martes, 2 de noviembre de 2021

Johann Christian Friedrich Hölderlin : BLOG DE FILOSOFÍA DE CAYETANO ACUÑA.

 Johann Christian Friedrich Hölderlin 

 


Fue un poeta lírico alemán. Su poesía acoge la tradición clásica y la funde con el nuevo romanticismo.

Hölderlin nació en Lauffen am Neckar (Wurtemberg) en el seno de una familia burguesa. Su padre (administrador del seminario protestante de Lauffen) fallece cuando él tenía dos años. Su madre contrae segundas nupcias con Johann Christoph Gock, concejal de Nürtingen, donde Hölderlin se crio junto con su hermana y su hermanastro.1​

En 1784 ingresó en un colegio preparatorio para el seminario en Denkendorf; en 1788 entró como becario para estudiar Teología en el Tübinger Stift (seminario de la Iglesia protestante en la ciudad de Tubinga, en Wurtemberg), donde fue amigo y compañero de los futuros filósofos Georg Wilhelm Friedrich Hegel y Friedrich Schelling. 

En esas compañías sintió un gran interés por la filosofía y leyó a Spinoza, Leibniz y Kant e idealismo alemán. Hegel, Schelling y Hölderlin se influyeron mutuamente, y se ha especulado que fue probablemente Hölderlin el que presentó a Hegel las ideas de Heráclito acerca de la unión de los contrarios, que el filósofo desarrollaría en su concepto de la dialéctica. El caso es que de esta época le vino su «idea panteísta de la unidad o armonía del ser, rota por el progreso social de enajenación del ser humano respecto a la Naturaleza». En la Grecia clásica veía una lejana imagen de la armonía original entre ser humano, sociedad y Naturaleza.2​

Estudió también literatura y filosofía clásicas, tradujo al alemán algunas tragedias griegas y escribió poesía. Muy influido por Platón y por la mitología y cultura helénicas, se apartó sensiblemente de la fe protestante. Además, «los ideales de la Revolución francesa, la reivindicación de la libertad, la igualdad y la fraternidad, despertaron en él la esperanza del inicio de una nueva época dorada para la humanidad». Por entonces ocurrió la célebre anécdota que pinta a Hegel, Scheling y Hölderlin celebrando el culto a la diosa Razón en Francia, plantando un árbol de la libertad en la plaza del mercado de Gotinga y bailando alrededor de él.3​

En 1793 salió del seminario provisto de la licencia que le permitía ejercer el ministerio evangélico, pero decidió no seguir su carrera, y durante los años siguientes se dedicó a educar hijos de nobles y de comerciantes ricos y consiguió que el dramaturgo y poeta del romanticismo Friedrich Schiller le proporcionara una plaza de preceptor. Se instaló luego en Jena, que era por entonces uno de los principales centros intelectuales del país y donde tuvo encuentros con Goethe, Herder, Novalis y, sobre todo, Schiller. Asistió a clases impartidas por Fichte, y Schiller le publicó un fragmento del Hiperión, o El eremita en Grecia en su revista Thalia.1​

Falto de recursos, volvió a Nürtingen en 1795 y en 1796 trabajó en casa de Jakob Gontard. A pesar de su trabajo y de los viajes que debió efectuar con la familia Gontard a causa de la guerra, fue una época de intensa actividad literaria, y en 1799 concluyó por fin su novela epistolar Hiperión, o El eremita en Grecia.

La torre de Hölderlin en Tubinga, lugar en el que se hospedó hasta su muerte.

En septiembre de 1798 tuvo que abandonar la casa de los Gontard. Emprendió entonces la redacción de su tragedia La muerte de Empédocles e intentó lanzar una revista intelectual y literaria que fracasó. 1​

Hasta enero de 1802, cuando obtuvo un cargo en casa del cónsul de Hamburgo en Burdeos, trabajó ininterrumpidamente en su obra poética. Al aparecer los primeros síntomas de su enfermedad mental en abril, abandonó una vez más su puesto. 1​

Gracias a la influencia de su amigo Sinclair, obtuvo en 1804 una plaza de bibliotecario (que el mismo Sinclair pagaba con su fortuna) en el palacio del landgrave de Hesse-Homburg.1​

Hölderlin ingresó en la clínica en septiembre de 1806. 

De uno de sus poemas más célebres, la oda «An die Parzen» existe una versión de Luis Cernuda, «A las parcas».

Nur Einen Sommer gönnt, ihr Gewaltigen!

Und einen Herbst zu reifem Gesange mir,

Daß williger mein Herz, vom süßen

Spiele gesättigt, dann mir sterbe.


Die Seele, der im Leben ihr göttlich Recht

Nicht ward, sie ruht auch drunten im Orkus nicht;

Doch ist mir einst das Heil’ge, das am

Herzen mir liegt, das Gedicht, gelungen,


Willkommen dann, o Stille der Schattenwelt!

Zufrieden bin ich, wenn auch mein Saitenspiel

Mich nicht hinab geleitet; Einmal

Lebt ich, wie Götter, und mehr bedarfs nicht.


Sólo un verano me otorgáis, vosotras las poderosas

y un otoño para dar madurez al canto,

para que mi corazón, más obediente,

del dulce juego harto se me muera.


El alma que no obtuvo en vida derecho

divino, tampoco abajo descansa en el Orco;

pero si un día alcanzó lo sagrado, aquello

que es caro a mi corazón, el poema,


bienvenido entonces, oh silencio del reino de las sombras.

Contento estaré, aunque mi lira

allí no me acompañe; por una vez

habré vivido como un dios, y más no hace falta.

Biografías y Vidas. «Friedrich Hölderlin». 

Hans Gerd Roetzer y Marisa Siguán, Historia de la literatura alemana I, Barcelona, Ariel, 1990,


HÖLDERLIN: SOBRE LA RELIGIÓN

Hölderlin: about religion

Andrés Alfredo Castrillón Castrillón*

Resumen

El artículo se propone dilucidar la noción de religión que tiene Friedrich Hölderlin en el ensayo “Sobre la religión”, el cual traza un pensamiento tan o más complejo de la relación hombre - dios, y hombre - comunidad, que los de filósofos como Kant o Hegel en sus reflexiones sobre Dios y la religión. 

Destacar por medio del análisis del ensayo cómo comprende Hölderlin la religión y cómo la vincula con la vida de los hombres en su contexto es la tarea fundamental del escrito, para concluir con las propuestas poéticas de la fundación de religiones o sus manifestaciones a través del mito.

https://www.redalyc.org/pdf/4989/498951553002.pdf

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