miércoles, 8 de agosto de 2018

Geopolítica de Ucrania ¡

Geopolítica de Ucrania ¡



Contrariamente a la narrativa popular del "retorno", las esferas de influencia que han desestabilizado a Ucrania no son un retroceso al siglo XIX. Ellos son algo nuevo. Lo que los hace nuevos se explica aquí en una historia de un experimento fallido para escapar de la geopolítica en una región situada entre las fronteras de una Unión Europea ampliada (UE) y Rusia. Este proyecto creó una "zona gris" de superposición de autoridad, jurisdicción y lealtad de la cual surgieron nuevas esferas de influencia.

La situación geopolítica de Ucrania debía incluirse en esta "zona gris". La lógica de esta nueva narrativa de la crisis de Ucrania se resuelve con referencia a la literatura sobre el neomedievalismo, una teoría política que desarrolla una crítica de proyectos supranacionales como la integración europea.

https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/14650045.2017.1417848?src=recsys

Influencia competitiva de Ucrania:
https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/1060586X.2018.1425083?src=recsys

Un análisis geopolítico sobre la situación en Ucrania



Publicado: Domingo, 02 Marzo 2014 18:31 | Por: Esteban Vidal | 

En noviembre de 2004 se produjo la revolución naranja en Ucrania que, por medio de una serie de huelgas, manifestaciones, acampadas, etc., provocaron la caída del gobierno de aquel entonces y la formación de uno nuevo afín a los intereses occidentales. Dicha revolución se inscribió en un contexto de agitación  a principios del s. XXI en los países de la órbita ex-soviética: revoluciones en Georgia, Kirguistán, intentos en Bielorrusia, Moldavia, etc. En la misma época, pero en lugares como Yugoslavia o el Líbano, también se produjeron procesos similares con la formación de gobiernos próximos a los intereses de EE.UU. y de la UE, además de intentos desestabilizadores que no tuvieron éxito en países como Irán o Birmania.

La mayor parte de estas iniciativas desestabilizadoras obedecen a las presiones que la propia estructura de poder internacional ejerce sobre los países. En todos o casi todos los casos ha sido decisiva la colaboración y apoyo prestado por el Departamento de Estado de los EE.UU. a las fuerzas opositoras para la subversión del orden establecido en dichos países, lo que forma parte de una táctica puesta en práctica tras el fin de la guerra fría que consiste en la manipulación ideológica e informativa de sectores descontentos de la población. Con la proyección mediática que alcanzan este tipo de protestas a nivel internacional se crea una opinión pública favorable a las presiones exteriores, y de esta manera se facilita el derrocamiento del gobierno. Así es como determinadas potencias no sólo cometen injerencias sino que violan la soberanía de otros Estados para reconducirlos políticamente según sus intereses.[1]

La maniobra subversiva puesta en marcha en Ucrania durante este año 2014 responde a un patrón muy similar al de los procesos antes señalados, y especialmente a los que tuvieron lugar 10 años antes en este mismo país pero con la particularidad de que en esta ocasión se ha desatado una mayor violencia que en aquel entonces. Asimismo, es importante destacar que todos estos procesos tuvieron como referente intelectual en su ejecución la obra de Gene Sharp, de amplia difusión en el seno del propio Departamento de Estado y en la oposición apoyada por los propios EE.UU.,[2] que ha servido como manual para dar golpes de Estado “suaves” contra gobiernos no alineados con Occidente.[3]


Por otro lado es necesario señalar que Ucrania es motivo de disputa entre Occidente y Rusia por el lugar en el que se encuentra, y más específicamente por la posición geográfica que EE.UU. ocupa en el mundo al proveerle de una imagen geopolítica en base a la que articula su política exterior, lo que convierte el territorio que abarca Ucrania en un espacio de vital importancia estratégica para esta potencia.

Así pues, es necesario clarificar esa visión geopolítica que EE.UU. tiene del mundo para comprender el papel que Ucrania juega en su política exterior. En lo que a esto respecta los EE.UU. son deudores del pensamiento e ideas del geopolítico y geógrafo británico Halford J. Mackinder, quien en su conferencia pronunciada ante la Real Sociedad Geográfica de Londres el 25 de enero de 1904, y titulada El pivote geográfico de la historia, describe el heartland de la gran isla mundial euroasiática, la zona comprendida entre el Volga y el Yangtsé y entre el Himalaya y el Ártico, como un espacio estratégicamente ubicado debido a su inaccesibilidad desde el mar, a la imposibilidad de invadirlo completamente y a sus ingentes recursos continentales cuyo control significaría el dominio mundial.

[4] Todo esto le llevaría a afirmar ya en 1919 que “quien gobierne Europa del Este dominará el heartland; quien gobierne el heartland dominará la Isla-Mundial; quien gobierne la Isla-Mundial dominará el mundo”,[5] lo que pone de manifiesto la importancia geopolítica y estratégica de los países que se encuentran entre el Mar Báltico y el Mar Negro como es el caso de Ucrania, y consecuentemente la necesidad de impedir cualquier unidad política del continente euroasiático.

La política exterior de los EE.UU. es deudora de los planteamientos de Mackinder en la medida en que la obra de Nicholas Spykman, quien asumió y desarrolló de forma crítica las ideas fundamentales del pensamiento geopolítico del geógrafo británico, constituye su piedra angular.[6] De este modo, y a diferencia de Mackinder, para Spykman el poder mundial no depende de quien controle de forma directa el heartland sino de quien sea capaz de cercarlo. Esto es lo que dio origen a la política de contención de Rusia dentro del heartland a través del rimland, o anillo de tierras que bordea el heartland.[7] Por esta razón durante la guerra fría Europa occidental fue concebida como una cabeza de puente para la contención de la potencia euroasiática soviética, al igual que Turquía, Irán, Corea, Japón, Taiwán, etc., desempeñaron esta misma función estratégica. Con el fin de la guerra fría y el desmoronamiento de la URSS la cabeza de puente occidental aumentó hacia el Este en la misma proporción que las fronteras rusas retrocedían. De esta manera la península europea sirvió no sólo para cercar a Rusia dentro del heartland sino para contenerla y aislarla del resto de Europa, pero sobre todo como trampolín desde el que tener acceso a Asia central. Por esta razón Ucrania cobra una importancia crucial en el contexto de esta estrategia de contención dado que se ubica en una región limítrofe con el heartland y en una posición dominante sobre el Mar Negro.

Pero más recientemente Zbigniew Brzezinski fue quien puso de relieve la importancia de Ucrania para la política internacional estadounidense de cara a impedir un renacer imperial de Rusia.[8] El control de Ucrania significa al mismo tiempo el control sobre más de 50 millones de habitantes, de importantes recursos y del acceso al Mar Negro. Por este motivo Ucrania es concebida por Brzezinski como un pivote geopolítico de Occidente para la proyección de su influencia sobre Asia Central. De aquí se deriva el especial interés de Occidente en apoyar un Estado ucraniano independiente y autónomo respecto a la influencia de su vecino ruso, y por ello partidarios de una identidad claramente diferenciada que en la práctica ha servido para alentar el enfrentamiento étnico y el sentimiento antirruso.

El apoyo externo a la preservación de la integridad territorial e independencia de Ucrania tiene una intencionalidad geopolítica muy clara, y no es otra que la de mantener a Rusia distanciada de Europa y convertirla en una entidad más “asiática”. Unido a lo anterior hay que añadir que Rusia históricamente ha ejercido un control sobre el Mar Negro gracias a su base naval ubicada en la península de Crimea, y más concretamente en Sebastopol. Durante el proceso de desintegración de la URSS la pérdida de Ucrania fue la más problemática para Rusia, pues la aparición de un Estado independiente en esta región significó un varapalo geopolítico que supuso un retroceso drástico de sus fronteras occidentales, sin olvidar el estado de confusión que ello acarreó tanto a la hora de reformular su política exterior como para definir la naturaleza de su identidad política y étnica.

Por otra parte la importancia de Ucrania viene dada también por ser una zona de tránsito de gasoductos y oleoductos que se distribuyen por toda Europa. Esto, a su vez, está vinculado a la aspiración alemana encarnada por Mitteleuropa, que no sería otra cosa que el proyecto político para la consecución de la hegemonía alemana en el continente europeo. Esta tendencia se ha manifestado históricamente en un sentido de agresión y colonización del Este de Europa, y particularmente de Ucrania,  que expresa las ambiciones imperialistas alemanas que a día de hoy han quedado subsumidas en  la extensión de la UE, la OTAN y la hegemonía mundial de los EE.UU.

Una vez explicados los condicionantes históricos, geoestratégicos y geopolíticos que caracterizan a Ucrania se hace más comprensible que después de que el gobierno ucraniano de Yanukovich rechazara firmar un acuerdo comercial con la UE se iniciara el proceso desestabilizador, lo que finalmente ha tenido como consecuencia la formación de un nuevo gobierno compuesto por miembros de la oposición que, en su mayoría, son favorables al ingreso de Ucrania en la UE y en la OTAN. A lo anterior se suma la circunstancia de que Ucrania se encuentra fuertemente endeudada, y que ello ha desencadenado una serie de reformas económicas que han repercutido negativamente en la población y generado un elevado grado de descontento. Esto explica que un contexto social y económico marcado por el empobrecimiento y una conflictividad latente haya sido aprovechado para detonar un proceso político desestabilizador. Después del derrocamiento del gobierno anterior y con un ejecutivo prooccidental es cuando el FMI se ofrece a Ucrania para prestarle 35.000 millones de dólares que necesita para pagar sus deudas.

Nos encontramos ante una Ucrania dividida que no deja de ser el reflejo de la lucha de poder entre las potencias occidentales y Rusia, lo que posiblemente lleve a una división del país o, en el peor de los casos, a una guerra civil entre el Oeste y el Este. Por el momento el nacionalismo, tanto antirruso como ruso, está siendo azuzado por los políticos locales organizados en grupos de poder apoyados tanto por Rusia como por Occidente, lo que puede desencadenar finalmente una ola de violencia incontrolada que signifique una fractura geográfica y política del país. A la vista están las protestas que se desarrollan en la península de Crimea, compuesta mayoritariamente por población rusa, así como todas aquellas manifestaciones que han tenido lugar en Kiev y en regiones occidentales del país. Pero más aún, la intervención militar de Rusia es un hecho desde el momento en el que ha desplegado sus tropas terrestres sobre Crimea, y ha tomado el control de lugares estratégicos como inmediaciones del parlamento local, aeropuerto, etc., al mismo tiempo que moviliza 150.000 soldados en su frontera con Ucrania,  incrementa las patrullas aéreas en la zona, y Putin solicita autorización de la Duma rusa para intervenir militarmente en Ucrania.

Ucrania es económicamente dependiente de Rusia, su principal socio comercial y sostenedor financiero. Al mismo tiempo la mayor parte de las industrias y recursos naturales del país se concentran en las regiones próximas a Rusia que, a su vez, están pobladas mayoritariamente por rusos. En caso de que la situación en el país camine hacia una mayor agitación no sería descabellado pensar que Rusia pudiera tomar alguna iniciativa similar a la que puso en práctica con Georgia, y proceda a la ocupación de todo el Este de Ucrania. Una situación para la que los países occidentales, ni tan siquiera la OTAN, están preparados y para la que no tienen planes de actuación de ningún tipo.

Asimismo, y gracias a la masiva desinformación llevada a cabo por la propaganda tanto dentro como sobre todo fuera de Ucrania, las potencias occidentales han logrado violentar la soberanía y legalidad de un país para poner a su cabeza a un gobierno marioneta como el de Yanukovich lo era para Rusia. 

Todo ello viene a demostrar una vez más que Ucrania parece destinada a ser el campo de batalla geopolítico de las potencias occidentales y de Rusia, en el que la población será carne de cañón para, por medio del nacionalismo, servir a los intereses de estos bloques de poder internacional. Nada parece prever por ahora un despertar verdaderamente revolucionario que ponga fin a la opresión que hoy padecen los ucranianos, sino que por el contrario parecen cobrar vida propia todos los fantasmas que en el pasado, bajo formas no muy diferentes, dejaron un sangriento legado de muerte, tragedia y destrucción.

Esteban Vidal
[1] Vidal, Esteban, Hacia una Nueva Edad Media Global. Maquiavelo y maquiavelismo en la Globalización, Novum Publishing, Unión Europea, 2011, pp. 46-49
[2] Sharp, Gene, De la dictadura a la democracia. Un sistema conceptual para la liberación, Institución Albert Einstein, Boston, 2003
[3] Resulta bastante esclarecedor el visionado del documental Estados Unidos: a la conquista del Este producido por Canal + y Télé-Québec donde se puede comprobar el dirigismo ejercido por los EE.UU. sobre los líderes de las revoluciones de color, y consecuentemente el intervencionismo de esta potencia en los asuntos internos de otros países, y especialmente la importancia que, a modo de hoja de ruta, ha tenido la obra de Gene Sharp para llevar a cabo estas revoluciones.  Consultado el 26 de febrero de 2014
[4] Esta conferencia fue reproducida en Atencio, Jorge E., Qué es la geopolítica, Pleamar, Buenos Aires, 1982, pp. 367 y siguientes
[5] Mackinder, Halford J., Democratic Ideals and Reality, National Defense University Press, Washington DC, 1996, p. 106
[6] A la que habría que unir la considerable influencia ejercida por la obra de Mahan. Caben destacar los siguientes volúmenes: Mahan, Alfred T., El interés de Estados Unidos de América en el poderío marítimo. Presente y futuro, Unibiblos, Bogotá, 2000. Mahan, Alfred T., Influencia del poder naval en la historia, Ministerio de Defensa, Madrid, 2007
[7] Spykman, Nicholas J., Estados Unidos frente al mundo, Fondo de Cultura Económica, México, 1944
[8] Brzezinski, Zbigniew, El gran tablero mundial. La supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratéticos, Paidós, Barcelona, 2003

https://www.portaloaca.com/articulos/politica/8634-un-analisis-geopolitico-sobre-la-situacion-en-ucrania.html

La dimensión geopolítica de la crisis de Ucrania




Aunque se nos presenta en los medios como un asunto de escala europea, o incluso un conflicto puramente nacional, lo cierto es que la crisis de Ucrania tiene importancia global. En este artículo vamos a quitar zoom para adquirir una óptica mundial, analizando cómo pueden verse afectadas las relaciones internacionales a raíz del problema ucraniano.

Basándonos en las tesis del profesor Wallerstein, el conflicto de Ucrania no es sino la punta de un gran iceberg donde se esconden los intereses de Rusia, Europa y Estados Unidos. Por distintas declaraciones que han hecho altos funcionarios de la administración estadounidense, Wallerstein asegura que lo que preocupa a Estados Unidos no es que Rusia se haga con el control del territorio ucraniano, sino algo mucho peor (para Estados Unidos): que pueda prosperar una alianza entre Alemania, Francia y Rusia.

Lo que para muchos suena como una idea descabellada realmente tiene mucho sentido, al menos si se analiza desde una visión geopolítica. Rusia, Francia y Alemania tienen intereses geopolíticos comunes, más aún en la situación global actual, en la que todo hace indicar que los polos de poder se están moviendo hacia el área Asia-Pacífico. El cambio de una centralidad ‘Atlántica’ hacia otra que tenga su centro en el Pacífico preocupa (y con razón) a las potencias Europeas, que no temen tanto un conflicto entre Estados Unidos y China como una alianza entre los dos gigantes. Ante esa situación de desequilibrio de poderes, potencias como Alemania o Francia tendrían que buscar reequilibrar el tablero internacional, y qué mejor manera que encontrando en Rusia un nuevo aliado.

Estados Unidos teme que eso pueda ocurrir porque, en realidad, no es algo tan extraño. En la mente de EEUU aún está cercano el recuerdo del veto que, en 2003, le hicieron Alemania, Francia y Rusia cuando pidió que el Consejo de Seguridad de la ONU avalara la intervención en Irak. Además, los últimos precedentes invitan a pensar que la relación entre Europa y Rusia no es tan tensa. La postura de Alemania respecto a Rusia en la crisis de Ucrania está siendo más incluyente que excluyente. En las conversaciones que están teniendo lugar, además de Ucrania y Rusia, están presentes precisamente Francia y Alemania.

Rusia y Alemania pueden ser antiguos enemigos, pero en la actualidad comparten intereses. El 25% de las exportaciones de gas de Rusia se dirigen a Alemania, un negocio que beneficia tanto a las empresas rusas como a los hogares alemanes. En el supuesto de que Alemania tuviera que elegir entre una alianza con Estados Unidos o con Rusia, los intereses geopolíticos y económicos apuntan a que la decisión de Alemania sorprendería a más de uno.

La defensa de los intereses nacionales caracteriza a todos los países del mundo. En este sentido, y en palabras de Vladimir Putin, “el oso ruso no le pedirá permiso a nadie”. No parece probable que Rusia de un paso atrás en su posición ante el conflicto de Ucrania, y es más, nadie debería esperarlo. Estados Unidos y Europa tendrían que entender que, como hacen ellos, Rusia está defendiendo sus intereses. Según el profesor John Mearsheimer, son precisamente Estados Unidos y Europa los máximos responsables de la crisis de Ucrania, principalmente por la continua expansión de la OTAN hacia el Este.

Según Mearsheimer, Occidente está actuando desde perspectivas liberales, idealistas, pensando que se puede extender la democracia y la economía de mercado por todo el mundo sin que eso suponga otra cosa que beneficio. En la teoría de relaciones internacionales, la corriente del liberalismo cree que las ganancias son absolutas. Por otro lado, Rusia entiende el problema desde la perspectiva de la realpolitik, considerando las ganancias relativas y velando por sus propios intereses.

Mearsheimer cree que, pese a estas diferencias de enfoque, el conflicto tiene solución. Para el profesor, una solución a la crisis de Ucrania pasaría por adoptar un “espacio colchón” entre Europa y Rusia, tal y como ocurrió entre Occidente y la Unión Soviética. Mantener una serie de países (Bielorrusia, Ucrania, Moldavia…) que no estén en ningún bando, que sean neutrales. Algo así como la postura que mantuvo Austria en la Guerra Fría. No se puede pretender extender la OTAN hasta la frontera con Rusia, porque Rusia entiende que sus intereses se están viendo amenazados, y al orden mundial no le conviene una fricción entre bloques. De la misma manera, Rusia ha de entender que no puede tener países satélite en el continente europeo. Mearsheimer se plantea: ¿cómo reaccionaría EEUU si China estableciera una alianza militar con Canadá y México?

Así pues, lo que comienza siendo un asunto interno de un país, como la crisis de Ucrania, puede adquirir importancia global en función de los intereses que tengan las grandes potencias. En el caso de Ucrania, la lógica geopolítica invita a pensar que pueden darse alianzas inesperadas y cambios en el desarrollo de la política exterior de varias potencias. Puede que finalmente no ocurra nada de lo aquí planteado, pero en todo caso es interesante valorar los posibles cambios, más aun en un momento en el que el sistema internacional está viviendo alteraciones interesantes como la desaceleración económica de Occidente o la aparición de nuevas potencias emergentes.
https://vaventura.com/divulgacion/geopolitica/la-dimension-geopolitica-la-crisis-ucrania/

CRIMEA COMO ENCRUCIJADA ENTRE RUSIA Y UCRANIA: NOTAS PARA UN ANÁLISIS GEOPOLÍTICO
4 MARZO, 2014 

Las siguientes notas presentan algunos parámetros para un análisis geopolítico del actual conflicto por Crimea entre Rusia y Ucrania.

Desde una perspectiva geopolítica, el conflicto ruso-ucraniano alrededor de Crimea, obedece a un juego entrecruzado de intereses nacionales que pesan fuertemente a la hora de las decisiones diplomáticas y estratégicas.  La escuela realista de las Relaciones Internacionales pone el acento en el interés nacional (entendido como el conjunto de objetivos permanentes que define y persigue un Estado en el escenario internacional, trascendiendo gobiernos y períodos históricos), como una de las principales claves de comprensión de la postura y de la política internacional de los Estados.

El conflicto por Crimea se sitúa en el contexto general de una agudización de la crisis política e institucional de Ucrania, la que tiene impacto sobre las relaciones con su vecina Rusia, interesada a su vez en mantener una ¨frontera occidental¨ segura y estable.

EL CONFLICTO POR CRIMEA ENTRE RUSIA Y UCRANIA NOTAS PARA UN ANALISIS GEOPOLITICO

https://geopoliticaxxi.files.wordpress.com/2014/03/el-conflicto-por-crimea-entre-rusia-y-ucrania-notas-para-un-analisis-geopolitico.pdf

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