El término reaccionario se utiliza en el ámbito de la política para referirse a aquel individuo o colectivo que se opone a un proceso revolucionario o de transformación política. Por lo tanto, los reaccionarios son aquellos que se manifiestan contrarios a los cambios que una parte de la sociedad quiere establecer en el conjunto de la sociedad.
El origen histórico del término
La Revolución Francesa que se inició en 1789 supuso un cambio de régimen en Francia. De manera muy sintética podríamos decir que representó el fin de la monarquía absoluta y de la sociedad dividida en clases y el inició de un nuevo régimen político y social basado en la igualdad de todos los individuos. Durante el periodo revolucionario hubo colectivos e individuos que se opusieron a la revolución y fueron llamados reaccionarios por los revolucionarios (los reaccionarios eran principalmente los partidarios de la monarquía). Así, los reaccionarios franceses eran considerados contrarrevolucionarios. Este sentido del término se consolidó con posterioridad y a partir de la Revolución Francesa en adelante la idea de reaccionario se ha aplicado a las ideas, a las personas o los sectores sociales que no son partidarios de los cambios sociales y políticos.
Se conoce con el nombre de reacción thermidoriana a la fase de la revolución francesa que acaba con el predominio jacobino (Robespierre, Terror) el 9 de thermidor del año II, 27 de julio de 1794.
Fuerzas sociales como la nobleza y el clero católico, movimientos intelectuales como el romanticismo conservador, fuerzas políticas como el legitimismo y la restauración de la monarquía absoluta que forman parte del mundo ideológico del Congreso de Viena y el sistema internacional de Metternich; son las «fuerzas reaccionarias» que se oponen hasta la Revolución de 1848 a las revolucionarias o liberales.
Desde esa fecha o desde el momento en que se la considere nueva clase dominante, la burguesía triunfante en toda Europa deja de ser revolucionaria (como ocurrió en Thermidor), pasa a temer la revolución social de las clases bajas, y el término reaccionario pasa a identificarse por extensión con los términos conservador o derechista, con los que no debiera coincidir propiamente.
Se conoce con el nombre de reacción thermidoriana a la fase de la revolución francesa que acaba con el predominio jacobino (Robespierre, Terror) el 9 de thermidor del año II, 27 de julio de 1794.
Fuerzas sociales como la nobleza y el clero católico, movimientos intelectuales como el romanticismo conservador, fuerzas políticas como el legitimismo y la restauración de la monarquía absoluta que forman parte del mundo ideológico del Congreso de Viena y el sistema internacional de Metternich; son las «fuerzas reaccionarias» que se oponen hasta la Revolución de 1848 a las revolucionarias o liberales.
Desde esa fecha o desde el momento en que se la considere nueva clase dominante, la burguesía triunfante en toda Europa deja de ser revolucionaria (como ocurrió en Thermidor), pasa a temer la revolución social de las clases bajas, y el término reaccionario pasa a identificarse por extensión con los términos conservador o derechista, con los que no debiera coincidir propiamente.
El concepto de reaccionario como arma arrojadiza y como eufemismo
La Revolución Francesa significó el primer movimiento político de transformación radical de una sociedad y desde entonces se han dado otros procesos revolucionarios (en Rusia, en China, en Camboya, en Vietnam o en Cuba). En la mayoría de estos casos se ha continuado utilizando el término reaccionario.
Se podría hablar de tres usos diferentes. En primer lugar, cuando un grupo revolucionario ha querido descalificar a otro, lo ha catalogado de reaccionario como arma arrojadiza, con lo cual se ha venido a decir que no son auténticos revolucionarios, pues lo que desean en realidad es no sumarse a la revolución (esto es lo que dijeron los bolcheviques rusos sobre los mencheviques para hacerse con el poder).
En segundo lugar, la acusación de reaccionario ha sido empleada como estrategia política para desacreditar al contrincante político. En este sentido, un grupo de dirigentes pretenden liderar un proyecto revolucionario y al decir que otros son reaccionarios los están eliminando políticamente (durante la guerra civil española los comunistas tutelados por la Unión Soviética utilizaron este argumento para referirse a otros movimientos comunistas o de izquierda). En tercer lugar, el término reaccionario se aplica a las ideas de aquellos que no quieren renunciar a sus privilegios.
En cualquiera de los sentidos que se utilice, reaccionario tiene un sentido despectivo y peyorativo. No obstante, el uso del término es bastante discutible y polémico. En este sentido, afirmar que unos son revolucionarios y otros son reaccionarios es una simplificación y, en gran medida, un argumento propagandístico para desacreditar a un individuo, a un colectivo o a unas ideas.
http://www.uam.mx/difusion/revista/nov2002/bol-cue.pdf
¿Primeros signos de descomposición de la hegemonía del “pensamiento único” de la “izquierda divina” instalada en el aparato mediático-cultural? ¿O tempestad en un vaso de agua? La polémica sobre los “nuevos reaccionarios” que se abrió hace unos pocos años en Francia, deja al menos entrever una evolución en el panorama intelectual europeo en el que el cuestionamiento de las verdades oficiales de los evangelios del progresismo apoltronado está dejando de ser patrimonio de extremistas marginales, ultraconservadores nostálgicos y otros “malos oficiales” del sistema.
Los nuevos reaccionarios
https://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=5585
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Enciclopedia de la Política
http://www.uam.mx/difusion/revista/nov2002/bol-cue.pdf
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Los nuevos reaccionarios
https://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=5585
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