Metapolítica: entre el Nomos y el Anomos. Fernando Fuenzalida
Adjunto el Ensayo del Dr. Fernando Fuenzalida Vollmar Titulado: Metapolítica: entre el Nomos y el Anomos, publicado como Introducción al libro del Dr. Eduardo Hernando Nieto : Pensando peligrosamente: El pensamiento reaccionario y los dilemas de la democracia deliberativa.
Agrego también otros comentarios que considero son vigentes a pesar del tiempo transcurrido de su publicación
Publicado en : "Continente Indiano"
http://euro-synergies.hautetfort.com/archive/2009/03/06/continente-india...
Tres paradigmas históricos, a cual más pesimista, dominan el atribulado horizonte de este fin de milenio y de siglo, el "más sangriento de toda la historia cristiana", al decir de Juan Pablo II.
El primero (1992) el neohegeliano del yanqui nipón Francis Fukuyama, funcionario de la Oficina de Planificación Política del Departamento de Estado Americano y analista de la Rand Corporation.
El segundo (1993)
el de uno de los nuevos superhombres de Harvard, Samuel P. Huntington,
americano también, Director del John M. Olin Institute for Strategic
Studies, el mismo que patrocinó a Fukuyama, y ex-director del ya más que
polémico Council of Foreign Relations. En éste se persigue las huellas
de Spengler.
El tercero (1992), menos
difundido hasta ahora, el de un filósofo casi ignorado fuera de los
círculos más selectos de Europa: el griego Panajotis Kondylis, quien ya
desde 1984 se había hecho valer entre los grandes pensadores de hoy por
causa de su ensayo sobre Poder y Decisión
(Macht und Entscheiund). Kondylis es profesor en Heidelberg y discípulo
de Conze. Se suele citar, entre otros, a Nietzsche, Karl Marx y Carl
Schmitt como los inspiradores de Panajotis Kondylis.
En poco menos de ocho años la tesis de Fukuyama ha sido proclamada ya urbi et orbi. El argumento central deriva sus rumbos entre Hegel y Nietszche y se aplica a la consumación de la historia desde la doble caída del soviet y el muro: el ingreso a una era en que la victoria de la democracia liberal y el capitalismo se hacen ya irreversibles. Paradójicamente la victoria que anuncia no es la del oscurantismo y el conservatismo social que asociara el marxismo al capitalismo burgués. Sino la de la Revolución Burguesa en Sí Misma ---la americana y francesa--- paralizada hasta hoy, en sus logros,. por la resistencia de fuerzas arcaizantes, mitificadoras y utópicas que representara el marxismo.
En poco menos de ocho años la tesis de Fukuyama ha sido proclamada ya urbi et orbi. El argumento central deriva sus rumbos entre Hegel y Nietszche y se aplica a la consumación de la historia desde la doble caída del soviet y el muro: el ingreso a una era en que la victoria de la democracia liberal y el capitalismo se hacen ya irreversibles. Paradójicamente la victoria que anuncia no es la del oscurantismo y el conservatismo social que asociara el marxismo al capitalismo burgués. Sino la de la Revolución Burguesa en Sí Misma ---la americana y francesa--- paralizada hasta hoy, en sus logros,. por la resistencia de fuerzas arcaizantes, mitificadoras y utópicas que representara el marxismo.
Ante el desconcierto de las viejas izquierdas, en el neoliberalismo
revolución y reacción invierten de este modo sus signos. Los conflictos
que el mundo pudiera seguir contemplando en los años futuros no serán ya
otra cosa que insignificantes querellas entre fuerzas que encarnan
antiguos valores, en fase de descomposición, y la fuerza progresista del
liberalismo, la democracia representativa y el mercado imparables que
--desde los Estados Unidos de América-- encarnan la posthistoria sin fin
de un mundo unicultural y monohegemónico al que el mismo Fukuyama
reconoce, por fin, como un "futuro que no tiene futuro" y que se pierde
en el tedio de ideales vacíos y pragmatismo hedonístico.
En el horizonte ideológico brumoso y teutónico en que buscan moverse los tres paradigmas, el modelo de Huntington perfila más bien un Ragnarok o Batalla Final. Los actores principales en el mundo que nace serán --- nos anuncia--- no ya las superpotencias como antes sino los estados centrales de las ocho civilizaciones que juzga primarias: la euro-norteamericana, la europeo-oriental o eslava, la islámica, la confuciana, la budista, la japonesa, la latinoamericana y la africana. Se comportan --sostiene-- como gigantescas "placas tectónicas" que inevitablemente chocaran entre sí, dando lugar a una serie interminable de convulsiones y guerras que modelarán el siglo que nace.
En el horizonte ideológico brumoso y teutónico en que buscan moverse los tres paradigmas, el modelo de Huntington perfila más bien un Ragnarok o Batalla Final. Los actores principales en el mundo que nace serán --- nos anuncia--- no ya las superpotencias como antes sino los estados centrales de las ocho civilizaciones que juzga primarias: la euro-norteamericana, la europeo-oriental o eslava, la islámica, la confuciana, la budista, la japonesa, la latinoamericana y la africana. Se comportan --sostiene-- como gigantescas "placas tectónicas" que inevitablemente chocaran entre sí, dando lugar a una serie interminable de convulsiones y guerras que modelarán el siglo que nace.
Entre tanto, los pueblos con cultura común se están acercando. Los
países de culturas plurales se desintegran o enfrentan desgarradoras
tensiones. En este nuevo mundo, la política local termina centrada en el
conflicto de lo étnico; la política mundial en el de lo civilizatorio a
más grandes escalas.
Panajotis Kondylis, más esencialmente germano --tal vez justo a causa de su origen helénico-- se esfuerza por trascender de la bruma teutónica a la luz hiperbórea. Más que Fukuyama y que Huntington, sale al encuentro de pensadores insignes de nuestra tradición filosófica que ejercen influencia notable sobre el pensamiento de Schmitt. Como con la juventud hegeliana a Cieszkowski, le preocupa, ante todo, la relación entre la teoría y la praxis, el divorcio entre la existencia y el texto y entre las lógicas, frecuentemente antagónicas que éstos imponen.
Panajotis Kondylis, más esencialmente germano --tal vez justo a causa de su origen helénico-- se esfuerza por trascender de la bruma teutónica a la luz hiperbórea. Más que Fukuyama y que Huntington, sale al encuentro de pensadores insignes de nuestra tradición filosófica que ejercen influencia notable sobre el pensamiento de Schmitt. Como con la juventud hegeliana a Cieszkowski, le preocupa, ante todo, la relación entre la teoría y la praxis, el divorcio entre la existencia y el texto y entre las lógicas, frecuentemente antagónicas que éstos imponen.
La polisemia, universalmente confusa, contradictoria y en el fondo
vacía, que revela el examen empírico de nociones comunes como libertad,
democracia, liberalismo o libre mercado y que manda y comanda los
conflictos de la era ¿es accidental o inherente a la condición del
lenguaje en los tiempos modernos? ¿no es acaso ---hace eco a Schmitt--
inherente a la misma palabra --particularmente en el campo político-- el
sentido polémico?. Kondylis evade sistemáticamente la trampa que las
abstracciones imponen, refugiandose en el hombre concreto colocado en
una situación histórica dada. "Sólo hay existencias humanas colocadas en
situaciones concretas, que actúan y reaccionan específicamente en cada
ocasión; una de esas acciones y reacciones específicas consiste, según
la terminología habitual, en concebir ideas o apropiarse de ellas.
Ahora bien, las ideas no intervienen inmediatamente, sino que son sólo
las existencias humanas las que van a actuar, en nombre de esas ideas,
en el interior de sociedades organizadas. Igualmente, las combinaciones
de ideas son la obra de existencias humanas que se fundan sobre su
propia relación con otras existencias. En fin, las ideas no son ni
vencedoras ni vencidas: su victoria o su derrota representan
simbólicamente el dominio o la sumisión de ciertas existencias humanas",
sostiene.
"El pensamiento y el lenguaje cuentan entre los instrumentos de la afirmación de sí mismo".
"Seguramente, es posible morir por `la'
verdad -pero solamente por la nuestra, es decir, la que coincide con
nuestra propia identidad".
La lógica del combate o --más bien la relación amigo-enemigo como piensa
Carl Schmitt define una relación ontológica que trasciende a la
ideología y al texto.
Lo que cuenta, por eso, en último término, en la era que empieza, no debiera buscarse en la lógica del discurso triunfante --mera imagen lingüística en el plano virtual--- sino en la de su relación con la praxis de la que la separa y enfrenta una brecha creciente. El antagonismo y la incoherencia crecientes entre idealización y existencia, entre el lenguaje moral y la acción de la fuerza. Sobre la base de estas incongruencias Kondylis avisora un escenario distinto en el que las fuerzas en juego son más bien las que representan a "pequeños y grandes". Una lucha orientada de un lado a imponer un esquema uniforme, abstracto y formal en el orden global sobre una negación de las existencias y diferencias humanas concretas y reales; y del otro a afirmar el derecho de las pequeñas naciones a sus propias demandas de libertad y democracia o derechos humanos en los términos propios que sus identidades derivan.
Lo que cuenta, por eso, en último término, en la era que empieza, no debiera buscarse en la lógica del discurso triunfante --mera imagen lingüística en el plano virtual--- sino en la de su relación con la praxis de la que la separa y enfrenta una brecha creciente. El antagonismo y la incoherencia crecientes entre idealización y existencia, entre el lenguaje moral y la acción de la fuerza. Sobre la base de estas incongruencias Kondylis avisora un escenario distinto en el que las fuerzas en juego son más bien las que representan a "pequeños y grandes". Una lucha orientada de un lado a imponer un esquema uniforme, abstracto y formal en el orden global sobre una negación de las existencias y diferencias humanas concretas y reales; y del otro a afirmar el derecho de las pequeñas naciones a sus propias demandas de libertad y democracia o derechos humanos en los términos propios que sus identidades derivan.
Y es que como lo advierte en forma temprana el ultramontano De Maistre
quien sostuvo no haber conocido nunca hombres sino simplemente alemanes,
griegos, persas o franceses:
"…une
constitution qui est faite pour toutes les nations, n´est faite pour
aucune: cést une pure abstraction, une oeuvre scolastique fait pour
exercer l´esprit d´après une hypothése idéale, et qu´il faut adresser à
l´homme, dans les espaces imaginaires oú il habite".
El racionalismo instrumental del mundo técnico, la racionalidad
utilitarista del Estado de derecho, el individualismo atomista y la
impersonalización de los vínculos humanos que ésto trae consigo
configuran el peor enemigo de la paz en los tiempos futuros y serán
---según lo percibe Kondylis--- factores cruciales en una reemergencia
masiva de nacionalismos e identidades históricas.
A pesar de las diferencias de sus enfoques y aproximaciones
específicas los tres paradigmas con los que he elegido en estas páginas
presentar el horizonte filosófico que abre el milenio concuerdan en la
identificación de una fuerza corrosiva que socava desde sus raices
mismas todos los futuros previsibles. Es la fuerza ---o antifuerza--- de
la anomia o descomposición moral que afecta las bases de la nueva
sociedad desde el momento mismo en que nace.
"A Fukuyama le preocupa el egoísmo y el excesivo individualismo de las sociedades liberales, su implacable erosión de todas las formas de comunidad y de moral social. Para funcionar debidamente, las sociedades liberales dependen de tradiciones culturales no liberales o preliberales, especialmente las que se basan en la religión. Y son precisamente estas tradiciones las que el liberalismo socava. Si todo el mundo se está volviendo liberal, todo el mundo también se está volviendo amoral"
"A Fukuyama le preocupa el egoísmo y el excesivo individualismo de las sociedades liberales, su implacable erosión de todas las formas de comunidad y de moral social. Para funcionar debidamente, las sociedades liberales dependen de tradiciones culturales no liberales o preliberales, especialmente las que se basan en la religión. Y son precisamente estas tradiciones las que el liberalismo socava. Si todo el mundo se está volviendo liberal, todo el mundo también se está volviendo amoral"
comenta Krishan Khumar. "Los liberales lockeanos como… Jefferson o
Franklin…no vacilaron en afirmar que la libertad requería la creencia en
Dios.
El contrato social entre individuos con intereses propios racionales, en
otras palabras, no se sostenía por sí mismo sino que necesitaba una
creencia suplementaria en castigos y premios divinos". "La decadencia ha
ocurrido no a pesar de los principios liberales, sino a causa de
ellos…no será posible ningún fortalecimiento de la vida comunitaria a
menos que los individuos… acepten la vuelta a ciertas formas históricas
de la intolerancia" citaba a Fukuyama yo, de mi parte, unos años atrás
Y ahí donde Fukuyama deja abierta esa puerta de la intolerancia a cuya apertura se hará cada vez más favorable en sus escritos y libros posteriores, Samuel Huntington se impone el abrirla desde una perspectiva distinta. Gobiernos y pueblos de todo el mundo se enfrentan hoy a una crisis de identidad ---sostiene--- que resuelven redefiniéndola en términos culturales. Como resultado de este proceso, la política mundial está siendo reconfigurada a lo largo de líneas culturales. La esencia de los conflictos actuales en el mundo ---dice-- es de naturaleza cultural y los puntos de fricción son aquellos donde distintas civilizaciones entran en contacto.
Y ahí donde Fukuyama deja abierta esa puerta de la intolerancia a cuya apertura se hará cada vez más favorable en sus escritos y libros posteriores, Samuel Huntington se impone el abrirla desde una perspectiva distinta. Gobiernos y pueblos de todo el mundo se enfrentan hoy a una crisis de identidad ---sostiene--- que resuelven redefiniéndola en términos culturales. Como resultado de este proceso, la política mundial está siendo reconfigurada a lo largo de líneas culturales. La esencia de los conflictos actuales en el mundo ---dice-- es de naturaleza cultural y los puntos de fricción son aquellos donde distintas civilizaciones entran en contacto.
La imagen apropiada ---insiste--- sería la de las placas tectónicas que,
al chocar, unas se superponen, otras se hunden, pero, en todo caso,
producen graves perturbaciones. Samuel Huntington, frasea esta geología
ficticia de tal modo que termina convirtiendola en un instrumento de
homogenización o arrasamiento universal de las diversidades culturales
en su esencia ---fundamentalmente religiosa--- bajo el argumento
inexorable de que ni la realización del estado de democracia universal
ni la del mercado abierto globalizado que considera inseparables del
espíritu de la civilización euro-norteamericana podría realizarse sino
bajo la cobertura de un solo liderazgo en lo politico y la imposición de
un único sistema de creencias, de valores y conductas ---es decir de
religión--- que garantizara en lo esencial la uniformidad de la cultura
planetaria.
"Uno de los rasgos más definitorios de la Modernidad es el odio a la diversidad cultural. Para la Modernidad sólo puede existir una Cultura, la suya propia. La Modernidad es etnocida por definición y sustancia. Hoy los Estados Unidos se están lanzando a una lucha titánica para eliminar y destruir las grandes culturas que aún subsisten en nuestro planeta. Como nuevos jacobinos a escala planetaria, su objetivo -ya formalmente declarado y asumido- no es otro que el de extirpar de la superficie del planeta todo vestigio de diversidad cultural", según un reciente comentario a propósito del horizonte que Huntington propone.
"El fracaso de los grandes dogmas de la democracia de masas puede conducir no sólo a un largo y salvaje desorden, sino también a un orden brutal donde la política, reducida a la distribución de bienes, impondría por la fuerza una severa disciplina con el fin, precisamente, de realizar esta tarea. Podría entonces conservarse el ideal de la igualdad y seguir interpretándolo en el sentido democrático y material, pero no se podrá hacer lo mismo con las actitudes hedonistas que están en la base del consumo de masas en las democracias occidentales...",
"Uno de los rasgos más definitorios de la Modernidad es el odio a la diversidad cultural. Para la Modernidad sólo puede existir una Cultura, la suya propia. La Modernidad es etnocida por definición y sustancia. Hoy los Estados Unidos se están lanzando a una lucha titánica para eliminar y destruir las grandes culturas que aún subsisten en nuestro planeta. Como nuevos jacobinos a escala planetaria, su objetivo -ya formalmente declarado y asumido- no es otro que el de extirpar de la superficie del planeta todo vestigio de diversidad cultural", según un reciente comentario a propósito del horizonte que Huntington propone.
"El fracaso de los grandes dogmas de la democracia de masas puede conducir no sólo a un largo y salvaje desorden, sino también a un orden brutal donde la política, reducida a la distribución de bienes, impondría por la fuerza una severa disciplina con el fin, precisamente, de realizar esta tarea. Podría entonces conservarse el ideal de la igualdad y seguir interpretándolo en el sentido democrático y material, pero no se podrá hacer lo mismo con las actitudes hedonistas que están en la base del consumo de masas en las democracias occidentales...",
sostiene Kondylis por su parte.. "la manera
en que la sociedad mundial afronte el problema de la anomia influirá
considerablemente sobre la estructura del orden mundial futuro y sobre
el carácter de las próximas guerras".
Sugiere en otro lugar que la combinación de democracia de masas y ética
universalista podría conducir a una biologización de lo político -una
reducción de la política a la simple lucha por la supervivencia. Del
pensamiento de Kondylis se deriva una conclusión que era de esperar. Las
preocupaciones de Huntington y de Fukuyama no pasan de ser la
manifestación de un ansia frustrada de control que se niega a sí misma
en su propio principio: ahí donde la autoridad temporal ---que por su
propia naturaleza es de orden externo y que arraiga en el dominio de las
fuerzas materiales--- y la autoridad moral ---que por su propia
naturaleza es de orden interno y de raiz espiritual--- han sido
extrañadas del logos, del telos y el nomos que constituyen su principio
de armonía en el orden humano, se extiende inevitablemente en la tierra
la oscuridad de Saurón y Mordor estableciendo el dominio de Anomos y el
Imperio de Anomia.
El problema de la anomia no es, por cierto, una preocupación exclusiva de la escuela sociológica positivista de Durkheim sino que se encuentra entretejido de manera inextricable no solo en la discusión metapolítica de pensadores como Schmitt (¿cómo hablar del nomos sin ocuparse de la anomia?), en las teopolíticas de los ultramontanos como De Maistre, Chateaubriand, De Bonald, Donoso y otros más y, por supuesto en las puramente teológicas de quienes se han ocupado de la escatología o doctrina apocalíptica sobre cuyo tema han llegado ahora a coincidir los pensadores seculares de fin de milenio.
El problema de la anomia no es, por cierto, una preocupación exclusiva de la escuela sociológica positivista de Durkheim sino que se encuentra entretejido de manera inextricable no solo en la discusión metapolítica de pensadores como Schmitt (¿cómo hablar del nomos sin ocuparse de la anomia?), en las teopolíticas de los ultramontanos como De Maistre, Chateaubriand, De Bonald, Donoso y otros más y, por supuesto en las puramente teológicas de quienes se han ocupado de la escatología o doctrina apocalíptica sobre cuyo tema han llegado ahora a coincidir los pensadores seculares de fin de milenio.
En el otro extremo de la durkheimiana discusión sobre los indicadores
estadísticos de descomposición social y las tasas de suicidio se
encuentra, más allá de las fronteras entre la latinidad y la ortodoxia
una larga tradición de exégesis de los textos paulinos de Tesalonisences
y las profecías de Daniel que ha sido compartida en occidente por
grandes pensadores como Isaac Newton y en el oriente por filósofos como
Nikolai Danilevsky, Vladimir Soloviev y sus seguidores actuales.
Es esta una tradición teopolítica a la que De Maistre no fue ajeno sin
duda y con la que con seguridad debió familiarizarse durante las largas
noches blancas en las que transcurrieron las veladas de su exilio de San
Petersburgo. Su expresión más explícita está contenida en el texto
paulino que sirve de epígrafe a estas páginas y que en libre y moderna
traducción puede leerse en éstos términos:
"Vosotros
sabeís qué es el [ katejón] que impide que se muestre [el apocalipsis
de] la secreta anomia… y si es retirado eso que le retiene [el katéjon]
el anomos se mostrará abiertamente". Presentando mis excusas a
traductores más hábiles, destaco que las palabras griegas anomia,
katejón y anomos, son las que nuestras biblias suelen traducir como
"iniquidad", "obstáculo, impedimento o sello" y "hombre de iniquidad" o
"anticristo".
Me limitaré aquí a reproducir el comentario de Alexander Dughin, uno de
los más destacados pensadores geopolíticos en la Rusia
Postrevolucionaria:
"on the
teological and soteriologic function of the Emperor, based on the 2nd
message of Saint Apostle Paul to Ptessalonicians, in which the question
was about the “holding one”, “catejón", the “holding one” is identified
by the orthodox Christian exegetes with the Orthodox Christian Emperor
and the Orthodox Christian Empire.
Catholicism
from the beginning - i.e. right after the defection from the united
Church - took another model instead of the symphonic (caesarian-papist)
one , in which the authority of Roman Pope spread also onto the spheres,
which were strictly referred to Basileus's competence in the symphonic
scheme. Catholicism broke the providential harmony between the temporal
and spiritual dominions, and, according to the Christian doctrine, fell
into heresy".
Resulta iluminado, con ésto, el núcleo profundamente escatológico que se oculta tras las formas filosóficas, ideológicas, políticas y aun jurídicas que se muestran en la más o menos agitada superficie de esta discusión sobre el telos de la evolución y del progreso que se prolonga ya por lo menos dos siglos en las sociedades de origen latino y helénico; y que, desde una armazón teológica encubierta por la jerga cientista de las disciplinas sociales de la postrevolución francesa, articula aspectos tan varios de nuestro pensamiento moderno como los que atañen al ultramontanismo, al socialismo utópico, al sinarquismo de Saint Yves, al positivismo sansimoniano y al de Comte, al hegelianismo y a la juventud hegeliana, a los mesianismos politicos de Towianski y de Mickievicz, a los utopìsmos evangélicos y protestantes del siglo XIX, a la ortodoxia paneslávica, al marxismo, al bolchevismo, al nazismo con su aspiración joaquimita y last but not least a las nuevas ideologías seculares de fin del milenio y a los omnipresentes delirios del New Age.
Resulta iluminado, con ésto, el núcleo profundamente escatológico que se oculta tras las formas filosóficas, ideológicas, políticas y aun jurídicas que se muestran en la más o menos agitada superficie de esta discusión sobre el telos de la evolución y del progreso que se prolonga ya por lo menos dos siglos en las sociedades de origen latino y helénico; y que, desde una armazón teológica encubierta por la jerga cientista de las disciplinas sociales de la postrevolución francesa, articula aspectos tan varios de nuestro pensamiento moderno como los que atañen al ultramontanismo, al socialismo utópico, al sinarquismo de Saint Yves, al positivismo sansimoniano y al de Comte, al hegelianismo y a la juventud hegeliana, a los mesianismos politicos de Towianski y de Mickievicz, a los utopìsmos evangélicos y protestantes del siglo XIX, a la ortodoxia paneslávica, al marxismo, al bolchevismo, al nazismo con su aspiración joaquimita y last but not least a las nuevas ideologías seculares de fin del milenio y a los omnipresentes delirios del New Age.
Los nuevos caminos que se abren a la investigación de estos últimos
doscientos años perturbados ahora ya no por el fantasma del comunismo
sino por el de la anomia encuentran sus primeros exploradores hoy día en
las investigaciones de Elinor Schaffer, Laurence Dickey. Krishan Kumar, Christopher Norris, Frank Kermode, Edward W. Said y otros muchos más. Sus precursores en Löwith y en Blumenberg.
Sostuvo el primero: "La irreligión del progreso sigue siendo una
especie de religión que se deriva de la fe cristiana en una meta [telos]
futura y en la que se sustituye un eschatón definido y trascendente por
uno indefinido e inmanente".
Pero, una vez establecido, consolidado y confirmado el Reino de Anomia y de Anomos, ésto es el de la "iniquidad", "in-equidad" o "injusticia", aquel en el que las libertades devienen abstracciones y la vida cuotidiana termina por la fuerza y el dinero sometida a una coacción férrea y tiránica, donde los privilegios no se someten más a la medida del deber ni los deberes se acompañan de los derechos respectivos, donde los lazos naturales que vinculan los hombres en una humanidad compartida quedan todos disueltos y el individuo -aislado en tal forma-- es sometido al desamparo total, donde la rectitud de la moral y la eficacia de la fuerza se mantienen en una contradicción insoluble en la que se desgarran las almas…¿a qué es a lo que deberemos llamar reaccionario?.
Pero, una vez establecido, consolidado y confirmado el Reino de Anomia y de Anomos, ésto es el de la "iniquidad", "in-equidad" o "injusticia", aquel en el que las libertades devienen abstracciones y la vida cuotidiana termina por la fuerza y el dinero sometida a una coacción férrea y tiránica, donde los privilegios no se someten más a la medida del deber ni los deberes se acompañan de los derechos respectivos, donde los lazos naturales que vinculan los hombres en una humanidad compartida quedan todos disueltos y el individuo -aislado en tal forma-- es sometido al desamparo total, donde la rectitud de la moral y la eficacia de la fuerza se mantienen en una contradicción insoluble en la que se desgarran las almas…¿a qué es a lo que deberemos llamar reaccionario?.
Eduardo Hernando Nieto, en este libro, nos provée un intento de
respuesta: "es ésto finalmente --dice-- lo que representa el pensamiento
verdaderamente reaccionario, una Reacción franca ante una acción que
convierte esta realidad en un virtual choque entre una cosmovisión
ideológica (revolución) y una tradición metapolítica (catolicismo)". Una
cosmovisión ideológica ---ésto es, el mero producto de una doxa, una
opinión especulativa que aspira a hacerse autónoma frente a la Razón que
por necesidad la trasciende. Y una tradición metapolítica, ésto es
anclada en un principio trascendente, ese Logos que ya la Ilustración
nos dió por perdido y que resplandece por Sí en las tinieblas como
eterno garante de unidad y armonía entre espíritu y carne.
Llegados al momento preciso al que Nietszche ---cien años atrás--- hablando de historia,.describió como "la línea de la nada", la fuerza misma de las cosas impone la inversión de valores que se hallan ya en su totalidad trastocados en este patético fin de una civilización que ha perdido su norte. Si, como Fukuyama pretende, en el neoliberalismo revolución y reacción invierten sus signos, la Reacción se hace entonces Revolución finalmente. Se muestra inquebrantable, por fin, como una vocación cada vez más consciente por la restauración del sello, el katéjon en el que se constituye la armonía de espíritu y carne, de la razón moral y la fuerza, de derecho y deber, de colectividad e individuo y en el que se hace nuestra humanidad, en su plenitud, epifánica. Una inversión del hegelianismo epigonal y decadente de Fukuyama y Huntington como la que ya anticipaba Cieszkowski, anticipandose también a Karl Marx al reclamar el retorno de la teoría a la praxis y la rehabilitación de la materia y la carne en la justicia social y económica y como aquella en la que señalaron caminos de encuentro entre trabajo y espíritu, pensadores de la talla de Ernst Jünger y Ernst Niekisch.
Nos conduzca, en la espera, el optimismo de Schmitt:
Llegados al momento preciso al que Nietszche ---cien años atrás--- hablando de historia,.describió como "la línea de la nada", la fuerza misma de las cosas impone la inversión de valores que se hallan ya en su totalidad trastocados en este patético fin de una civilización que ha perdido su norte. Si, como Fukuyama pretende, en el neoliberalismo revolución y reacción invierten sus signos, la Reacción se hace entonces Revolución finalmente. Se muestra inquebrantable, por fin, como una vocación cada vez más consciente por la restauración del sello, el katéjon en el que se constituye la armonía de espíritu y carne, de la razón moral y la fuerza, de derecho y deber, de colectividad e individuo y en el que se hace nuestra humanidad, en su plenitud, epifánica. Una inversión del hegelianismo epigonal y decadente de Fukuyama y Huntington como la que ya anticipaba Cieszkowski, anticipandose también a Karl Marx al reclamar el retorno de la teoría a la praxis y la rehabilitación de la materia y la carne en la justicia social y económica y como aquella en la que señalaron caminos de encuentro entre trabajo y espíritu, pensadores de la talla de Ernst Jünger y Ernst Niekisch.
Nos conduzca, en la espera, el optimismo de Schmitt:
"El nuevo
nomos de nuestro planeta crece irresistiblemente. Muchos no ven ahí mas
que muerte y destrucción. Algunos creen vivir el fin del mundo. En
realidad, lo que estamos viviendo es el fin de una relación hecha ya
antigua. El viejo nomos entra en decadencia y con él todo un sistema de
medidas, de conceptos y hábitos adquiridos. Pero lo que viene no tiene
por qué ser pura desmesura, ni una nada enemiga de todo nomos. Pueden
emerger justas medidas y pueden tomar forma proporciones razonables,
incluso en medio del combate cruel entre las antiguas y las nuevas
fuerzas. También aquí existen dioses que gobiernan. Inmensa es su
grandeza".
El hombre, semejanza e imagen de los dioses --anuncia--- volverá a ser la medida de todas las cosas.
Fernando Fuenzalida Vollmar
Referencias:
Blumenberg, Hans: The Legitimacy of the Modern Age, Cambridge, Mass.1985
Bull, Malcolm: Para que los extremos se toquen, en Bull, Malcolm, La Teoría del Apocalipsis...
Caballero, Carlos: De Fukuyama a Huntington o la legitimación del etnocidio, Textos para la Disidencia, Tabularium, Inet 1999
Chizhevsky, Dimitri: Russische Geistgesichte, Hamburgo 1959
Cieskowski, August: Prolegomena to Historiosophie en L. Stepelevich ed. The Young Hegelians. New York Liebich 1983
Cieskowski, August: Selected Writings. New York, Liebich 1979
Danilevsky, Nikolai Yakovlevith: Russland und Europa-Rossiya i Europa (1869)
De Maistre, Joseph: Considérations sur la France. Lyon 1850
Dickey, laurence: El industrialismo sansimoniano como fin de la historia, en Bull, Malcolm, La Teoría del Apocalipsis...
Dughin, Alexander: Metaphysics of the Anunciation, Inet 1997
Dughin, Alexander: The Paradigm of the End. Inet 1997
Fuenzalida Vollmar, Fernando: Tierra Baldía-La crisis del consenso secular y el milenarismo en la sociedad postmoderna. Australis, Lima 1995
Fukuyama, Francis, The End of History and the last man.New York: The Free Press, 1992
Huntington, Samuel P.: The Clash of Civilizations, Foreign Affairs, vol 72, Nº3, summer 1993
Jünger, Ernst: Der Arbeiter, Herrschaft und Gestalt. Hamburgo, Hanseatische Verlagsanstalt, Benno Ziegler 1932
Kermode, Frank: Aguardando el fin, en Bull, Malcolm, La Teoría del Apocalipsis y los Fines del Mundo, México, FCE 1998.
Título original Apocalypse Theory and the Ends of the World. Oxford, Blackwell 1995
Khumar, Krishan: El Apocalipsis, el Milenio y la Utopía en la actualidad en Bull, Malcolm: La Teoría del Apocalipsis ....
Kondylis,Panajotis: Planetarische Politik nach dem Kalten Krieg. Berlin, Akademie Verlag, 1992
Kumar, Krishan: El Apocalipsis, El Milenio y la Utopía en la actualidad, en Bull, Malcolm, La Teoría del Apocalipsis...
Löwith, Karl: Von Hegel zu Nietzsche. 1939
Löwith, Karl; Meaning in History, Chicago, Phoenix 1949
Mohler, Armin: Comentario a Kondylis en Textos para la Disidencia, Tabularium, Inet 1999
Niekisch, Ernst: Erinerungen eines deutschen Revolutionärs, Köln, Wissenschaft u. Politik, 1974
Niekisch, Ernst: Menschenfressende Technik, Widerstand Nº4, 1931
Norris, Christopher: Versiones del Apocalipsis: Kant, Derrida y Foucault, en Bull, Malcolm, La Teoría del Apocalipsis...
Schaffer, Elinor: El Apocalipsis Secular en Bull, Malcolm, La Teoría del Apocalipsis...
Schmitt, Carl: El nuevo Nomos de la tierra, en Hespèrides, nov.8,1995
Soloviev, Vladimir: La Russie et l´Eglise Universelle (1889)
W.Said, Edward: Adorno como lo tardío, en Bull, Malcolm, La Teoría del Apocalipsis...
Pensando peligrosamente. El pensamiento reaccionario
Nieto, Eduardo Hernando: Pensando peligrosamente. El pensamiento reaccionario, ed. Universidad católica, Lima 2000, 296 págs.
El autor, que es profesor de la Pontificia Universidad Católica de Lima,
presenta en este libro una crítica de la democracia liberal. En
sucesivos capítulos expone el pensamiento de Hobbes, de Maistre, Donoso,
Schmitt, Mill, Rawls y Habermas así como de otros doctrinarios conexos.
De esta parte histórica el capítulo más penetrante es el dedicado a
Schmitt y su demoledor análisis del parlamentarismo y del formalismo
kelseniano. La conclusión del autor, reiterada en numerosas ocasiones,
es que «proyectos liberales han fracasado» ¿Por qué?
La noción fundamental del liberalismo y de la democracia es el de «autonomía individual»: cada ciudadano tiene igual derecho que los demás a decidir en qué consiste la verdad política. Este pluralismo de posiciones, con frecuencia contradictorias e igualmente válidas ¿cómo se reduce a una decisión política? La receta era la discusión. La formulación más acabada de la discusión es la llamada «democracia deliberativa». Pero tal modelo es utópico en una sociedad de masas porque la mayoría de las opiniones no son racionales y porque las sociedades desarrolladas actuales no sólo carecen de axiomas compartidos, sino de un lenguaje común, por lo que las diferencias son inconmensurables. El modelo ha desembocado en el escepticismo moral y político, en el permisivismo generalizado, y en la entrega del poder político a unas oligarquías partitocráticas que carecen de una tabla fija de valores objetivos. De este modo, el Estado se ha desustanciado.
El autor podría haber puesto como dramático ejemplo de fracaso del sistema, la incapacidad estatal para hacer frente en España al problema vasco en sus dimensiones políticas, económicas, culturales y éticas.
El autor cree que Donoso, Schmitt y otros pensadores que llama «reaccionarios» tienen razón: no sólo en las situaciones de excepción o de emergencia es preciso que haya un poder que adopte decisiones, pero no desde el vacío nihilista, sino desde el Derecho natural. Este es el punto sustantivo del discurso del autor. No todo es lícito, hay normas no escritas. Lo mismo Donoso que Schmitt eran, a juicio del autor, de algún modo iusnaturalistas. No hay neutralidad moral, ni tolerancia ilimitada en la política real sin que se disuelva el Estado.
Libro extraordinariamente erudito en el que la bibliografía anglosajona domina sobre la hispana. Libro en el que la copiosa información no impide llegar a tesis sobre los problemas fundamentales.
Esta es su conclusión: «El pensamiento reaccionario está en mejores capacidades para lidiar con el problema del pluralismo porque sabe que no puede haber política sin moral».
La noción fundamental del liberalismo y de la democracia es el de «autonomía individual»: cada ciudadano tiene igual derecho que los demás a decidir en qué consiste la verdad política. Este pluralismo de posiciones, con frecuencia contradictorias e igualmente válidas ¿cómo se reduce a una decisión política? La receta era la discusión. La formulación más acabada de la discusión es la llamada «democracia deliberativa». Pero tal modelo es utópico en una sociedad de masas porque la mayoría de las opiniones no son racionales y porque las sociedades desarrolladas actuales no sólo carecen de axiomas compartidos, sino de un lenguaje común, por lo que las diferencias son inconmensurables. El modelo ha desembocado en el escepticismo moral y político, en el permisivismo generalizado, y en la entrega del poder político a unas oligarquías partitocráticas que carecen de una tabla fija de valores objetivos. De este modo, el Estado se ha desustanciado.
El autor podría haber puesto como dramático ejemplo de fracaso del sistema, la incapacidad estatal para hacer frente en España al problema vasco en sus dimensiones políticas, económicas, culturales y éticas.
El autor cree que Donoso, Schmitt y otros pensadores que llama «reaccionarios» tienen razón: no sólo en las situaciones de excepción o de emergencia es preciso que haya un poder que adopte decisiones, pero no desde el vacío nihilista, sino desde el Derecho natural. Este es el punto sustantivo del discurso del autor. No todo es lícito, hay normas no escritas. Lo mismo Donoso que Schmitt eran, a juicio del autor, de algún modo iusnaturalistas. No hay neutralidad moral, ni tolerancia ilimitada en la política real sin que se disuelva el Estado.
Libro extraordinariamente erudito en el que la bibliografía anglosajona domina sobre la hispana. Libro en el que la copiosa información no impide llegar a tesis sobre los problemas fundamentales.
Esta es su conclusión: «El pensamiento reaccionario está en mejores capacidades para lidiar con el problema del pluralismo porque sabe que no puede haber política sin moral».
A. Landa
http://victorsamuelrivera.blogspot.com/2007/12/eduardo-hernando-nieto.html
http://www.articlearchives.com/south-america/brazil/695505-1.html
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Enviado por Percy en Sáb, 07/21/2012 - 22:55
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