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Este breve discurso de Winston Churchill,
fue entregado por él en 1899 cuando era un joven soldado y periodista.
Fue uno de los hombres más grandes del
siglo. Era un joven soldado valiente, brillante periodista, Murió en
1965 a la edad de 90 años tras una vida de servicio a su país. Este, su
visionario discurso:
¡Qué
terribles son las maldiciones que el mahometanismo establece en sus
devotos! Además del frenesí fanático, que es tan peligroso en un hombre
como la hidrofobia en un perro, hay esa apatía fatalista. Los efectos
son evidentes en muchos países, hábitos imprevistos, desaliñados, sin
sistemas para la agricultura, métodos lentos de comercio y la
inseguridad de la propiedad existe dondequiera que los seguidores del
Profeta se instalen o vivan. Un degradado sensualismo priva a sus vidas
de la gracia y el refinamiento y los aleja de su dignidad y santidad.
Que en la ley mahometana cada mujer pertenece a un hombre como su
absoluta propiedad, ya sea como niña, esposa o concubina, retrasa la
extinción de la esclavitud. Los musulmanes individuales pueden tener
cualidades espléndidas pero la influencia de la religión paraliza el
desarrollo social de sus seguidores. No existe ninguna fuerza retrógrada
más fuerte en el mundo. El islamista es un militante y proselitista de
su fe. Ya se ha extendido a lo largo de África Central, crian a
guerreros sin miedo a nada. Si no fuera porque el cristianismo está
protegido en los fuertes brazos de la ciencia, la ciencia contra la cual
han luchado en vano los mahometanos, la civilización de la Europa
moderna podría caer, como cayó la civilización de la antigua Roma.
(Fuente: "El río de la guerra", Vol II, páginas 248-250 - Londres).Consultar
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