sábado, 8 de agosto de 2015

Los Jacobinos. Revolución francesa


Los Jacobinos. Revolución francesa.


En la Asamblea Nacional existían dos sectores, ambos pertenecientes a la burguesía y coincidentes en la lucha contra el rey, la nobleza e imponer los principios liberales, pero distanciados con respecto a sus intereses y los medios para lograr sus objetivos.

Los empresarios y grandes comerciantes que integraban la gran burguesía, llamados girondinos, por provenir de una zona situada al sur de Francia, denominada Gironda, eran moderados, contaban con el apoyo de las provincias y consideraban prudente hallar un acuerdo con la monarquía y la nobleza, limitando el poder real, pero sin permitir el derecho a voto a las clases pobres, que no pagaban impuestos. La razón era el temor de este sector burgués, que había alcanzado gran prestigio, de perder sus privilegios por obra de los movimientos populares.

El otro sector, era el de los jacobinos, nombre proveniente de sus reuniones en el convento de la orden de los jacobinos, extremistas, duros y muy bien organizados, respaldados por el Consejo y el pueblo de París. Estaba principalmente integrado por profesionales y modestos propietarios que querían abolir definitivamente la monarquía y proclamar una República democrática, con derecho a voto para todas las clases sociales.



El primer sector se colocaba para deliberar, a la derecha en la Asamblea, el segundo, a la izquierda, y de allí proviene la posterior división entre partidos de derecha y de izquierda, según sean conservadores en su accionar político o propongan medidas tendientes a cambios profundos y violentos.

Los girondinos se consagraron triunfantes en octubre de 1791, cuando la Asamblea, por poseer mayoría entre sus miembros, sancionó la primera constitución, que imponía una monarquía parlamentaria, donde los miembros del Parlamento serían elegidos por las clases adineradas. El Rey continuaba en el poder con límites en sus atribuciones.

Los Jacobinos

Los jacobinos fueron una organización política durante la Revolución Francesa. Dominaron más prominentemente durante la Convención Nacional, consolidando el poder en el Comité de Seguridad Pública con líderes como Maximilien Robespierre. Ellos tenían una visión radicalista del gobierno y la sociedad, y ayudaron a la Revolución a protegerse a sí misma de fuerzas exteriores, invasiones y amenazas de cosecha propia de los contrarrevolucionarios.

Su nombre es procedente de “Jacobin”, del latín “Iacobus” (Santiago), en alusión a un convento de París donde celebraron durante algún tiempo sus reuniones los integrantes del grupo de revolucionarios al que le fue aplicado el vocablo.

Los jacobinos constituían el ala radical de la revolución, en oposición a los más moderados girondinos. Por el lugar que ocuparon en la Asamblea Nacional (el más alto de la tribuna izquierda) también se les designó con el apelativo de “montañeses”.

Marco temporal

El sector Jacobino fue formado primero durante los Estados Generales de 1789 por un grupo de diputados de Bretaña. Mientras la Revolución Francesa entraba a su infancia, los Jacobinos expandieron su membresía e influencia de poder. En 1791, había 152 capítulos asociados a través de Francia. Ese mismo año, mientras los jacobinos se volvían más radicalizados, muchos miembros moderados se desilusionaron por la dirección del Club y dejaron sus cargos. Esto permitió a los miembros de izquierda consolidar su poder.

Sin embargo, esta situación varió sustancialmente entre 1792 y 1794, cuando los jacobinos, con ayuda de los Sans Culottes, trabajadores urbanos, tomaron el poder e impusieron el terror.




Maximilien Robespierre


Liderados por Maximilien Robespierre y Danton, crearon tribunales populares que juzgaban y condenaban a muerte a todos los opositores de la revolución: el Rey, María Antonieta, sacerdotes y miembros de la nobleza fueron guillotinados, aunque luego, los propios líderes revolucionarios corrieron la misma suerte al ser acusados y condenados por aspirar a una dictadura personal.

Desplazaron a los girondinos del poder en junio de 1793 y en gran medida fueron los responsables de la ejecución del rey Luis XVI. En julio de 1794 (Thermidor o "cálido") un golpe de estado protagonizado por los sectores más moderados (la "Llanura") de la revolución acabó con el gobierno jacobino, poniendo fin a la etapa denominada “Régimen de Terror”, en alusión al gran número de ejecuciones llevadas a cabo bajo el liderazgo de los más exaltados (Robespierre).

Destacados jacobinos fueron Robespierre y Saint-Just.

Tomando un gran poder en la Convención Nacional, los jacobinos desbancaron exitosamente la dirección del partido girondino y tomaron control del Comité de Seguridad Pública, el cuerpo ejecutivo de la Convención. Con el poder del Comité, el Club Jacobino lanzó una campaña el 5 de septiembre de 1793, conocida como el Reino del Terror, con la decapitación de miles de realistas y contrarrevolucionarios. Finalmente, después de un año de terror, la Reacción Termidoriana llevó un rápido final al control jacobino y tomó el liderazgo del club.

Historia


Muchas figuras prominentes de la Revolución Francesa fueron miembros del Club Jacobino, la mayoría terminaron ejecutados durante el Terror o después de la Reacción Termidoriana.

Antoine Barnave fue uno de los originadores de la Revolución como diputado del Tercer Estado en los Estados Generales de 1789. Él trajo a su don de la oratoria al Club y escribió el primer manifiesto de la organización. Dejó a los jacobinos en 1791 cuando la membresía moderada empezó a perder poder de los elementos más radicales. Pronto, las revelaciones de su simpatía con la familia real lo llevaron a cargos por traición, lo que finalmente lo llevaron a su ejecución el 29 de noviembre de 1793.



 Maximilien Robespierre lideró el Comité de Seguridad Pública durante el reino jacobino en la Convención Nacional. Él consolidó su poder sobre el club siendo conocido como "incorruptible". Como abogado y estadista, Robespierre fue la figura central de la institucionalización del Reino de Terror. Finalmente, fue derrocado por una vasta conspiración entre los rangos de la Convención y fue ejecutado sin juicio el 28 de julio de 1794.

 Para el período durante el Terror, los Montañeses fueron sinónimos del Club Jacobino. También conocidos como la Montaña, el grupo fue el principal elemento de liderazgo de la Convención Nacional. Fueron claves en el derrocamiento de Robespierre, pero su unidad vivió poco y el grupo de disolvió poco después de la Reacción Termidoriana.

Función

El sector Jacobino trabajó como un partido político moderno de muchas maneras, específicamente en el establecimiento de una constitución y una plataforma. Los jacobinos eligieron a su líder de partido, junto con secretarios y un tesorero. Trabajaron como una organización de izquierda para empoderar a las personas con una voz durante la Revolución Francesa. Su posición principal fue establecer una República de Virtud al premia a las personas con el sufragio universal, la educación pública, la separación de iglesia y el estado, y un gobierno central fuerte.

Consideraciones

Al haber sido la fuerza motriz en la transición de la Revolución, el Club Jacobino controló al gobierno francés en un momento de gran agitación política. Ellos establecieron los derechos del ciudadano como un cuerpo en la sociedad francesa como también el crecimiento de la fuerza del gobierno central a una república de pleno derecho. Los jacobinos son conocidos actualmente por sus visiones liberales y ocasionalmente radicales del gobierno y de su lugar en la sociedad. El término se usa todavía para describir a alguien que toma una visión radical izquierdista de una situación y empuja para una autoridad central fuerte.

Significado

Responsable por la ejecución de más de 40000 franceses, los jacobinos llevaron al capítulo más sangriento en la Revolución Francesa. La iglesia Católica fue desmantelada y el viejo régimen feudal fue barrido a través de la deserción y la guillotina. Reclutaron un ejército de 850000 hombres, creando el ejército fundamental que más tarde marcharía por Europa en las guerras Napoleónicas.

Sin embargo, su liderazgo a través de estos tiempos llevó a Francia del borde de la inanición y la invasión a una república fuerte. Derrotaron a los enemigos extranjeros en sus puertas, previniendo una contra revolución y restablecieron el estatus económico del país a través de una clase media fuerte. Los jacobinos reinaron una era sangrienta, pero salvaron a la Revolución del colapso.

En la actualidad el término jacobino se aplica a quien es partidario de medidas revolucionarias o de la izquierdista radical. También se aplica con carácter peyorativo como sinónimo de exaltado, violento o sanguinario.  

Jacobinismo

Fue el pensamiento y la actitud de los jacobinos, en los tiempos de la Revolución Francesa.

Marat


Los jacobinos fueron los más exaltados, violentos e intransigentes de los revolucionarios, dirigidos por Dantón, Marat y Robespierre. Después de los Estados Generales de Versalles en 1789, ellos formaron primero una sociedad secreta —denominada club bretón— y, pasadas las jornadas sangrientas del 5 y 6 de octubre, empezaron a reunirse en el convento que antes fue de los frailes jacobitas (situado en la calle San Jacobo de París), donde constituyeron la Société des amis de la Constitution.

Esta circunstancia les dio el nombre, porque sus adversarios comenzaron a llamarles jacobinos. Ocurrió con ellos el mismo hecho curioso que con los protestantes, los marxistas y los maoístas: que deben el origen de su nombre a sus adversarios.

Fueron los jacobinos quienes presionaron para la disolución de la Asamblea General Legislativa a fin de dar paso la Convención, que habría de condenar a muerte a los reyes y a miles de sus colaboradores y de incorporar los principios revolucionarios a la legislación constitucional de Francia.

 La Convención, en realidad, fue la heredera de todo el movimento ideológico innovador del siglo XVIII. De los jacobinos surgió la fracción más radical de los representantes populares, cuyos miembros tomaban asiento hacia la izquierda y en los escaños más altos de la Convención y a los que se llamaba los montañeses.

Enemigos furibundos del trono y de la Iglesia, los jacobinos tomaron por la fuerza el 9 de agosto de 1792 la commune de París y asumieron todos los poderes de la ciudad. Lo hicieron por orden de Dantón. Bajo su control, la Convención abolió la monarquía e instauró la república francesa, una e indivisible, el 25 de septiembre de 1792.

Suprimió los títulos honoríficos, proclamó la igualdad y estableció el trato de “ciudadanos” para todas las personas no obstante la función que desempeñen. Después de un juicio sumario, declaró culpable de conspiración contra la libertad pública a Luis XVI y le condenó a muerte, por escasa mayoría de votos. Fue ejecutado el 21 de enero de 1793. Creó el Comité de Salud Pública encargado de velar por la seguridad del Estado y de reprimir la acción contrarrevolucionaria.




María Antonieta


Fueron pasados por la guillotina los principales líderes girondinos, que representaban el sector moderado y transigente de la revolución. Marat, Dantón y Robespierre, los tres grandes caudillos jacobinos, asumieron el control de la situación. Sin embargo, no pudieron escapar al sino trágico de los revolucionarios: Marat fue asesinado por Carlota Corday, Robespierre condenó a la guillotina a Dantón y poco tiempo después él corrió la misma suerte.

La revolución devoró a sus propios hijos.

 El jacobinismo se inspiró en el espíritu del libre pensamiento y del racionalismo de la Enciclopedia francesa, en las ideas de libertad e igualdad de Rousseau y en la teoría de la división de poderes y de la garantía de los derechos humanos de Montesquieu. Su pensamiento tuvo muy fuertes connotaciones revolucionarias, irreligiosas y anticlericales. Jacobinismo significó desde entonces radicalismo anticonfesional.

Este fue filosóficamente el jacobinismo. Pero tan importantes como sus ideas fue su actitud para defenderlas e imponerlas. La intransigencia doctrinal, el puritanismo y la austeridad fueron algunas de sus características fundamentales. Alguien lo denominó, por eso, “la tiranía de la virtud”. Y, desde entonces, se llama jacobinismo a la pasión e intolerancia para defender los principios filosófico-políticos más radicales de la Revolución Francesa.

Pero la palabra jacobinismo, como muchas otras del vocabulario político, se tornó polisémica. Si atendemos a sus orígenes históricos, ella está llamada a designar una actitud revolucionaria, radical, intransigente y resuelta a imponer y alcanzar sus objetivos políticos con fuerza y convicción.

 Los jacobinos franceses fueron hombres de esas condiciones. Anhelaban que los cambios sociales y políticos fueran profundos y rápidos. Querían romper las amarras con el pasado y con sus instituciones. Eran librepensadores, racionalistas, revolucionarios, anticlericales y anti aristocráticos. Estaban convencidos de que, en ese momento y en esas circunstancias, la violencia y la centralización del poder político eran inevitables para salvar a Francia.

El 9 de agosto de 1792, por orden del líder jacobino Dantón, el pueblo tomó por la fuerza la commune de París y los líderes populares asumieron todos los poderes de la ciudad. La revolución se extendió hacia las provincias. En todas partes se formaron ayuntamientos revolucionarios. Se desencadenó una vasta insurrección campesina de caracteres anárquicos y violentos.

Georges Jacques Danton

Bandas de descamisados (sans culottes), movidos por odios seculares, asaltaron castillos y destruyeron conventos. Y cuando triunfó la revolución los grandes aristócratas —los Artois, los Polignacs, los Condés, los Borbones, los Enghien— atemorizados por los actos de violencia, huyeron de Francia y se refugiaron en Suiza, en Flandes y en los pequeños reinos alemanes de la frontera renana.

El pensamiento revolucionario francés en el siglo XVIII atribuyó al pueblo la decisión última de los destinos sociales y forjó el concepto de la soberanía popular. Maximiliano Robespierre (1758-1794) afirmó que “la democracia es un Estado en el que el pueblo soberano, regido por leyes que son obra suya, hace él mismo todo lo que puede hacer, y permite hacer, por medio de delegados, todo lo que él mismo no puede hacer”. En esta definición el líder jacobino conjugó el principio de la soberanía popular con los de la representación política y del Estado de Derecho.

Con el paso de los tiempos, la derecha dio al término jacobinismo un sesgo peyorativo. Jacobinos son, para ella, los políticos, los grupos y los movimientos “iluminados” y radicales que se arrogan la representación popular, hablan en nombre del pueblo y creen representarlo. La izquierda marxista, en cambio, tiene otro punto de vista. Lenin asoció el jacobinismo con las causas revolucionarias.

En un artículo publicado en 1917 llamaba a sus bolcheviques “los jacobinos de la actual democracia social” y escribía que “yace en la naturaleza de la burguesía el odiar a los jacobinos, y en la naturaleza de la pequeña burguesía, temerlos. La clase consciente de los trabajadores y artesanos cree en la transición del poder a la clase revolucionaria, oprimida, pues ésta es la esencia del jacobinismo”. El jacobino, desde la perspectiva marxista de Lenin, es un leal, aguerrido y convencido combatiente por la causa de la transformación social.

Pero dentro del marxismo no hay un acuerdo pleno, puesto que León Trotsky sostenía que el jacobinismo era un “radicalismo burgués”, detrás del cual “se mantiene en proscripción a una inmensa parte del pueblo”. Y Antonio Gramsci escribió que “el jacobinismo es un fenómeno puramente burgués” que caracterizó a la “revolución burguesa de Francia”.

Cuando la burguesía hizo la revolución —afirmó el ideólogo marxista italiano— destruyó el viejo orden, implantó el nuevo e “impuso su fuerza y sus ideas no sólo a la casta dominante, sino también al pueblo al que se dispuso a dominar. Fue un régimen autoritario que sustituyó a otro régimen autoritario”.



De modo que la derecha ve en el jacobinismo un peligroso radicalismo de izquierda, mientras que muchos de los ideólogos marxistas sostienen que es un radicalismo burgués.



Referance

Club des Jacobins

Jean Boutier, Philippe Boutry, Serge Bonin, Les sociétés politiques, Paris, Éditions de l'EHESS, 1992.
Philippe Reclus, La République impatiente ou Le Club des Jacobins (1951-1958), Paris, Publications de la Sorbonne, 1987.
Albert Soboul (dir), Dictionnaire historique de la Révolution française, PUF, 1989.
Jean Tulard, Jean-François Fayard, Alfred Fierro, Histoire et dictionnaire de la révolution française, ed. Robert Laffont, collection Bouquin, 1988

Lamartine, Alphonse de (1790-1869). Historia de los girondinos.    Francia, 1847
https://bibliotecafloridablanca.um.es/bibliotecafloridablancajspui/handle/11169/709
Madrid: [s.n.]
Descripción:     Localización: S-XIX 1178(I) I, S-XIX 1178(II) II, S-XIX 1178(III) III,S-XIX 1178(IV)IV
URI :     http://hdl.handle.net/11169/709

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