Manuel Lorenzo de Vidaurre
30 de enero de 1827-16 de mayo de 1827
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31 de enero de 1832-1 de junio de 1832
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4 de julio de 1827-4 de agosto de 1827
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Primer
presidente
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José de
la Cuba
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Datos personales |
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Nacimiento
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Fallecimiento
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9 de marzo de 1841
Lima, Perú |
Manuel
Lorenzo de Vidaurre y Encalada (Lima, 19 de mayo de 1773
– Lima, 9 de marzo de 1841)
fue un jurista, político y ensayista peruano. Fue uno de los precursores reformistas
de la independencia del Perú,
es decir, aquellos que consideraban que los problemas de las colonias podían
solucionarse con reformas emanadas de la Corona española y sin llegar a la
separación de la metrópoli, ideas que expuso en dos libros, Cartas
americanas y Plan del Perú, escritos en la década de 1810 y publicados recién en 1823. Sin
embargo, tras viajar por Francia, Inglaterra, España y los Estados Unidos, hizo profundas reflexiones y
aceptó finalmente la necesidad de la separación (1823).
Ya en su faceta de prócer independentista contribuyó con sus servicios y sus propuestas jurídicas a la cimentación del proyecto republicano. Durante la dictadura bolivariana fue sucesivamente adulador y detractor del Libertador Bolívar. Fue el primer presidente de la Corte Suprema de Justicia del Perú (1825), cargo que ejerció en tres períodos. También ejerció la presidencia del Congreso Constituyente en 1827, y el ministerio de Gobierno y Relaciones Exteriores en ese mismo año y en 1832.
Fue un
hombre múltiple y talentoso, poseedor de un carácter tempestuoso y
contradictorio (“genio eléctrico” lo llamó Bolívar). «Vio en la ley
el más eficaz instrumento para la felicidad republicana; y en la palabra, oral
o escrita, el medio de labrar la opinión pública; de modo que se volcó
inquietamente en cartas, discursos, artículos, proyectos de codificación y
tratados mediante los cuales quiso difundir sus concepciones acerca de la
organización del país».1 Su contribución al Derecho peruano ha sido valiosa.
Biografía
Sus
padres fueron el coronel Antonio Basilio Vidaurre de la Parra y Manuela
Catalina de Encalada y Mirones. Era de familia acomodada. Estudió en el Real
Convictorio de San Carlos y en la Universidad de San
Marcos, donde se graduó de bachiller en Cánones en 1795.
En 1797 inició el ejercicio de la abogacía, destacando rápidamente por sus
conocimientos y su talento. En 1802 se graduó de doctor en
Leyes y Cánones.
Recibió
la influencia de las ideas de Montesquieu, Locke, Rousseau y
otros pensadores de la Ilustración. Por leer
libros prohibidos fue obligado a comparecer ante los jueces de la Inquisición
cada semana y durante varios años, pero aun así se atrevió a criticar la
administración colonial. A fin de alejarlo para que su mal ejemplo no cundiera,
el virrey Abascal lo
incitó a viajar a España a fin de que gestionara
la obtención de un cargo público de acuerdo a sus méritos. Llegó a Cádiz en 1810,
y allí escribió el libro que años después publicaría bajo el título de Plan
del Perú, según él, a pedido del ministro de Gracia y Justicia. Gracias
a esa obra, donde exponía los defectos de la administración colonial así como
daba las pautas para su solución, obtuvo su nombramiento como oidor de la Real Audiencia de
Cuzco (29 de diciembre de
1810).
Retornó
al Perú por vía de Cabo de Hornos y, temeroso
de cualquier contacto con las revueltas separatistas de Buenos Aires y Santiago de Chile, parece que desembarcó recién
en Arica. En sus funciones como oidor en el Cuzco (1811-1815)
demostró autonomía y no escatimó en criticar a las autoridades superiores por
sus abusos sobre la población, lo que le valió la simpatía del pueblo; sin
embargo su temperamento hasta entonces era reformista, más no separatista. Al
estallar la revolución de 1814,
los rebeldes le ofrecieron la presidencia de la junta de gobierno, que rechazó;
no obstante, recibió un salvoconducto para que se le respetase.
Debelada
la rebelión cuzqueña, el virrey Abascal llamó a Vidaurre a Lima y le inició
proceso acusándolo de complicidad con los rebeldes (1815). Vidaurre solicitó
entonces su traslado a España para ser juzgado con imparcialidad. Ya en la
península, sufrió una fría hostilidad. Se trasladó a Francia e Inglaterra. Volvió a América tras ser nombrado
oidor en la Real
Audiencia de Puerto Príncipe, actual Camagüey (1820).
En ese nuevo escenario expresó opiniones políticas muy atrevidas, por lo que
fue trasladado a la Real Audiencia de
Galicia, en España (1822).
Viajó a Estados Unidos, radicándose en Filadelfia, donde
publicó sus Cartas americanas y su Plan del Perú (1823), esta
última dedicada al Libertador Simón Bolívar,
entonces la máxima figura de la lucha por la libertad de Hispanoamérica.
Conocedor de su robusta personalidad, Bolívar lo invitó a retornar al Perú,
escribiéndole:
El Perú
necesita muchos Vidaurres, pero no habiendo mas que uno, este debe apresurarse
a volar al socorro de la tierra nativa que clama e implora por sus primeros
hijos, por esos hijos de predilección.
Ya en el
Perú, se le encomendó la instalación de la Corte Superior de Justicia de Trujillo (11 de abril de 1824).
Y fundada la Corte
Suprema de la República, fue su vocal
y su primer presidente (1825). Además, integró dos comisiones: una para
redactar los estatutos de la Universidad
de Trujillo, fundada por el mismo Bolívar; y otra para formar el
proyecto sobre la creación de una Sociedad Económica de Amantes del País.
Pero de
pronto fue enviado a Panamá como plenipotenciario o
representante peruano ante el Congreso Americano
reunido allí. Trabajó arduamente redactando las bases de la Confederación de
naciones hispanoamericanas propuesta por Bolívar, que pronto se estrelló contra
la realidad. Fueron días en que desempeñó convincentemente su papel de
bolivariano entusiasta. Su adulación hacia el Libertador se hizo proverbial. Se
cuenta al respecto que en una ocasión se tendió para que Bolívar, pisándole las
espaldas, montase a su cabalgadura. Pero se enemistó con Bolívar a raíz de la
aprobación de la Constitución
Vitalicia, que impuso el mismo Libertador, a la cual vio como un
medio de instauración de la tiranía. Se sumó entonces al bando liberal
antibolivariano encabezado por el clérigo Francisco
Javier de Luna Pizarro.
Tras la
partida de Bolívar del Perú, efectuó junto con los liberales la reacción
nacionalista que puso fin al régimen vitalicio o bolivariano (27 de enero de 1827).
En este agitado período desempeñó el periodismo como editor del diario El
Discreto (en cuyas páginas insertó un proyecto de constitución) y como
colaborador en El Revisor, El Peruano (1827), y El Fénix (1827).
Escribió, cuando ministro de Gamarra, en "El Conciliador" (1832).
Colaboró, más tarde, en "El Genio del Rímac" (1833 - 1834) y en
"El Constitucional" (1833 - 1834).
Durante
la junta de gobierno presidida por el general Andrés de Santa Cruz
fue ministro
de Gobierno y Relaciones Exteriores (de 30 de enero a 16 de mayo de 1827).
Elegido diputado por Lima, ejerció la presidencia del Congreso
General Constituyente, de 4 de julio a 4 de agosto de 1827.
Poco después fue implicado en una supuesta conspiración, por lo que fue
desaforado del Congreso. Partió al exilio en la noche del 29 de abril de 1828
a bordo de la fragata China, con dirección al puerto de Salem, en Massachussets, Estados Unidos. Más tarde se
dirigió a Europa.
Volvió al
Perú en 1830 y se reincorporó a la Corte Suprema de la
que fue presidente en 1831-1834, y en 1837-1839.
Interinamente se encargó del ministerio de Gobierno y Relaciones Exteriores, de
31 de enero a 31 de mayo de 1832,
cuando el gobierno del mariscal Agustín Gamarra afrontaba múltiples
conspiraciones, tanto en Lima como en provincias. De entonces data una
sentencia suya con la que justificaba la política represiva del gobierno: “Ha
de reinar el orden. Si fuese preciso callarán las leyes para mantener las
leyes.” También por estos años prosiguió con sus escritos jurídicos y sus
proyectos de codificación.
En esa
época tuvo resonancia la polémica sobre su proyecto de Código Eclesiástico
publicado en París en 1830, que fue considerada por la Iglesia Católica como
una obra disparatada y llena de contrasentidos, por lo que fue puesto en
el Index de libros prohibidos. Unos años después Vidaurre se declaró
arrepentido de dicha obra y dio a luz otro libro, titulado Vidaurre contra
Vidaurre, donde se retractó de muchas ideas que había sostenido.
Durante
la Confederación
Perú Boliviana fue acreditado como ministro
plenipotenciario en el Ecuador, con la misión de
evitar que dicho país se sumara a la guerra
restauradora desatada por los chilenos aliados con los emigrados
peruanos.
Derrumbada
la Confederación, fue privado de todos sus cargos públicos, incluyendo su
magistratura en la Corte Suprema. Reabrió entonces su estudio de abogado, que
había cerrado hacía más de 40 años, y fue nombrado por aclamación decano del Colegio de
Abogados de Lima en 1840. Ese mismo año fue
vicerrector de la Universidad de San Marcos. Falleció poco después a la edad de
67 años.
Obras principales
- Obras del ciudadano Manuel de Vidaurre (Puerto Príncipe, 1820-1822, 5 vols.), compilación de ensayos jurídicos. Es una magna contribución para el Derecho peruano.
- Plan del Perú (Filadelfia, 1823), con dedicatoria a Bolívar, donde hace una crítica del sistema administrativo colonial y aboga por una justicia más rápida y honesta. Particularmente magistral es su informe de la situación del indio. Fue reeditado en 1971 por Alberto Tauro del Pino junto con "otros escritos".
- Cartas americanas (2 vols. y un suplemento, 1823-1827; reunidos por Tauro en un solo volumen incluyendo una "addenda", 1973), reflexiones políticas sobre la guerra de la independencia. Afirma haberlas escritas en 1820 y que ya por entonces era un partidario de la emancipación (pero Luis Alberto Sánchez duda de esta explicación). Al estilo de Rousseau, incluye confesiones íntimas, como la de sus amores adúlteros. En el prólogo dice lo siguiente:
Las primeras de estas cartas manifiestan el objeto
con que se escribieron: Yo tengo la gloria de haber inspirado a los cuarenta y
un años de mi edad, una pasión violenta a la joven más hermosa de mi país. Aun
la tengo mayor en haberla dirigido por el camino de la virtud. Este esfuerzo
casi contrario a las leyes de la naturaleza, me acercó a los bordes del
sepulcro…
- Efectos de las facciones en los gobiernos nacientes (Boston, 1828).
- Proyecto del Código Penal (Boston, 1828), que publicó con motivo de haber convocado el gobierno de Chile un concurso sobre dicho asunto. De su lectura se desprende que Vidaurre buscaba no solo la represión sino la prevención del delito y se caracteriza por su laicismo, su liberalismo y el carácter draconiano y pintoresco de sus penas, fundadas en el dolor del delincuente.
- Proyecto del Código Eclesiástico (París, 1830), dedicado a S.S. Pío VIII y escrita bajo influencia de las tesis regalistas, fue considerada una obra disparatada y llena de contrasentidos, por lo que fue puesto en el Índex de libros prohibidos por la Iglesia Católica. En ella consignaba audaces principios sobre sometimiento del poder espiritual al temporal, la anulación del celibato y el derecho a casarse de los religiosos, quienes estudiarían además en seminarios pagados por el Estado, etc.
- Proyecto de Código Civil peruano (Lima, 1834-1836), dividido en tres partes: sobre las personas, sobre dominios y contratos y sobre últimas voluntades. Con más de 900 páginas en total, representa lo más orgánico de su producción. Deficiente en cuanto a su técnica como código propiamente dicho e inaplicable en buena parte de su política jurídica, es sin embargo muy animado e interesante.
- Vidaurre contra Vidaurre (Lima, 1839), dedicado a José Manuel Pasquel (entonces canónigo y vicario general de la Iglesia Metropolitana de Lima); es un volumen inicial de un "curso de derecho eclesiástico" en el cual intentó rectificar anteriores opiniones sobre la materia, pero sin lograr ceñirse a la ortodoxia católica (un examen atento realizado por el dominico fray Vicente de Zea demostró que en muchos puntos dicho libro tampoco se ceñía a la ortodoxia católica) por lo que fue igualmente condenada por el arzobispo de Lima Francisco de Sales Arrieta (1840), arzobispo que alentaba la censura pública del liberalismo por alterar el orden eclesiástico. No obstante, el título de la obra se hizo en su momento popular para designar a quienes se contradicen a sí mismos.
Redactó
también un proyecto de Código de Comercio y un Derecho Marítimo, obras que se
han perdido.
Bibliografía
- Basadre, Jorge: Historia de la República del Perú. 1822 - 1933, Octava Edición, corregida y aumentada. Tomos 1 y 2. Editada por el Diario "La República" de Lima y la Universidad "Ricardo Palma". Impreso en Santiago de Chile, 1998.
- Chirinos Soto, Enrique: Historia de la República, Tomo I (1821-1930). Lima, AFA Editores, 1985.
- Tauro del Pino, Alberto: Enciclopedia Ilustrada del Perú. Tercera Edición. Tomo 17. VAC-ZUZ. Lima, PEISA, 2001. ISBN 9972-40-166-9
- Vargas Ugarte, Rubén: Historia General del Perú. Octavo Tomo. Primera Edición. Editor Carlos Milla Batres. Lima, Perú, 1971.
- Varios autores: Grandes Forjadores del Perú. Lima, Lexus Editores, 2000. ISBN 9972-625-50-8
- Varios autores: Historia del Perú. Lima, Lexus Editores, 2000. ISBN 9972-625-35-4
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