Heidegger, una aproximación a la relación pensar, ser, lenguaje y educación.
Autores: Yury Castro Robles
Localización: Papeles: Revista especializada de la Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad Antonio Nariño., ISSN-e 2346-0911, Vol. 5, Nº. 10, 2013, págs. 7-17
Resumen
La filosofía de Martín Heidegger busca el desenmascaramiento de los prejuicios que se han establecido desde antaño en torno a lo que se ha denominado y aún hoy se denomina pensar; esto lo lleva a la necesidad de superar los modos habituales del pensar moderno bajo los cuales interpretamos el mundo y nos consideramos en tanto racionales seres pensantes racionales.
A fin de desentrañar tal cuestión el presente texto busca hacer una interpretación del pensar a partir de lo que podría entenderse un estudio metafísico; pues para Heidegger en la metafísica se lleva a cabo siempre la meditación de la esencia del ente y de la verdad.
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Nietzsche: La genealogía de la moral.
PrÛlogo
1 Nosotros los que conocemos somos desconocidos para nosotros, nosotros mismos somos desconocidos para nosotros mismos: esto tiene un buen fundamento. No nos hemos buscado nunca, cómo iba a suceder que un dÌa nos encontrásemos?
Con razón se ha dicho: ´Donde está vuestro tesoro, allÌ está vuestro corazón 1; nuestro tesoro está allÌ donde se asientan las colmenas de nuestro conocimiento. Estamos siempre en camino hacia ellas cual animales alados de nacimiento y recolectores de miel del espÌritu, nos preocupamos de corazón propiamente de una sola cosa de ´llevar a casa algo.
En lo que se refiere, por lo dem·s, a la vida, a las denominadas ´vivencias, quién de nosotros tiene siquiera suficiente seriedad para ellas? ¿suficiente tiempo? Me temo que en tales asuntos jamás hemos prestado bien atención ´al asunto: ocurre precisamente que no tenemos allÌ nuestro corazón y ni siquiera nuestro oÌdo!
Antes bien, asÌ como un hombre divinamente distraÌdo y absorto a quien el reloj acaba de atronarle fuertemente los oÌdos con sus doce campanadas del mediodÌa, se desvela de golpe y se pregunta ´øquÈ es lo que en realidad ha sonado ahi?, asÌ también nosotros nos frotamos a veces las orejas después de ocurridas las cosas y preguntamos, sorprendidos del todo, perplejos del todo, o qué es lo que en realidad hemos vivido ahi?ª, más aún, quiénes somos nosotros en realidad? y nos ponemos a contar con retraso, como hemos dicho, las doce vibrantes campanadas de nuestra vivencia, de nuestra vida, de nuestro ser ay!, y nos equivocamos en la cuenta...
Necesariamente permanecemos extraños a nosotros mismos, no nos entendemos, tenemos que confundirnos con otros, en nosotros se cumple por siempre la frase que dice ´cada uno es para sÌ mismo el más lejano 2 , en lo que a nosotros se refiere no somos ´los que conocemos...
1 . VÈase Evangelio de Mateo, 21; SermÛn de la MontaÒa.
2 . Nietzsche invierte aquÌ una conocida frase de La Andria, de Terencio (IV, 1, 12), en el monólogo de Cariño: ´proxumus sum egomet mihiª (mi [pariente] más próximo soy yo mismo).
2 Mis pensamientos sobre la procedencia de nuestros prejuicios morales pues de ellos se trata en este escrito polémico tuvieron su expresión primera, parca y provisional en esa colección de aforismos que lleva por tÌtulo Humano, demasiado humano. Un libro para espíritus libres, cuya redacción comencé en Sorrento durante un invierno que me permitió hacer un alto como hace un alto un viajero y abarcar con la mirada el vasto y peligroso paÌs a través del cual habÌa caminado mi espÌritu hasta entonces.
OcurrÌa esto en el invierno de 1876 a 1877; los pensamientos mismos son mís antiguos. En lo esencial eran ya idénticos a los que ahora recojo de nuevo en estos tratados: esperemos que ese prolongado intervalo les haya favorecido y que se hayan vuelto más maduros, más luminosos, más fuertes, más perfectos!
El hecho de que yo me aferre a ellos todavÌa hoy, el que ellos mismos se hayan entre tanto unido entre sÌ cada vez con más fuerza, e incluso se hayan entrelazado y fundido, refuerza dentro de mÌ la gozosa confianza de que, desde el principio, no surgieron en mÌ de manera aislada, ni fortuita, ni esporádica, sino de una raÌz común, de una voluntad fundamental de conocimiento, la cual dictaba sus órdenes en lo profundo, hablaba de un modo cada vez más resuelto y exigÌa cosas cada vez más precisas.
Esto es, en efecto, lo único que conviene a un fíilósofo. No tenemos nosotros derecho a estar solos en algún sitio: no nos es lÌcito ni equivocarnos solos, ni solos encontrar la verdad.
Antes bien, con la necesidad con que un ·rbol da sus frutos, asÌ brotan de nosotros nuestros pensamientos, nuestros valores, nuestros sÌes y nuestros noes, nuestras preguntas y nuestras dudas, todos ellos emparentados y relacionados entre sÌ, testimonios de una única voluntad, de una única salud, de un único reino terrenal, de un único sol. Les gustarán a vosotros estos frutos nuestros? Pero qué les importa eso a los árboles! Qué nos importa eso a nosotros los filósofos!..
http://www.pensament.cat/filoxarxa/filoxarxa/pdf/Nietzsche,%20Friedrich%20-%20Genealogia%20de%20la%20moral%20(completo).pdf
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