jueves, 31 de marzo de 2022

Leo Strauss: De Atenas a Jerusalén.: CAYETANO ACUÑA - WACHSAM.

 Leo Strauss: De Atenas a Jerusalén.



CAYETANO ACUÑA - WACHSAM


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https://www.amorrortueditores.com/nota/leo+strauss+de+atenas+a+jerusal%C3%A9n

Por Ivana Costa13 de septiembre de 2008

Publicado en Diario Clarín - Suplemento Ñ

"La publicación, de los volúmenes que reúnen artículos, conferencias y clases del intelectual echan luz sobre la filosofía política antigua y moderna. La difusión de la obra de Leo Strauss en castellano se ve ahora estimulada por la aparición de dos volúmenes muy significativos, cruciales para comprender el marco desde el cual razona Strauss como pensador político. Se trata de los Estudios de filosofía política platónica (Amorrortu, 2008), que siguen a El renacimiento del racionalismo político clásico, publicado a fines del año pasado por la misma editorial, junto con el ensayo de Pierre Guglielmina, Leo Strauss y el arte de leer, guía para la lectura del brillante filósofo alemán.

En los años 30, Strauss debió huir de su país, como tantos grandes intelectuales judíos, y se radicó, maduró y formó a sus discípulos en Estados Unidos. Sobre el controvertido legado intelectual de Strauss y sobre los “straussianos”, a los que hasta hace poco se les adjudicaba influencia decisiva en el núcleo ideológico de la administración Bush, se han escrito muchas páginas. Pero más allá de lo que digan y hagan quienes se llaman a sí mismos “straussianos», cualquier conjetura sobre los supuestos herederos de Strauss exige tener antes una idea de en qué consiste esa herencia. 

Sin duda, el eje del legado es la revalorización que hizo Strauss del racionalismo político clásico, aliado en algunos aspectos básicos del racionalismo político moderno, pero menos ingenuo que éste en algunos casos, y en otros, claramente superior. El análisis que hizo Strauss del aristotelismo árabe y del antiaristotelismo de Maimónides (s. XII lo llevaron a afirmar, en una conferencia de 1944, que ""la filosofia medieval se distingue por un radicalismo filosófico que está ausente de la filosofía moderna, (. . .) y es, en cuanto al modo de plantearse su propia legitimidad, superior a la filosofía moderna"". 

Esta frontal reivindicación que hace Strauss del racionalismo tal como se lo entendía en tiempos clásicos proviene, por un lado, de la comprobación de la impotencia del progresismo (una de las formas más altas del racionalismo moderno) ante las devastadoras catástrofes políticas del siglo XX.

Testimonio de este desencantamiento es la respetuosa distancia que tomó Strauss del optimismo de quien había sido su maestro, Hermann Cohen: ""El suyo —decía— es un mundo anterior a la Primera Guerra. . ."" 

Por otro lado, la reivindicación de los clásicos proviene de una relectura desprejuiciada que hace Strauss de la tradición griega, y, finalmente, del análisis de las contradicciones que supone la adhesión acrítica a los valores de la Modernidad.

 Como señalaba Strauss, al objetar la interpretación en clave progresista de Platón que había publicado cierto profesor tomista en 1946, ""los adeptos de los principios modernos que son incapaces de tomar distancia crítica de estos principios y de considerarlos no a la luz de lo que es costumbre sino desde el punto de vista de sus adversarios, ya han admitido su derrota: pues muestran con su acción que la suya es una fidelidad dogmática a una posición establecida"".

Los dos libros de Strauss que presenta Amorrortu traen, cada uno, una precisa y oportuna introducción de Thomas Pangle, encargado de editar las conferencias v clases de origen heterogéneo reunidas en El renacimiento del racionalismo politico clásico; y de dar coherencia —no sin confesa perplejidad— a los Estudios de filosofía política platónica.

 El principal motivo de perplejidad obedece a que solo dos de los quince ensayos del libro están dedicados a los diálogos del filósofo de Atenas (en uno toma el Critón y la Apología de Sócrates; en otro, el Eutidemo). Los demás capítulos se ocupan de Tucídides, Jenofonte, el concepto de ley natural (""esa hija adoptiva del platonismo"", la llama Pangle), Maimónides, Nietzsche, Maquiavelo, algunos pensadores políticos contemporáneos y, sobrevolando todo, el tema omnipresente en Strauss: la relación de la filosofía a la vez con la polis y con lo religioso, la palabra revelada. Strauss estaba trabajando en este libro al morir y él eligió ese título. Pero ¿por qué lo llamó así? En el prefacio, se nos dice que Strauss ""no vivió para llegar a escribir el artículo que proyectaba sobre el Gorgias de Platón"". 

Una lástima. No sólo porque Strauss —alejado por igual de la simplificación de los manuales y de la exacerbación filológica que suele borrar el horizonte verdaderamente problemático de los textos antiguos— siempre ilumina la perdurabilidad de un argumento, de una discusión, de una singular manipulación de los géneros literarios con fines especulativos.

 Es una lástima no contar con la lectura straussiana del Gorgias, sobre todo porque en ese complejo y fascinante diálogo —donde el siempre prudente Sócrates no logra persuadir a los demás de que la justicia no puede ser sin más el poder del más fuerte— Platón reivindica el ""intelectualismo"" de su maestro pero, acaso por primera vez, se arriesga más allá hacia una zona en la cual las dificultades ya no pueden ser resueltas por la argumentación racional.

Strauss, que siempre tiende a poner de relieve el racionalismo platónico antes que la aguda desconfianza de Platón sobre el poder y alcance de la razón —algo evidente en su análisis de La República—, quizás hallara en el Gorgias signos de esa desconfianza. 

Suficientes signos como para incluir en la misma denominación de platónicos a los más geniales pensadores políticos de la historia. Suficientes signos para creer que Atenas, y no sólo Jerusalén, iluminó la certeza de que la razón, fiel guía, también engendra monstruos."





«Atenas y Jerusalén», El conflicto entre la razón y la fe: CAYETANO ACUÑA - WACHSAM.

 «Atenas y Jerusalén», 
el conflicto entre la razón y la fe

Comparto este tema sobre la verdad biblica y la verdad helénica.



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En una obra de gran calado, el pensador ruso de raigambre existencialista Lev Shestov se pregunta y estudia si es posible conciliar la verdad bíblica revelada con la verdad helénica

IGNACIO SÁNCHEZ CÁMARA

Actualizado:21/05/2019 01:11h


Para algunos grandes pensadores, entre ellos el ruso Lev Shestov (Kiev, 1866-París, 1938), la metafísica es trágica. Y ella encierra la tragedia de Europa, que no consiste sino en una doble fidelidad a dos ideales irrenunciables e incompatibles: Atenas, o la razón, y Jerusalén, o la fe. Tertuliano se preguntó: ¿Qué tienen en común Atenas y Jerusalén?

Esto acaso explique la existencia de dos grandes tradiciones filosóficas. De un lado, Aristóteles, Tomás de Aquino, René Descartes, Baruch Spinoza, Hegel. Del otro, Platón, Plotino, Duns Scoto, Blaise Pascal, Soren Kierkegaard, y Friedrich Nietzsche. En esta segunda se inscribe Shestov. Influyó mucho en Miguel de Unamuno (también en Berdiaev, Heidegger, Buber, Camus, Cioran, entre otros), y José Ortega y Gasset lo conoció en París a través de Hermann von Keyserling.

En su libro «Las revelaciones de la muerte» escribió: «La razón mata el misterio, mata la verdad». Luego el misterio, y no la razón, es la verdad. Dios está más allá de la razón, no se somete a ella.

El don más valioso

El pensamiento profundo nace de la desesperación. La condición humana es esencialmente trágica pues consiste en una lucha incesante entre Atenas y Jerusalén, la cabeza y el corazón, la razón y la fe. La sabiduría sería el pensamiento de lo imposible. «Si Dios existe, todo es posible. Dios es la posibilidad de lo imposible» (Kierkegaard). «El hombre se acuerda de Dios cuando desea lo imposible. Para lo posible recurre a los hombres».

El cristianismo absorbe en unidad trascendente la metafísica griega y la religión de Israel

El objeto del libro es poner a prueba la pretensión de verdad de la razón humana. Y la razón no pasa la prueba. El árbol del conocimiento no es el árbol de la vida. En la primera parte concluye que los grandes filósofos, en la búsqueda del conocimiento, han perdido el don más valioso del Creador: la libertad. La segunda revela el indisoluble vínculo entre el conocimiento y el horror de la existencia. La tercera narra los malogrados intentos de la Edad Media de conciliar la verdad bíblica revelada con la verdad helénica. La cuarta parte analiza cómo las verdades de la razón nos constriñen, pero no siempre nos persuaden.

El combate de Europa

La filosofía es una gran lucha. En términos de Pascal, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob no es el Dios de los filósofos.

Para encontrar a Dios es necesario romper con el sortilegio de la razón. La fe, no la razón, irradia las últimas verdades. Las raíces del ser residen en lo que permanece oculto, en el «Deus absconditus».

¿Por qué habría de ser la verdad más asunto de la razón que de la fe? ¿Solo es verdad lo que el hombre puede alcanzar por sí mismo? ¿Y por qué no lo que puede #creer o querer? Y, sin embargo, el poderío de Sócrates es inmortal. No es posible destruir a Sócrates mediante la razón, precisamente porque él es la razón. Atenas vence. Pero Jerusalén se venga. Y la lucha no termina. Y ese combate es Europa. Juan Scoto Erígena expresó lo que acaso es la cima del intelectualismo: nadie se salva sino por la filosofía. Pero los verdaderos sabios no son esclavos de la razón, no se someten a ella, no le piden permiso.

En términos de Pascal, el Dios de Abraham y de Isaac no es el de los filósofos

«Atenas y Jerusalén» (1937) es un libro profundo, inmensamente profundo. El siglo XX produjo algunos libros filosóficos mejores, pocos, pero casi ninguno más hondo. Martin Buber afirmó que la filosofía de Shestov empieza donde termina la de Heidegger. En el fondo, bien podría ser entendido este libro genial como una exégesis de una afirmación de san Pablo en la Carta a los romanos (14, 23): «Todo lo que no procede de la fe es pecado». Su subtítulo es Ensayo de filosofía religiosa.

Sin embargo, cabe preguntarse: ¿son razón y fe absolutamente incompatibles? ¿No puede existir un armisticio entre Atenas y Jerusalén? ¿No lo ha habido de hecho? Si hay una filosofía religiosa, ¿no podrá haber acaso una religión filosófica, una religión del logos? ¿No puede haber una fe que comprende y una razón que cree? ¿Hacen las Escrituras innecesaria la filosofía?

Es posible la paz

Leo Strauss comparte la visión de Lev Shestov de la incompatibilidad entre las dos tradiciones. Pero no olvidemos que ambos son judíos. Quizás se trate más de un problema judío que de uno religioso en general, o del cristianismo en particular. Al comienzo de su ensayo Naturaleza. Historia. Dios señala Xavier Zubiri: «La metafísica griega, el derecho romano y la religión de Israel (dejando de lado su origen y destino divinos) son los tres productos más gigantescos del espíritu humano. El haberlos absorbido en una unidad radical y trascendente constituye una de las manifestaciones históricas más espléndidas de las posibilidades internas del cristianismo».

Puede que aquí resida la respuesta: el cristianismo ha absorbido en una unidad radical y trascendente la metafísica griega y la religión de Israel. Es posible la paz entre Atenas y Jerusalén.




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«Atenas y Jerusalén». Lev Shestov

Ensayo. Trad.: A. A. González. Hermida, 2019. 534 páginas. 

https://www.abc.es/cultura/cultural/abci-atenas-y-jerusalen-conflicto-entre-razon-y-201905210111_noticia.html

ATENAS Y JERUSALEN

Hace apenas un par de años apareció en España, publicada por Trotta, una colección de ensayos de Jürgen Habermas sobre «Religión, teología y racionalidad». La disyuntiva que se ofrecía en el título –Israel o Atenas– hacía alusión a la obra del teólogo judío Johan Baptist Metz. Él ha sido quien, en nuestros días, ha tratado de aproximar la fe anamnética o memorística del pueblo de Israel al logos científico de la filosofía griega y al de la Ilustración. 

Ni en el ensayo que da título a esa colección ni en ninguno de los otros de ese volumen, sin embargo, se hace referencia al «Jerusalem and Athens» (1967) de Leo Strauss: un breve comentario en el que, a diferencia de la obra de Metz, racionalidad griega y relato bíblico se mantienen como agua y aceite en una vasija común -en este caso, la cultura occidental-. Que Habermas tampoco haya mencionado en sus ensayos el análisis pionero y más original, probablemente, de cuantos en el siglo xx han abordado las relaciones entre la fe bíblica y la mente especulativa es, sin embargo, menos curioso, que el no haberlo hecho tampoco el filósofo político Leo Strauss.

Atenas y Jerusalén, publicada en 1937 simultáneamente en francés y en alemán, es la última obra del filósofo judío ruso Lev Shestov (1866-1938), y la que se considera el compendio de su pensamiento. Si en sus primeros libros –Dostoyevski y Nietzsche (1903), Comienzos y finales (1908), Grandes vigilias (1911)- Shestov se ocupó del pensamiento de creadores literarios como Shakespeare, Chéjov, Tolstói y, por encima de todos, de Dostoyevski, la crítica de la razón científica desde un punto de vista existencial y, sobre todo, religioso fue ocupando un lugar cada vez mayor en los títulos que dio a la imprenta después de la Revolución rusa. 

A Plotino, por ejemplo, como a San Agustín, Spinoza, Lutero y Pascal dedicó varios de los ensayos aparecidos en Potestas Clavium (1923) o en Las investigaciones de Job (1929). Fue Martin Heidegger quien aconsejó a Shestov abordar la obra de Kierkegaard, que hasta entonces le era prácticamente desconocida; y en el escritor danés encontró, en efecto, Shestov una vocación intelectual y existencial similar a la suya. 

De ello dejó constancia en su siguiente trabajo importante: Kierkegaard y la filosofía existencial (1936). Completado así el ciclo de sus investigaciones históricas, Shestov quedó libre para abordar de forma sistemática su pensamiento en la obra de 1937, cuyo prólogo ofrecemos a continuación, traducido por primera vez al castellano. (R. LL.)

https://www.nuevarevista.net/atenas-y-jerusalen/


LIBRO DE LA SABIDURÍA: SALOMÓN: CAYETANO ACUÑA - WACHSAM

Comparto información biblica: 

Este compartir tiene proposito académico y busca proporcionar información amplia a nuestros lectores.


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LIBRO DE LA SABIDURÍA



El Libro de la Sabiduría, o Sabiduría de Salomón, es un libro bíblico del Antiguo Testamento. No está incluido en el Tanaj judío hebreo-arameo,1​ pero distintas facciones y expresiones del Cristianismo Histórico lo incluyen en sus Biblias entre los llamados deuterocanónicos, en tanto que los grupos protestantes,2​ y otros grupos cristianos3​ lo excluyen de sus Biblias, así como a los otros deuterocanónicos, a los cuales consideraron como "apócrifos". En las Biblias católicas aparece después del Cantar de los Cantares, y antes del Eclesiástico, dentro de la sección de los llamados "Libros Sapienciales".4

Datos Generales

Autor

Debido a una antigua tradición piadosa, durante muchos siglos, el llamado Cantar de los Cantares, así como los Libros de los Proverbios, del Eclesiastés, de la Sabiduría, y otros Libros de Salmos y de Odas, fueron atribuidos a la autoría de Salomón, personaje a quien cita la Biblia como hijo y sucesor del rey David,5​ dotado de una gran sabiduría,6​ así como de una gran habilidad para las relaciones diplomáticas,7​ constructor del primer gran templo de Yahveh en Jerusalén,8​ y también como uno de los reyes de todas las tribus israelitas.9​ 

En el caso de todas estas obras, algunos estudiosos bíblicos[cita requerida] de tendencia protestante alegan que es un artificio literario, destinado a exaltar, por una parte, la gran inteligencia legendaria del mencionado rey, y, por otra, a tratar de aumentar la autoridad de los escritos, al atribuirlos a un autor conocido, ilustre en razón de su realeza, y, por añadidura, notable y destacado en el campo del conocimiento. Sin embargo, los Padres de la Iglesia lo citaban, tal es el caso de San Epifanio.10

El autor de este libro ha sido un convencido israelita piadoso, profundo conocedor de los textos sagrados, la historia y las costumbres propios de su pueblo.11​ Reproduce de forma muy fiel y minuciosa los usos y costumbres propios de la liturgia de los cultos paganos de la cultura egipcia, a los cuales reprueba y considera no actos religiosos, sino tan sólo prácticas idolátricas supersticiosas.12

Está versado en la cultura alejandrina, y parece ser, por consiguiente, un israelita de la Diáspora, avecindado o residente en Alejandría.11​ Y, como tal, escribe en una lengua griega muy fluida, provista de cierto grado de elegancia.13

Fecha de composición

De lo anterior se desprende que, si el autor era alejandrino, la fecha del manuscrito no puede remontarse a ninguna fecha anterior a la fundación de la ciudad por el conquistador Alejandro Magno, en 330 a. C. Desde allí en adelante, la fecha exacta permanece sumida en el misterio, y no hay evidencia de que haya existido algún original hebreo o arameo que pudiese brindarnos mayores precisiones, sino tan solamente el texto griego.

Los estudiosos han determinado que el libro fue escrito en pleno período helenístico, principalmente por la armonía que el autor evidencia entre la espiritualidad judía y la mentalidad griega. Aunque el autor del Libro de la Sabiduría da muestras fehacientes de no haber asimilado de manera alguna profunda o substancial algún tipo de doctrina filosófica griega, sí se lo observa, en cambio, utilizar en numerosas ocasiones términos habituales entre los estoicos y platónicos.

El autor de este libro utilizó como fuentes para sus convicciones los textos de la Biblia griega de los LXX. Y, si bien no lo afirma de una manera expresa, parece sugerir en algunos pasajes que los alejandrinos se encontraban —en el momento en que él escribe— llevando a cabo alguna forma de campaña de discriminación contra los israelitas. De forma tal que no sugiere una acción de genocidio, o de limpieza étnica, sino más bien algunas expresiones sutiles de animadversión o de desprecio, que pudieron haber estado en boga durante aquellos tiempos.

Problemas de este tipo en la Alejandría helénica, realmente comenzaron durante el reinado de Tolomeo VIII. Y algunos historiadores manifiestan que pudieron haberse prolongado hasta los reinados de Tolomeo XII, o de Cleopatra VII. Si aceptamos esto, el libro fue compuesto en algún momento de los 140 años que van del año 170 a. C. al año 30 a. C. Exégetas católicos calculan que el período más probable para fechar el Libro de la Sabiduría se extiende entre los años 80 y 50 a. C.

Sabiduría fue añadido al Antiguo Testamento por las comunidades de israelitas piadosos de Alejandría, llegando, de esta forma, a convertirse en el más reciente y último de los libros canónicos de la Biblia Septuaginta, misma que representa la base y fundamento para el Antiguo Testamento de las Biblias usadas por la inmensa mayoría de las Iglesias Cristianas Históricas.

Canonicidad

Melitón de Sardes14​ en el siglo II d.C., san Agustín (397 d. C.)15​ y el papa Inocencio I (405 d. C.)16​ consideraron que la sabiduría de Salomón formaba parte del Antiguo Testamento. Atanasio escribe que el Libro de la Sabiduría junto con otros tres libros deuterocanónicos, aunque no forman parte del Canon, "fueron designados por los Padres para ser leídos".17​ 

Epifanio de Salamina (c 385 d. C) menciona que la Sabiduría de Salomón era de disputa canónica.18​ Según el monje Rufino de Aquilea (400 d. C.), el Libro de la Sabiduría no era llamado libro canónico sino eclesiástico.19

El Libro de la Sabiduría fue catalogado como canónico por el Concilio de Roma (382),20​ el Sínodo de Hipona (393), el Concilio de Cartago (397) y el Concilio de Cartago (419),2122​ el Concilio de Florencia (en 1442)23​ y el Concilio de Trento (en 1546).24

Forma parte integrante del canon de la Iglesia católica y también de la Iglesia ortodoxa.

Al no existir algún original hebreo o arameo conocido de este libro, y por el hecho mismo de hallarse solamente en la Septuaginta, los judíos rabínicos, así como los grupos protestantes,2​ y otros grupos cristianos con ideas diferentes de los antes citados,3​ por defecto dieron en dar por "apócrifo" éste, así como los otros deuterocanónicos, aunque algunas de ellas lo ven como lectura provechosa, y algunas importantes biblias protestantes, tales como la Biblia de Lutero, la Biblia de Jacobo VI de Escocia y I de Inglaterra (la famosa King James Version), de 1611, así como las Biblias de Casiodoro de Reina, de 1569, y de Cipriano de Valera, de 1602, recientemente reeditadas bajo el título de 'La Biblia del Siglo de Oro', incluyen este libro, así como los otros deuterocanónicos.

Contenido

La estructura se puede dividir en tres secciones: 25

  1. Libro de escatología
    • exhortación a la justicia
    • habla de los impíos, contrastes de los impíos y los justos
    • exhortación a la sabiduría
  2. Libro de Sabiduría
    • El discurso de Salomón sobre sabiduría, riqueza, poder y oración
  3. Libro de historia
    • introducción, seguida de dípticos de plagas
    • digresión sobre el poder y la misericordia de Dios
    • digresión sobre la adoración falsa y otras plagas
    • recapitulación y doxología final

El libro se dirige a los hermanos de raza de su autor, judíos e israelitas avecindados en Alejandría, para alertarlos de la devastación y la ruina moral a los que se verían reducidos en caso de dejarse seducir por los cultos paganos, o por el ateísmo o la falta de piedad hacia el Dios de sus padres. El objetivo último de Sabiduría es, pues, llevar a los compatriotas del redactor de nuevo al redil de la verdadera religión.

En tiempos alejandrinos, los judíos e israelitas piadosos solían enfrentarse, de manera continua, a la gran seducción del paganismo griego, y de su relajada conducta moral, su estilo de vida hedonista, y sus maneras amplias y libres de pensar. El autor del libro considera aberrante todo esto sin ambages, y constantemente lanza mordaces invectivas contra los griegos y su forma de vida. Trata de crear polémica y de convertir prosélitos para su causa, sin desdeñar siquiera a los griegos que quieran convertirse. Si puede conseguir simpatizantes entre los impíos y convertirlos al culto de Yahvéh, Dios de los israelitas, pues considerará que su tarea se cumple de esta forma.

El Libro de Sabiduría es único en el Antiguo Testamento por la profundidad y amplitud de su exposición doctrinal: puede considerárselo un libro pleno de esperanza y de fe, así como el epítome, culmen y conclusión de todo el pensamiento religioso israelita justamente anterior a Jesucristo.

Destino del ser humano

Sabiduría es simple y directo a este respecto. A la pregunta de cuál es el sentido de la vida responde: buscar la obra y la voluntad de Dios en las cosas terrenas. Esto es: alcanzar el conocimiento de Dios, rendirle culto y ofrecerle los servicios adecuados. Quien cumple todo esto no es otra cosa que un hombre justo, hijo, amigo y amante de la divinidad, mientras que quien se aparta de la doctrina es pecador e impío y se encamina a la perdición. El justo, por el contrario, es incorruptible e inmortal (Sab. 2:23).

Este libro perfecciona, en cierto modo, la doctrina de Daniel y II Macabeos. En ellos Dios esbozaba por primera vez la promesa de premios y castigos en la vida ultraterrena, primera concepción intelectual del más allá que antes no existía para la mentalidad judía. Esta prefiguración de la eternidad cristiana se encuentra descrita en Sb 3, 1-6.



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Bibliografía

Notas

  1.  La Biblia Judía. Tanakh: Las Santas Escrituras -- Nueva traducción de la JPS conforme al texto tradicional hebreo, editado por la Jewish Publication Society (Nov 1, 1985). Ver también el artículo Tanaj.
  2. ↑ Saltar a:a b La expresión protestantes incluye a las iglesias protestantes históricas, angloepiscopalianasevangélicas, sabáticas bautistas y adventistaspentecostalesneopentecostales, etc.
  3. ↑ Saltar a:a b Citamos, como ejemplos, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (comúnmente llamada la Iglesia “de Mormón”, o la Iglesia “Mormona”), o la Federación de Familias por la Paz y la Unificación Mundial (comúnmente llamada la Iglesia de la Unificación, o la Iglesia “de Moon”), o el grupo religioso La Familia (comúnmente llamado los “Niños de Dios”), así como la Sociedad Bíblica y Tratadística de la Torre Vigía (comúnmente llamada “Testigos de Jehová”).
  4.  Este orden se sigue en la Biblia Vulgata Latina, así como la Biblia Sinodal Rusa y en muchas de las Biblias, versiones y ediciones católicas actuales. También aparece en la Biblia protestante Biblia del Oso, de Casiodoro de Reina, de 1569, así como en la revisión realizada por Cipriano de Valera en 1602, pero fue suprimido, junto con el resto de deuterocanónicos, en las sucesivas ediciones y revisiones. (Cfr.)
  5.  (Cfr. I Reyes 2:12.)
  6.  (Cfr. I Reyes 4:29-34.)
  7.  (Cfr. I Reyes 10:1-10.)
  8.  (Cfr. I Reyes 8:20.)
  9.  (Cfr. I Reyes 11:42.)
  10.  Pierre Joseph Tricalet (1791). BIBLIOTECA PORTATIL DE LOS PADRES, Y DOCTORES DE LA IGLESIA.. p. 53. «Respecto del libro de la sabiduría de Salomón y el Eclesiástico, dice que no acostumbraban los Hebreos a ponerlos en la clase de los libros sagrados, por no haber sido puestos en él Aaron, esto es, en el Arca del Testamento. No obstante, San Epifanio reconoce estos dos libros por muy útiles, y se vale muchas veces de su autoridad. Cita el libro de Esthér y el de Job».
  11. ↑ Saltar a:a b Escuela Bíblica de Jerusalén, Biblia de Jerusalén, Introducción al Libro de la Sabiduría.
  12.  (Cfr. Sabiduría 13:10-19, 14:1.31.)
  13.  (Cfr. el texto griego del Antiguo Testamento, comúnmente llamado Biblia de los LXX.)
  14.  Eusebius. Church History (Book IV). Newadvent.org. Consultado el 10 de julio de 2010.
  15.  of Hippo, Augustine. On Christian Doctrine Book II Chapter 8:2. newadvent. Consultado el 12 de octubre de 2016.
  16.  Letter from Innocent I to Exsuperius, bishop of Toulouse..
  17.  Athanasius of Alexandria, Excerpt from Letter 39
  18.  Williams, translated by Frank (1987). The Panarion of Epiphanius of Salamis 8:6:1-4 (2. impression. edición). Leiden: E.J. Brill. ISBN 9004079262. Archivado desde el original el 6 de septiembre de 2015. Consultado el 11 de octubre de 2016.
  19.  of Aquileia, Rufinus. Commentary on the Apostles' Creed #38. newadvent. Consultado el 12 de octubre de 2016.
  20.  Decretum Galasianum
  21.  Council of Carthage (in 419) Canon 24
  22.  B. F. Westcott, A General Survey of the History of the Canon of the New Testament (5th ed. Edinburgh, 1881), pp. 440, 541-2.
  23.  Session 11—4 February 1442
  24.  Session IV Celebrated on the eighth day of April, 1546 under Pope Paul III
  25.  Grabbe, 2004, p. 22-23.

Bibliografía

  • CAZELLES, HENRY (1981). Introducción crítica al Antiguo Testamento. Barcelona: Herder. ISBN 84-254-1085-1.
  • DE JERUSALÉN, ESCUELA BÍBLICA (1975). Biblia de Jerusalén. Bilbao: Desclée de Brouwer. ISBN 84-330-0022-5.

Enlaces externos


https://es.wikipedia.org/wiki/Libro_de_la_Sabidur%C3%ADa_de_Salom%C3%B3n


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