segunda Guerra Mundial.

"Hay varias similitudes incómodas con los años 30", comenta.
"Esa gente se dio cuenta de que no necesitas hechos, simplemente puedes mentir".

https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-38594515

viernes, 20 de septiembre de 2019

LA POSVERDAD: EL PAIS

LA POSVERDAD: EL PAIS


https://elpais.com/elpais/2017/05/28/eps/1495922709_149592.html

La mentira impera en la sociedad del conocimiento exaltando emociones y pensamientos sin fundamento. Analizamos algunas de las causas en las que se cimenta la ‘era de Pinocho’.

EN LA formidable película de Amenábar Los otros (2001) el espectador descubre que todo lo que parece pertenecer al feudo de los vivos es en realidad del reino de los muertos, y que todo lo que los personajes ven como apariciones o fantasmas son manifestaciones y puntos de contacto con el mundo de los vivos.

La protagonista, Grace Stewart, interpretada por Nicole Kidman, vive en una falsa verdad, alimentada solamente por lo que quiere creer: que sus hijos están vivos y que ella no los mató. Así que todo lo que confirme su creencia y apacigüe sus emociones será cierto, mientras que lo que amenace su estabilidad emocional y convicciones, por fuerza habrá de ser falso.

Así puede definirse, exactamente, la posverdad. El diccionario de Oxford ya lo ha incluido como un nuevo término: post-truth. La RAE todavía no, pero es probable que se acabe aceptando, dada su preponderancia en el lenguaje coloquial y, especialmente, en el mediático. La posverdad se resume en que la apariencia de los hechos es más relevante que los hechos en sí, aunque este tipo de creencias nos lleve a una falsedad.

Un eufemismo moderno de la mentira de siempre. Pero la gran cuestión es: ¿por qué le damos este nuevo nombre? ¿No estaremos, valga la redundancia, ocultando que posverdad es mentira? ¿De dónde viene tal temor? ¿Qué nos preocupa o asusta? Responderé desde cuatro perspectivas.

La primera es la tecnológica. Desde que en 2003 irrumpiera Second Life, el espacio virtual más famoso de la Red que permite al usuario inventarse una segunda vida en Internet, empezamos a experimentar cómo la tecnología nos permite vivir en mundos paralelos, que son reales y ficticios a la vez. Lo real y lo virtual se entremezclan. Las mentiras pueden resultar semiverdades en mundos imaginarios o paralelos.

De lo que no somos conscientes es de que, como sucede en la trama de Los otros, esos mundos están en contacto con el auténtico y que la posverdad que aceptamos de forma alegre y despreocupada en la vida virtual, tarde o temprano, se manifestará como lo que es, una falsedad con todas sus consecuencias.

El segundo motivo por el que preferimos hablar de posverdades y no de mentiras es la velocidad. En las redes sociales suelen aparecer titulares de noticias que todavía están sin contrastar. Leemos rumores y les concedemos toda la credibilidad. ¿Por qué? Porque sabemos que en cuestión de minutos u horas dispondremos de la información totalmente correcta. Y por eso le vemos sentido a permanecer atentos a la evolución de las inexactitudes. En otras palabras, prevalece la rapidez sobre la exactitud.

No nos importa que algo no sea cierto del todo mientras sea reciente. De hecho, parte del gran cambio en las reglas de la información es que aceptamos que un mensaje evolucione durante unas horas. Hemos acabado por aceptar que las noticias no sean exactas en el primer minuto. Pero preferimos posverdad en el minuto uno a la concreción exacta dentro de varias horas. El problema es que tampoco nos preocupa la validación de las cosas. El entretenimiento es seguir la apariencia de los hechos, no descubrirlos.

No nos importa que algo sea incierto en el minuto uno. El problema es que tampoco nos preocupa confirmar los hechos.

El tercer punto de vista tiene que ver con la pérdida de confianza en las instituciones que se viene observando desde el inicio de la crisis, y que ha acentuado la credibilidad en fuentes desconocidas, gente sin fundamento o diletantes sin experiencia sobre el asunto en cuestión. Cognitivamente buscamos la sorpresa continuada. Es decir, prestamos más atención a las cosas que nos llaman la atención independientemente de cuál sea su fuente y si esta tiene credibilidad o no.

En cuarto lugar, está el ansia por confirmar las propias creencias y sentimientos: la reducción de la disonancia cognitiva, que se ha convertido en un problema social, psicológico y educativo dada la información contradictoria que corre por Internet. A través de un buscador, cualquiera de nosotros puede encontrar información que confirme lo que piensa o siente. Y otra persona que piense y sienta lo opuesto encontrará los datos que confirmen las tesis contrarias.

Poco importa que se trate de un asunto científico o médico. ¿Quiere preocuparse por una enfermedad? Introduzca en el buscador, junto a la patología que sufre, la palabra “problemas” o “complicaciones”.

¿Quiere apaciguarse? Escriba, aparte de su dolencia, términos positivos. La proliferación de información contradictoria en grandes dosis propicia un déficit de criterio para el neófito en la materia que desemboca en la búsqueda de reducción de disonancia. Leeré aquello que confirme lo que pienso o lo que siento. Por eso preferimos hablar de posverdad. De llamarlo mentira estaríamos aceptando que son alimento de nuestra cabeza.

Conceptualizándolo así reducimos la disonancia que produciría reconocer el autoengaño. El problema es que este tipo de creencias exaltan la opinión en detrimento del verdadero conocimiento. El mundo es el que es. Real o virtual. Grace Stewart, Truman, Pinocho, no importa. El tiempo, tarde o temprano, pone a todo el mundo en su sitio. La posverdad morirá. Es solo cuestión de tiempo.

UCRANIA: INFORMACIÓN BÁSICA SITUACIONAL: BITACORA DE PERCY CAYETANO ACUÑA VIGIL.

  UCRANIA: INFORMACIÓN BÁSICA  SITUACIONAL.  Percy Cayetano Acuña Vigil. En este escrito se ha registrado información básica situacional con...