Alfonso M. Becker: Las mentiras piadosas de Obama...
por Alfonso M. Becker el 31/07/2014 a las 12:07 horas
Desde la antigua Grecia, la
original teoría política de Platón sitúa a cualquier lector amante del
conocimiento ante una verdad tan grande como el Partenón: mentira y política son la misma cosa.
Esto de mentir no es tan malo como la
gente piensa... O quizás debería decir que está muy feo mentir como signo de
respeto a la gente pía que circula por este mundo. Sabemos por experiencia -la
de nuestra propia vida- que mentir trae más problemas que beneficios porque
hemos comprobado que las mentiras son el peor enemigo para una relación bonita
y duradera. Desde pequeños sabemos que la gente devota, dada al culto de la
religión, a la lectura de santos, inclinada a la piedad y otros menesteres
relacionados con la bondad, desprecian la mentira porque es mala y perjudicial
para vivir en comunidad. Hasta el insigne hidalgo Don Quijote de la Mancha,
abomina de la mentira y se explica en buena parte por su observancia de las
reglas del oficio de caballero andante. Pero esto de mentir no es tan malo como
la gente piensa porque se hace uso de la mentira de muchas formas... En
cualquier caso, para no entrar en un callejón sin salida, la mentira se utiliza
constantemente y si usted no pone atención y cuidado le estarán tomando el pelo
constantemente y hasta podría volverse loco porque difícilmente sale uno cuerdo
si descubre que vive una vida llena de mentiras. Otra cosa es que usted no perciba la mentira ni tenga interés alguno
en descubrirla porque como usted también miente, lo mejor es dejar las cosas
como están y sálvese el que pueda... Así que una de las frases más contundentes
que puede usted utilizar es "parece mentira que haya tanto embustero en este
mundo..."
Sin embargo, si mentir es decir lo
contrario de lo que se sabe, se piensa o se cree... usted -si miente- podría
encontrarse con alguien que estaría capacitado para tacharlo de mentiroso,
embustero, farsante o trolero y meterse en un aprieto porque tendría que defender
su "honor" enfrentándose a quien, seguramente, tiene pruebas irrefutables de
que usted miente más que mea... Fíjese si el problema de la mentira es tan
absurdo y tan grave que para intentar afrontarlo en un juicio el juez le pide
que jure sobre la Biblia y si no es creyente que jure por su honor... En pocas
palabras, el juez le está pidiendo que no mienta porque sabe que todo el mundo
miente -incluso él- pero si lo pilla en una mentira después del juramento,
tiene un argumento legal para mandarlo a la cárcel por quebrantamiento de la fe
jurada, o sea, por jurar en falso. Lo gracioso de todo esto es que usted puede
desplegar una preciosa y perfecta mentira y no lo pille nadie, ni el juez ni el
fiscal ni nadie... Así que el único argumento que queda para meterle miedo es
que una vez que llegue al cielo, Dios le quite la cabeza de un tortazo o le
coja de buen día y lo mande de un puntapié al infierno, muerto de risa por
maldito embustero...
Desde la antigua Grecia, la original
teoría política de Platón sitúa a cualquier lector amante del conocimiento ante
una verdad tan grande como el Partenón: mentira y política son la misma cosa.
Mucho antes de que a un genial y glorioso
embustero de la nobleza se le ocurriera utilizar la mentira diciendo que los reyes tienen sangre azul y por eso están
llamados a gobernar y el resto de la chusma tiene la sangre roja y por eso está
obligada a obedecer... ya decía Platón en La República que los dioses habían
puesto oro en la sangre de los gobernantes, plata en los auxiliares de su corte
y bronce en los campesinos y artesanos. De esa forma nadie puede discutir que
los hijos de los que mandan nacieran con oro en la sangre y estuviesen
destinados a gobernar. Pero recalcó que era imprescindible para gobernar bien
que se le hiciera saber a los pobres artesanos y campesinos que en algunos
casos aislados también los pobres nacían con oro en la sangre y podían ascender
y gobernar... Platón decía que aunque eso de que los pobres tuvieran oro en la
sangre fuera falso, era una mentira noble que servía para crear la esperanza
entre los desgraciados de que sus hijos podrían llegar a ser gobernantes algún
día y así establecer una sociedad ordenada... Quiero que entiendan la tremenda
importancia histórica que encierra la pregunta que durante 2.500 años se
hicieron todos los pensadores políticos y la fascinante y complicada divagación
con apariencia de profundidad: ¿Es necesario engañar al pueblo?
No hay que estar dotado de una gran
imaginación para comprender que si. Es necesario mentir en política. Mentir
hasta la saciedad pero de una manera noble... Nosotros, la gran mayoría de los
ciudadanos, somos una pandilla de desgraciados que todos los días de nuestra
existencia tratamos de sobrevivir en una selva económica donde el embuste, la
mendacidad, la falacia, la falsedad; bola dialéctica, trola marxista, cuento
maoísta, engaño bolivariano, enredo socialdemócrata, falsificación comunista,
ficción revolucionaria, patraña liberadora o calumnia mediática nos rodea y
hasta nos persigue por todos sitios. Créame, amigo lector, a menos que se
descuide le roban la cartera, lo engañan en el banco o en los sitios de
apariencia más sagrada, lo timan, le quitan el coche, la casa donde vive y lo
dejan en pelotas en plena calle. No quiero asustarle pero es mi obligación
advertirle que la cantidad de ardides, argucias, camelos para tontos, bulos
para idiotas, chapucerías para bobos, cuentos para chinos, deformaciones de la
realidad, embrollos, errores administrativos,
embustes políticos, enredos parlamentarios, inexactitudes judiciales,
falsedades documentales e infundios metafísicos a los que está expuesto es tan
grande que incluso un genio de la lírica como yo, preferiría vivir en
territorio comanche, dedicado a la poesía y paseando por esas praderas de Dios,
a lomos de mi caballo, a riesgo de que me quiten la poca cabellera que me
queda, antes que seguir padeciendo en esta mierda de mundo perfectamente
diseñado para ser siempre víctima.
Por eso es necesario engañar. Dice un
amigo mío filósofo que nadie en su sano juicio daría gracias a Dios por haber
nacido si supiera lo que le espera... Nadie saldría del útero de su madre sino
que se atrincheraría en él, armado hasta los dientes, agazapado y a la espera
de que un maldito ginecólogo te dé un tortazo en el culo, no se sabe muy bien
si para saber si estás vivo o para aclararte que es el primero de los muchos
golpes que te depara la vida...
Querido lector, una vez que ha asimilado
que vive rodeado de mentirosos de la peor especie, debe asimilar también que la
mentira es necesaria pero sobre todo es muy importante que mastique y digiera
que todos los políticos de su santa devoción, que ha votado y elegido, son unos
malditos embusteros. No por ello debe odiarlos. Simplemente debe quedarse
perplejo y reflexionar sobre el asunto sin convertirse en un degenerado
anarquista. No lleve las cosas más allá de un simple sofocón. Si el político no
mintiera usted se suicidaría al cumplir 18 años cuando adquiere el derecho al
voto. Por tanto, la gran aventura de votar debe contemplarse como una
importante conquista del ser humano que ahora tiene la posibilidad de elegir al
más elegante y menos sanguinario en un mundo de ladrones, saqueadores y
expoliadores de las clases desfavorecidas.
Así que la pregunta más gloriosa que podría hacerse, sumido en el
escepticismo, es la que yo le hice a mi amigo filósofo: ¿Para qué votar si
luego hacen lo contrario que prometieron, o sea, lo que les sale de los
cojones? La respuesta no pudo ser más lacónica: "Para elegir quién te robe,
ya que es todo un logro democrático"...
Para que mis lectores se hagan una ligera
idea de cuál es nuestro verdadero lugar en el universo, nuestra verdadera
situación en esta sociedad invisible en la que la gran mayoría de seres humanos
no puede percibir casi nada y por tanto entender menos aún, me voy a referir a
dos filósofos medievales, uno árabe como Mu?ammad ibn al-Farabi (idolatrado en
Kazajastán) y otro judío como Rabí Moshé ben Maimón, conocido por Maimónides
entre los cristianos. Estos dos genios de su tiempo se dieron cuenta enseguida
de que hablar y escribir de política en un mundo de incultos que vivían
sometidos por el oscurantismo dominador de las creencias con marchamo sagrado,
era el oficio más peligroso que cualquiera podía ejercer. Al-Farabi y Maimónides
se atrevieron a decir y escribir que religión y política son dos mundos
compatibles y complementarios que podrían conformar un buen sistema de gobierno
sin que el mito destruya al logos y viceversa...
Con ello mandaban un "mensaje" a los fanáticos religiosos entre los clérigos y
creyentes para que comprendieran a los escritores, poetas, dramaturgos,
pensadores o analistas políticos y los aceptaran como una suerte de "mal necesario" para
entender este mundo y así poder conformar una sociedad ideal de felicidad...
Por otra parte, se dirigían a sus alumnos advirtiendo, seriamente, que la
moderación política del que escribe es de capital importancia para sobrevivir
pues la muerte acecha siempre a todo filósofo imprudente que no para de dar la
coña en su afán de encontrar la verdad con sus preguntas y reflexiones
impertinentes... En pocas palabras, si te metes con el poder, la cagas.
Si desde los sabios medievales se
entendía en sus escritos que mentir era tan aristotélico y necesario para
gobernar, desde el Renacimiento, mentir de forma noble y piadosa era de capital
importancia para la creación de un Estado en su máxima expresión teórica. Pero
luego llega Kant y te dice que es asquerosamente nauseabunda una sociedad
basada en la mentira. El deber de no mentir -sostenía- es una ley moral inviolable porque el mentir
no se puede convertir en una ley universal... Y así hasta nuestros días en que
la sociedad del espectáculo "certifica" que hay dos clases de saberes y dos
grupos humanos diferenciados a los que hay que transmitir conocimientos: Los
filósofos y sus alumnos privilegiados y por otra parte la masa... el
resto de la sociedad. Los filósofos se transmiten sus verdades y conocimientos,
sabiduría que solo conocen los sabios...
y a la masa se le transmiten las creencias necesarias que son
falsas pero útiles a la sociedad para la conservación del orden social. Estas
últimas sí pueden ser enseñadas al pueblo...
He necesitado llegar hasta aquí para que
entiendan que cuando el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama,
miente... no lo hace con maldad. Se trata simple y llanamente de una "noble lie" de carácter estratégico ante una escenificación mundial de la diplomacia en los
territorios de barbarie... Si a usted le conmueve la muerte de cientos de civiles
en Gaza, es tremendamente sospechoso que no le conmueva la de miles de
ciudadanos muertos por la guerra en Ucrania. Tremendamente surrealista que
nadie hable de las masacres de Libia, Irak y Siria donde son cientos de miles
los civiles masacrados... Y que nadie hable del exterminio de millones de
armenios.
Aquí entra la "propaganda" sutil de los terroristas árabes que no
solo niegan el Holocausto judío sino que han elaborado el más grande "aparato"
mediático desde Joseph Goebbels. Los que a partir
de ahora llamaremos "sabios" del gobierno "mundial", se han dado cuenta de que
la turba solo es sensible ante la muestra de cadáveres descuartizados bien
manejada por la propaganda árabe. Se han dado cuenta de que en Occidente -y
sobre todo en América Latina- los media y la turba tienen una doble
moral y un doble rasero que encierra, en pleno siglo XXI, un antijudaísmo
renovado por los servicios de inteligencia árabe y persa; una islamización que
los llevará a la Edad Media o incluso a la Edad de Piedra. Mal asunto para
entidades nacionales y ciudadanos que se mueven en la ruina económica y en el default
porque se ocupan de gobernar el mundo exterior cuando sus gobernantes son
saqueadores y ladrones que están convirtiendo a sus ciudadanos en esclavos o en
pobres de por vida... Si les gusta y justifican vivir en esta mentira que
recorre todo un continente, tengan por seguro que los gobernantes "globales"
les darán la medicina que necesitan para vivir su aberrante delirio político...
Las mentiras piadosas de Barack Obama se
están dando en un mundo en guerra en el que los gobiernos de Occidente no
tienen mas remedio que renovar constantemente todas las herramientas de
gobernanza incluyendo el de una "guerra fría" que el presidente de Estados
Unidos intenta por todos los medios negar aunque mienta diciendo que se trata
de una crítica social y política hacia un solo individuo, un Vladímir Putin que
también miente "aceptando" el papel de malo en una escenificación un tanto
extraña cuando hay "demonios" perfectamente señalados por el Pentágono para ser
combatidos y destruidos no más tarde de las próximas Navidades... Las mentiras
necesarias en política, han sido diseñadas por cerebros privilegiados de los
que se sirven los poderosos para desplegar todo un abanico de falsedades
"nobles" que la turba necesita como "alimento". Es una suerte de "comida
basura" edificante que sacia su hambre de mitos poéticos acerca de las grandes
preguntas de la vida. Decir siempre la verdad no es, en modo alguno, una regla
moral absoluta y mucho menos ahora en el que el islam ha abierto la Caja de
Pandora para conseguir sus ilusorios objetivos jugando con un viejo problema
teológico-político, es decir, el de la relación entre fe y razón.
Las mentiras piadosas del presidente de
los Estados Unidos no son un signo de bellaquería del que ocupa la silla en la
Casa Blanca y mucho menos cuando Barack Obama intenta gobernar en un mundo que
está en guerra contra la Yihad, un universo en la tierra repleto de asesinos
mentirosos.
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