ACTUALIDAD MI AMIGO JOSÉ PANCORVO NO CONTESTA EL TELÉFONO
Published 6 años ago on 29/02/2016 By Rodolfo Ybarra
In memoriam
Me avisan que Pepe Pancorvo ha muerto y no le creo a nadie. Ahora todos mienten, me cuentan historias, cuentos, boatos, puros falsetes para hacerme enojar y perder los papeles. Porque cada uno de nosotros sabe que tú, Pepe, encarnas a la poesía y por ti nuestra generación del noventa es lo que es (“o no es nada”, como una vez me dijiste cuando hablábamos del Tercer Reich o del poeta nazi que descubrimos en un libro sobre Ezra Pound). Y yo siempre estuve persiguiendo el “buscapique” porque contigo era fácil conversar de cualquier tema, estar hasta las cinco de la mañana hablando de Plotino, Stanislaw Lem, Raffaella Carrà, Cannibal corpse, o la dieta paleolítica antes de la invención del fuego.
Nunca voy a olvidar aquella noche que nos llevaste a tu casa, en Barranco, a mí y a un grupo de poetas imberbes, y en plena sala, con la luz a medio encender, saliste con una espada de samurái y empezaste a danzar dando sablazos al aire y yo pensaba que nos ibas a cortar la cabeza a todos (como hacen ahora los del Estado Islámico), pero justo cuando pensábamos salir corriendo o tirarnos por la ventana, paraste en seco y nos dijiste que eso era un saludo de honor y una bendición por haberte acompañado a casa. Y nos dejaste más blancos que papel bond de 80 gramos. Pero, para bajar la adrenalina, dejaste la espada a un lado y cogiste el arpa y te pusiste a declamar un poema en voz alta, algo sobre las vírgenes, los estados divinos y los ángeles.
Seguro te acordarás de esas épocas en que me visitabas en La Encantada de Villa, esa casa grande y solitaria en la que tuve que volverme poeta a la fuerza o, de lo contrario, volverme loco. Y yo te decía que había una presencia, un ectoplasma, un hecho paranormal ahí, algo que apuntaba Madame Blavatsky en uno de sus textos perdidos. Y tú, muy preocupado apareciste un día con una vara de hierro, agua bendita y un rosario gigantesco e hiciste un rito, imposible de entender para un escéptico, agnóstico o trasnochado materialista dialéctico, como era yo en ese entonces. Y mira tú, cómo son las cosas, José, que desde ese día nadie más tocó las puertas desde adentro, ni se volvieron a escuchar ruidos extraños.
Y así nos encontrábamos solos en la madrugada caminando por la plaza san Martín, tú con tu amigo (porque yo nunca le di la mano) Chirinos Soto saliendo del Club Nacional, y yo te decía si no era muy congruente estar en un concierto subterráneo escuchando a Pateando Tu Kara y luego conversar de realidad nacional con estos señores de cuello duro y corbata de moño. Y tú te reías a carcajadas y me decías: “Entiéndelo Ybarra, tú eres el mejor poeta de nuestra generación por eso yo guardo, en secreto, tus primeros poemas a Dogaresa, tus líricas contra el mundo y hasta tus canciones que me distes a guardar una vez cuando estábamos brindando en Las Rejas, a inicios de los noventas. ¿Te acuerdas?”. Y yo también me reía porque siempre fuiste muy amable conmigo, incluso cuando te pedí que presentaras mi libro El Estereoscopio 500 que yo sabía iba a ser un canto en el desierto, casi mil páginas desperdiciadas solo por amor a la poesía, algo-que-cualquiera-no-podría-entender. Pero tú sí, amigo, y por eso ese día en la Feria Ricardo Palma hablaste con autoridad sobre lo que es ser un escritor en el Perú. Y me echaste tantas flores que preferí no decir nada y quedarme callado y mirando cómo la gente dudaba de que yo hubiera escrito ese mamotreto.
José Pancorvo y Rodolfo Ybarra.
Otra madrugada nos vimos en el Pharmax, ese local de sionistas confesos que no cierra nunca, eran las 3 y 30 de la mañana (“la hora del mal” le llaman los conspiranoicos) y apareciste con uno de los Tudelas que no sé porque se sintió intimidado y te jaló a un costado y tú le susurraste al oído: “No te preocupes, hombre, es el Ybarra, un poeta de mi barrio”. Pero así son los buenos amigos, no admiten competencia y no lo digo por el Tudela, ese, sino por mí mismo que prefiero evitar a los reaccionarios o a los que proclaman a voz en cuello las bondades del liberalismo económico. Pero tú, Pepe, siempre hacías la de san Martín de Porres y al lado tuyo estábamos todos: perros, gatos y pericotes luchando unos contra otros y tú divirtiéndote porque, seguro, en unas horas, tenías que ir al Brasil por un asunto pontificio. Si hasta te trajiste a un Rey del Brasil o no sé de donde diablos sería pero tenía título nobiliario y así lo presentaron en un encuentro de poesía. Y tú riéndote a escondidas porque el mejor título que puede tener uno es el de “ser humano”. Y tú lo sabías bien.
Hace unas semanas, nos encontramos en Jesús María, en la calle República Dominicana 247, ahí en la panadería San José, y compartimos una torta, una empanada y una gaseosa de colorante, agua carbonatada y tartrazina, hablando, otra vez, de los poetas, nuestros amigos y de que era necesario volver a vernos, salir en las noches o encontrarnos en algún café. Y a ver si nos animábamos a escribir un libro juntos y publicarlo en Cecosami o esas ediciones por demanda que abundan en la internet. Y antes de irte me diste, otra vez, tu teléfono y me dijiste: “llámame, Ybarra, y si no contesto, insiste, porque últimamente paro con mucho sueño, seguro estoy durmiendo”. Y eso es lo que estoy haciendo, Pepe, hermano. Marco y vuelvo a marcar tu número. Solo el contestador me repite si quiero dejarte un mensaje. Ojalá que cuando despiertes puedas leer esto, querido amigo. Te vamos a extrañar.
https://limagris.com/mi-amigo-jose-pancorvo-no-contesta-el-telefono/
PD. El velorio es en la Parroquia Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, calle Dellepiani cuadra 3, entre la 13 y 14 de la Avenida Pezet, San Isidro. A partir de hoy en la tarde.
Rodolfo YbarraRodolfo Ybarra. Ha estudiado matemática pura, física, electrónica y comunicaciones. Ha publicado una veintena de textos entre novelas, cuentos, poemarios y ensayos. Ha dirigido un programa de televisión de contracultura y política, y editado revistas y fanzines.
Se expresa también vía el vídeo y la música. Desde el 2007 maneja el blog www.rodolfoybarra.blogspot.com.
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José Pancorvo, poeta y místico del Incarrey,
Reúne un conjunto de recuerdos y estudios sobre la vida y obra de una personalidad sobresaliente que buscó reafirmar el sentido de lo peruano de cuño barroco con una poética de lo sagrado. En estos tiempos profanos Pancorvo obtuvo un especial reconocimiento por parte del jurado del Premio Mundial Fernando Rielo de Poesía Mística (1991) y en el año 2000 fue seleccionado para la antología Poetry from around the world, que reunió a los mejores exponentes de la lírica mundial.
Esta última compilación fue realizada por el famoso poeta y diplomático indio Kamalesh Sharma, secretario general de la Commonwealth, prologada por el poeta irlandés Seamus Heaney, Premio Nobel de Literatura y presentada por Kofi Annan, Secretario General de las Naciones Unidas.
Con ocasión de conmemorarse el septuagésimo aniversario del natalicio de este notable poeta, la Fundación Ugarte del Pino de Lima y la Fundación Elias de Tejada de Madrid se han unido en este esfuerzo editorial en su homenaje.
https://www.elvirrey.com/libro/jose-pancorvo_70131873
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