jueves, 30 de noviembre de 2017
martes, 21 de noviembre de 2017
Prensa amarilla, sensacionalista y alarmista
Prensa amarilla, sensacionalista y alarmista
Se asocia el término ‘prensa amarilla’ con aquellas publicaciones cuyas noticias favoritas y más frecuentes están relacionadas con catástrofes, crímenes, robos, escándalos y desgracias familiares, además suelen presentar la información haciendo hincapié en los aspectos negativos, magnificándolos y exagerándolos, acompañándolos de fotografías lo más llamativas y truculentas posible.
Noam Chomski, escribía al respecto lo siguiente:
" La prensa, vestida siempre con los rojos de la objetividad y de la dignidad, resulta cada vez más instrumento de manipulación informativa, de comunicación sesgada y, en fin, de presión económica, política e ideológica. Sin embargo, no basta con censurar el progresivo deslizamiento de la prensa hacia actitudes negativas por sus consumidores, porque, a pesar de todo, sigue siendo la mejor posibilidad de acceder a la realidad circundante, especialmente desde una perspectiva de sosiego y reflexión, en la que gana la partida a la radio y a la televisión. Habrá, pues, que consumirla pero desde una actitud de crítica sospecha y de análisis sistemático de sus contenidos para ni llamarse a engaño ni infravalorar sus mensajes".
Chomski plantea lo que constituye la gran aporía de la prensa y del conjunto de los medios de comunicación social: que en todo discurso mediático se mezclan elementos positivos y negativos, en función del mismo carácter de tales medios, debido a su inevitable vinculación a lo empresarial, a lo político, a lo ideológico e inclusive a lo religioso. Debido a esto su lectura se convierte en una grotesca y extravagante aventura cotidiana.
En la actualidad la prensa ha perdido seriedad y carece de profundidad convirtiendose en una ejemplo de superficialidad y groseramente elemental además de vulgar en la noticia y en el prtendido humor que demuestra.
En este contexto esta prensa ha acabado por ser el instrumento mediático de mayor incidencia en la formación de las llamadas "opiniones mediáticas".
Este universo mediático, determina, desde los ámbitos del dinero, la nueva estructura democrática, moviendo el suelo de la ética, de la moral, de la política y, en fin, de todo lo que socialmente aparece en el horizonte de la vida cotidiana.
Es necesario superar la noción simplista de sensacionalismo como manifestación del mal gusto en los medios masivos o como función narcotizante.
Hoy, la pretensión de mantener claramente una distinción entre medios serios y medios sensacionalistas parece bastante problemática para algunos reaccionarios. El sensacionalismo es parte de una estética inquietante, insubordinada a lo serio, en abierta disputa por los nuevos espacios semióticos de la industria cultural.
Está claro que el sensacionalismo está presente, en mayor o menor medida, en todos los medios impresos y que su instauración en determinados periódicos aumenta día a día
Considerabamos que la función fundamental de la prensa era informar, hoy día aquí no cabe duda que el amarillismo forma parte de la historia reciente y esta función ha sido reemplazada por su papel de operadores políticos con bandera y defendiendo intereses partidarios sibilinamente disfrazados..
De este modo en nuetro medio la apertura reciente de investigaciones por parte de los organismos oficiales es fuente de infundios en los medios tanto escrítos como televisivos y radiales, en donde se aprovecha de ellas para ganar rating.
Cada vez que un político habla al respecto le da carne a estos medios para promover y difundir alarma, desconfianza, y contradicciones cuyo fín real es el terror mediático.
Estos medios fungen de moralistas promoviendo el caos; azuzando a los políticos tirando piedras y escondiendo la mano. El modelo que emplean consiste en hacer pisar el palito y en base a esto obtienen ranking amarillento.
Sibilinamente juntan, so pretexto de entrevistas, a perro, pericote y gato para crear zozobra y que nada quede claro. Es la típica estrategia troskista de confusión para que en terreno pantanoso nada quede claro, salvo el imperio del ranking, que al final demuestra burda manipulación y encubrimiento.
En medio de la alarma creada y en un medio, sembrado por los medios, de desconfianza y sospecha se cumple la profesía autocumplida y destruyen candidaturas, imagenes, carreras y posibilidades, cumpliendo un nefasto fín político.
Evidentemente, los medios no son acepticos, manejados habilmente estan construyendo un arma política, actuando como operadores políticos abiertos estan incumpliendo el rol de imparcialidad que deben tener los medios.
lunes, 13 de noviembre de 2017
El concepto de Reaccionario:
El concepto de Reaccionario
El término reaccionario se utiliza en el ámbito de la política para referirse a aquel individuo o colectivo que se opone a un proceso revolucionario o de transformación política. Por lo tanto, los reaccionarios son aquellos que se manifiestan contrarios a los cambios que una parte de la sociedad quiere establecer en el conjunto de la sociedad.
El origen histórico del término
La Revolución Francesa que se inició en 1789 supuso un cambio de régimen en Francia. De manera muy sintética podríamos decir que representó el fin de la monarquía absoluta y de la sociedad dividida en clases y el inició de un nuevo régimen político y social basado en la igualdad de todos los individuos. Durante el periodo revolucionario hubo colectivos e individuos que se opusieron a la revolución y fueron llamados reaccionarios por los revolucionarios (los reaccionarios eran principalmente los partidarios de la monarquía). Así, los reaccionarios franceses eran considerados contrarrevolucionarios. Este sentido del término se consolidó con posterioridad y a partir de la Revolución Francesa en adelante la idea de reaccionario se ha aplicado a las ideas, a las personas o los sectores sociales que no son partidarios de los cambios sociales y políticos.
Se conoce con el nombre de reacción thermidoriana a la fase de la revolución francesa que acaba con el predominio jacobino (Robespierre, Terror) el 9 de thermidor del año II, 27 de julio de 1794.
Fuerzas sociales como la nobleza y el clero católico, movimientos intelectuales como el romanticismo conservador, fuerzas políticas como el legitimismo y la restauración de la monarquía absoluta que forman parte del mundo ideológico del Congreso de Viena y el sistema internacional de Metternich; son las «fuerzas reaccionarias» que se oponen hasta la Revolución de 1848 a las revolucionarias o liberales.
Desde esa fecha o desde el momento en que se la considere nueva clase dominante, la burguesía triunfante en toda Europa deja de ser revolucionaria (como ocurrió en Thermidor), pasa a temer la revolución social de las clases bajas, y el término reaccionario pasa a identificarse por extensión con los términos conservador o derechista, con los que no debiera coincidir propiamente.
Se conoce con el nombre de reacción thermidoriana a la fase de la revolución francesa que acaba con el predominio jacobino (Robespierre, Terror) el 9 de thermidor del año II, 27 de julio de 1794.
Fuerzas sociales como la nobleza y el clero católico, movimientos intelectuales como el romanticismo conservador, fuerzas políticas como el legitimismo y la restauración de la monarquía absoluta que forman parte del mundo ideológico del Congreso de Viena y el sistema internacional de Metternich; son las «fuerzas reaccionarias» que se oponen hasta la Revolución de 1848 a las revolucionarias o liberales.
Desde esa fecha o desde el momento en que se la considere nueva clase dominante, la burguesía triunfante en toda Europa deja de ser revolucionaria (como ocurrió en Thermidor), pasa a temer la revolución social de las clases bajas, y el término reaccionario pasa a identificarse por extensión con los términos conservador o derechista, con los que no debiera coincidir propiamente.
El concepto de reaccionario como arma arrojadiza y como eufemismo
La Revolución Francesa significó el primer movimiento político de transformación radical de una sociedad y desde entonces se han dado otros procesos revolucionarios (en Rusia, en China, en Camboya, en Vietnam o en Cuba). En la mayoría de estos casos se ha continuado utilizando el término reaccionario.
Se podría hablar de tres usos diferentes. En primer lugar, cuando un grupo revolucionario ha querido descalificar a otro, lo ha catalogado de reaccionario como arma arrojadiza, con lo cual se ha venido a decir que no son auténticos revolucionarios, pues lo que desean en realidad es no sumarse a la revolución (esto es lo que dijeron los bolcheviques rusos sobre los mencheviques para hacerse con el poder).
En segundo lugar, la acusación de reaccionario ha sido empleada como estrategia política para desacreditar al contrincante político. En este sentido, un grupo de dirigentes pretenden liderar un proyecto revolucionario y al decir que otros son reaccionarios los están eliminando políticamente (durante la guerra civil española los comunistas tutelados por la Unión Soviética utilizaron este argumento para referirse a otros movimientos comunistas o de izquierda). En tercer lugar, el término reaccionario se aplica a las ideas de aquellos que no quieren renunciar a sus privilegios.
En cualquiera de los sentidos que se utilice, reaccionario tiene un sentido despectivo y peyorativo. No obstante, el uso del término es bastante discutible y polémico. En este sentido, afirmar que unos son revolucionarios y otros son reaccionarios es una simplificación y, en gran medida, un argumento propagandístico para desacreditar a un individuo, a un colectivo o a unas ideas.
http://www.uam.mx/difusion/revista/nov2002/bol-cue.pdf
¿Primeros signos de descomposición de la hegemonía del “pensamiento único” de la “izquierda divina” instalada en el aparato mediático-cultural? ¿O tempestad en un vaso de agua? La polémica sobre los “nuevos reaccionarios” que se abrió hace unos pocos años en Francia, deja al menos entrever una evolución en el panorama intelectual europeo en el que el cuestionamiento de las verdades oficiales de los evangelios del progresismo apoltronado está dejando de ser patrimonio de extremistas marginales, ultraconservadores nostálgicos y otros “malos oficiales” del sistema.
Los nuevos reaccionarios
https://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=5585
https://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=5585
Enciclopedia de la Política
http://www.uam.mx/difusion/revista/nov2002/bol-cue.pdf
Los nuevos reaccionarios
¿Primeros signos de descomposición de la hegemonía del "pensamiento único" de la "izquierda divina" instalada en el aparato mediático-cultural?¿Primeros signos de descomposición de la hegemonía del “pensamiento único” de la “izquierda divina” instalada en el aparato mediático-cultural? ¿O tempestad en un vaso de agua? La polémica sobre los “nuevos reaccionarios” que se abrió hace unos pocos años en Francia, deja al menos entrever una evolución en el panorama intelectual europeo en el que el cuestionamiento de las verdades oficiales de los evangelios del progresismo apoltronado está dejando de ser patrimonio de extremistas marginales, ultraconservadores nostálgicos y otros “malos oficiales” del sistema.
Los nuevos reaccionarios
https://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=5585
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