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domingo, 6 de septiembre de 2015

REDES Y PODER: ENTRETELONES EN EL PERÚ CON MOTIVO DEL PETROLEO.

Comparto esta información del programa de Alfonso Baella por considerarlo de actualidad y de utilidad para reflexionar sobre el concepto de lo político. 

Primera parte de la entrevista
1 ra parte 






Segunda parte de la entrevista



Referentes sobre el tema
 Georg Sabine: A history of Political thought


jueves, 25 de junio de 2015

La pequeña política

La pequeña política

Francois Mitterrand

La petite politique, la grand politique, acostumbraba distinguir Francois Mitterrand, el último gran Presidente de Francia. Esto, de acuerdo con su biografía escrita por Franz-Olivier Giesbert: Mitterrand el Presidente. La pequeña política era la política mafiosa para conservar el poder; la gran política, dar pasos grandes hacia la Unión Europea.
Respecto de la gran política, ni Chirac pudo ni Sarkozy ha podido conservar siquiera lo que construyó el socialista Mitterrand. En cuanto a la política pequeña, su instinto despertaba en ese lector infatigable de tantas obras, pero, diariamente, del Príncipe de Maquiavelo, la astucia del zorro. Con sus enemigos de dentro y de fuera era implacable, sobre todo, con los enemigos embozados. 

Lo supo en carne propia su compañero de partido, Michel Rocard, quien cometió el error de aspirar a la Presidencia, justo cuando Mitterrand estaba pensando en su relección para gobernar a Francia otros siete años, como al final sucedió. La astucia del zorro, en torno a un proyecto, ilumina ligeramente aun la política pequeña.

La política pequeña dominante, la política mafiosa, de grupos y clanes, de distribución de cargos entre los mismos y de exclusiones abiertas o simuladas, se vuelve catastrófica por su alcance, ya no pequeño, sino minúsculo.
El único efecto positivo de dicho empequeñecimiento es su generalización.

Ningún partido se salva de este encogimiento. Los de izquierda excluyen a los de extrema izquierda, a los centristas y no se diga a los clasificados como de derecha. Los de centro actúan a partir de lealtades estrechas de grupo, lealtades estériles, sin objetivos ni fines.

Los que vendían su presunta democracia interna, ahora no sólo cuidan los intereses familiares y de grupo, sino que, como lo dijo una de las excluidas, han dejado su partido “en manos de una banda de cuatreros”.

Nada que ocultar, entonces, así es en general la política, pequeña. Pero, se debe entender que los políticos no pueden quejarse ni ha lugar su indignación moral. Los ciudadanos ven todo ese teatro de lejos, no les incumbe. 

Francois Mitterrand

En muchos partidos y agrupaciones políticas prevalece la problemática diaria y pequeña antes que los objetivos de largo alcance. Desgraciadamente para muchos partidos políticos y agrupaciones políticas la problemática diaria pequeña de corte alcance prevalece sobre los objetivos de largo alcance.

De acuerdo con Gramsci: La gran política comprende las cuestiones ligadas a la fundación de nuevos Estados, a la lucha por la destrucción, por la defensa, por la conservación de determinadas estructuras orgánicas económico-sociales. La pequeña política comprende las cuestiones parciales y cotidianas que se presentan en el interior de una estructura ya establecida en el transcurso de luchas por la predominancia entre las diversas fracciones de una misma clase política.

Existe hegemonía de la pequeña política cuando la política deja de ser pensada como arena de lucha por diferentes propuestas de sociedad y pasa, por lo tanto, a ser vista como un terreno ajeno a la vida cotidiana de los individuos, como simple administración de lo existente.

La apatía, se vuelve así no solo un fenómeno de masas, sino que es también teorizada como un factor positivo para la conservación de la "democracia" por los teóricos que condenan el "exceso de demandas" como generador de desequilibrio fiscal y consecuentemente, de inestabilidad social. Pero, como también vimos, es expresión de gran política reducir todo a la pequeña Política: en otras palabras, es a través de este tipo de reducción, que desvaloriza la política en cuanto tal, que se afirma hoy la casi incontestada hegemonía de las clases dominantes. 


En situaciones "normales" la derecha ya no precisa de la coerción para dominar: se impone a través de este consenso pasivo, expresado entre otras cosas en elecciones (cada vez con mayor tasa de abstención), en las cuales nada sustantivo está puesto en cuestión.

Descarga el PDF: La era neoliberal y la hegemonía de la pequeña política - (Carlos Nelson Coutinho).pdf (148 KB)

Esta concepción de la política como disputa de élites y no como acción de mayorías fue teorizada por algunos exponentes de la teoría política del siglo XX, como Mosca, Schumpeter, Sartori, y muchos otros.

El político alemán Bismarck dijo: “La política no es ninguna ciencia, sino un arte”.

Bismarck


La política es, sobre todo, el arte de saber dialogar con los ciudadanos y gestionar eficazmente los bienes comunitarios, para que éstos rindan lo más posible a favor de todos.

La política es también ciencia, pero no una ciencia exacta. La política es especialmente arte. Para la política se necesita un sexto sentido de comunicación, flexibilidad y habilidad, que no se estudia en la Universidad, sino que se aprende a fuerza de intuición penetrante, observación aguda y paciencia inteligente.

El buen político nace y se hace. No sirve cualquiera. La política es una misión delicada que exige inteligencia, esfuerzo y, sobre todo, aguda intuición para el diálogo, el pacto y la resolución rápida y eficaz de los problemas.

Hay que dignificar la política, porque ésta es indispensable para conseguir el bien común, que es aquel conjunto de condiciones que hacen posible el pleno desarrollo de toda la persona y de todas las personas de una comunidad  .

Política pequeña, política grande

El filósofo español, Jaume Balmes, en su obra El criterio, afirma: “En el gobierno de las naciones, la política pequeña es la política de los intereses bastardos, de las intrigas, de la corrupción; la política grande es la política de la convivencia pública, de la razón, del derecho”.

Si no sabemos distinguir sabiamente entre estos dos tipos de política, corremos el serio peligro de desprestigiar la política en general. Y esto es un craso error, porque “política” proviene del vocablo griego “polis” que significa ciudad. Y el que trabaja de verdad en favor de la ciudad, lo hace en favor del bien común. Y, precisamente, el servicio honrado y desinteresado al bien común debe ser la finalidad primordial de la política, de la “política grande”, en la cual todos tenemos la obligación moral de trabajar.

Si confundimos “política pequeña” con “política grande”, queda desprestigiado el simple vocablo “política”. Y uno de los vocablos más nobles de nuestro vocabulario resulta inservible.

Articulo (306) de “Punto ético” publicado en el periódico “Última hora” del día 11 de diciembre de 2014, jueves, pág. 30.

La salud ética de una ciudad

Los que nos preocupamos por la salud ética de la ciudad en la que vivimos, queremos presentar y vivir este decálogo, deseando y construyendo:

     1º) Una ciudad limpia y agradable con buenas infraestructuras y servicios básicos bien atendidos.
      2º) Una ciudad que sepa respetar los valores ecológicos tan importantes y decisivos en el momento actual.
      3º) Una ciudad abierta y hospitalaria, donde nadie se sienta extraño ni forastero.
      4º) Una ciudad culturalmente avanzada, donde las manifestaciones culturales y artísticas sean frecuentes y de calidad.
      5º) Una ciudad solidaria, donde los más necesitados sean siempre atendidos y donde todos, a pesar de la profunda crisis económica que nos afecta, puedan encontrar oportunidades reales de autorrealización.
      6º) Una ciudad pacífica, donde la paz sea fruto maduro de la justicia y de la solidaridad.
      7º) Una ciudad que sepa respetar y promover sus nobles tradiciones culturales y religiosas y reconozca en la familia y en la escuela las dos instituciones básicas de la sociedad.
      8º) Una ciudad que sepa apreciar su propia identidad humana, cultural y religiosa, porque la religión es también un elemento muy importante en la salud cívica de un pueblo.
      9º) Una ciudad donde la gente sea respetuosa, tolerante y dialogante y que sepa estructurarse en dinámicas asociaciones ciudadanas de todo tipo que son las que verdaderamente fortalecen su tejido social. Y 10º) Una ciudad con una plataforma sólida de ética civil, donde los valores básicos de la justicia, la libertad, la verdad y la fraternidad sean respetados por creyentes y no creyentes y por gente de diferente ideología .

Joan Bestard Comas,
Canonge de la Seu de Mallorca 


domingo, 10 de mayo de 2015

LA DERECHA NO TIENE PRINCIPIOS, SOLO INTERESES. ENRIQUE GHERSI.

El ex diputado es claro: si la derecha no levanta la bandera de la difusión de la propiedad, se quedará sin agenda y se convertirá en simple protectora de empresarios.

La izquierda es una especie de idolatría al estado, asegura Enrique Ghersi. (Mario Zapata/Perú21)

El abogado Enrique Ghersi afirma que estaría encantado si lo gobernara una izquierda como la del Partido Laborista neozelandés: democrática, eficiente. “Esa izquierda es impecable”, apunta. En el Perú, sin embargo, la situación es distinta.
Ante la salida de un nuevo frente de izquierda, vuelven las etiquetas de izquierda y derecha. ¿Qué entiendes tú por izquierda?
En tiempos modernos, la izquierda es una especie de idolatría al estado. Es curioso que toda esta gente se haya reunido en un solo frente porque facilita el trabajo de sus adversarios. De manera más política y simple puedes polarizar y hacer responsable a toda la izquierda, por ejemplo, por los desastres de la municipalidad de Lima. Yo hasta ahora no entiendo por qué han hecho eso. Mi única explicación es que sea una necesidad financiera o de alguna lealtad internacional que los haya llevado, por ejemplo Venezuela o Cuba, a la necesidad de agruparse en la forma que lo han hecho. Creo que tienen una mala lectura de la situación política. Me da la impresión que piensan que “la derecha está saturada” y que si organizan un frente autodenominado de izquierda, les va a hacer electoralmente más sencillo. Es una lectura bastante ingenua de la política peruana. En primer lugar porque es muy difícil calificar al fujimorismo de derecha y aún más difícil a Alan García de derecha. La respuesta de García al frente de izquierda ha sido la entrevista que dio la semana pasada a La República en la que declaró que él no cree en el mercado y es un hombre de izquierda. Mucho mejor hombre de izquierda –retóricamente- va a resultar Alan García que todo ese frente.
Alan 1 por lo menos.
Alan 1, Alan 2 o Alan 50 porque Alan García es simultáneamente de derecha e izquierda. Él es un retórico perfecto. Esta discusión por la etiqueta que ha destapado equívocamente el frente izquierdista puede terminar convirtiéndose en un búmeran en contra de ellos.
Valgan verdades, no hay una sola izquierda. Está el frente de Marco Arana y el de Sergio Tejada que reivindica la Gran Transformación.
Sé que mucha gente no va a estar de acuerdo conmigo, pero el fujimorismo tiene una compleja estructura social. Es una alianza entre sectores A y D. Hay una extraña combinación de gente conservadora, pro derecha, pro mercado e izquierda populista, o sea, el fujimorismo histórico izquierdista. Yo no me atrevería a decir que la división geográfica de la política peruana es clara. El centro es un concepto casi metafísico, se mueve. El punto está en determinar hacia dónde se corren las banderas.






SIN CHANCE. La izquierda tiene pocas posibilidades de éxito en las próximas elecciones. (Andina) En un estudio que hicimos el año pasado de ideologías cerca del 60% de los peruanos se podía clasificar de centro –no era autodeterminación sino a partir de respuestas sobre dónde estarían ubicados- y 30% eran de una izquierda radical (pienso en Ollanta Humala 2006, Antauro Humala, Gregorio Santos 2015). ¿Le ves posibilidades electorales a una izquierda de ese tipo en el Perú?
Yo le veo poca posibilidad electoral, lo que no significa que no tengan influencia política. Uno puede perder una elección y fijar la agenda política de un país. Le pasó a Vargas Llosa en los noventa. Sería perfectamente posible que una izquierda muy radical anti-sistémica fijara la agenda política aun teniendo una derrota electoral. Para eso se requiere talento político y tener un buen candidato y no creo que lo tengan. Los asesores políticos discuten cuál es la naturaleza política del sistema peruano. Mark Malloch Brown, asesor de Vargas Llosa en el noventa, me explicó que en el Perú la política democrática siempre refleja la estructura de los medios de comunicación que es centrífuga. Es decir, va de la capital a provincias. La tesis de Malloch era que nunca en el Perú iba a ganar un movimiento que viniera de provincias a Lima. Solo es posible hacer política en el Perú del centro a la periferia.
Si eso fuera así, ¿cómo explicas a Ollanta Humala, un fenómeno que entre el 2010 trabajó la periferia, perdía en Lima y entró a ganar a Lima?
Es que Humala es un fenómeno mediático de los medios de Lima. Por eso hizo el gesto del levantamiento insurreccional en Tacna para que replicara a los medios de comunicación. No es un hombre que viene de provincias, sale de Lima. El belaundismo fue igual y después convierte la Selva en su bastión. Traigo este ejemplo porque el fujimorismo fue así. Recuerdo cuando estábamos en el último tramo de elección del año noventa y la candidatura de Fujimori pasó de ser algo insignificante a tener más de cinco puntos en una encuesta. Esto llamó la atención de Malloch y ahí explicó esta teoría. Dijo que debíamos volver a Lima –estábamos en Cusco- porque si no íbamos a perder la elección. No volvimos a Lima porque le hicimos caso a Fernando Belaúnde que dijo que nunca un político peruano había dejado de estar en las provincias del Cusco y de Puno, y perdimos la elección. Si hubiéramos regresado a Lima en ese momento, tal vez hubiera sido posible aminorar el avance del fujimorismo en ese momento. ¿Por qué lo digo? Porque el Padre Arana tiene una capacidad anti-sistémica de movilizar políticamente, con financiamiento venezolano, cosas en Cajamarca o en Arequipa. Pero, sus posibilidades de convertir eso en un movimiento electoral nacional son limitadas.
Pero Goyo y Antauro sí son fenómenos mediáticos en Lima.
No creo que Goyo lo sea, Antauro sí. Lo que pasa es que Antauro está preso y sería una grave irresponsabilidad que le disminuyeran la pena, como se especula.
Muchas personas hablan de la necesidad de que la izquierda se modernice. ¿Qué piensas al respecto?
Hay dos ideas fuerzas en la izquierda y la derecha. En la izquierda es el estado y en la derecha, la propiedad privada. El problema con la izquierda –por lo menos la agrupada en ese frente- es que no ha evaluado debidamente las limitaciones y características que debe tener un estado moderno. Hay una idolatría por el estado. Todos sabemos que eso es un error y la incubadora de todos los vicios que conocemos: corrupción, abusos, prepotencia, ineficiencia e injusticia.
Además, el Perú ha sido un laboratorio de esa idea en los años 60, 70 y 80.
Por otro lado, la derecha puede tener en la propiedad privada el gran motor para abandonar el espíritu elitista y convertirse en una derecha liberal moderna con un raigambre popular democrático que es la difusión universal de la propiedad. En el Perú, hay temas que no se le pueden dejar a la izquierda. La derecha tiene que levantar claramente la bandera de que la propiedad de los recursos naturales tiene que ser de los peruanos y que la propiedad del subsuelo debe corresponder a los propietarios del suelo. Si hay una comunidad indígena o una familia encima de la mina, ellos deben ser los dueños de esos recursos. Si la derecha no levanta la bandera de la difusión universal de la propiedad, se queda sin agenda y se convierte simplemente en la protectora de empresarios, grupos de interés y pierde toda la posibilidad de conectarse con la población.
Si la izquierda es complicada, la derecha lo es aún más porque ni siquiera se etiquetan como derecha.
Y el tema de la derecha en el Perú es que no tiene principios, solo intereses.
Quería terminar de preguntarte por un aspecto fundamental de la izquierda y es que cuando uno escucha el discurso de cualquiera de estas coaliciones prima el anti-modelo, una lucha contra el neoliberalismo. ¿Qué partes crees tú que son imprescindibles y qué otras negociables?
Yo no creo que haya un modelo. Fujimori llevó a cabo intuitivamente –y en algunos casos ingenuamente- un programa en el que no creía. El modelo es esta versión fujimorista de lo que fue el plan de gobierno del FREDEMO que hoy es cualquier cosa porque lo hicieron puré hace tiempo. Si tú lo que tenías era un modelo que se basaba en la privatización de las empresas públicas, el equilibrio de las cuentas fiscales, libertad de precios de mercados, esencialmente eso está vigente.
O sea sí hay una parte del modelo que está consolidada.
Esa parte está consolidada y es esencial. Pero, hay otras cosas que forman parte intrínseca del “modelo” que no han sido nunca asumidas ni por sus propulsores ni por sus enemigos: las reformas institucionales, del Poder Judicial, del Estado. No se hicieron nunca las reformas institucionales que eran absolutamente esenciales. Esa parte de la agenda se privatizó con monopolios, una cosa monstruosa. Y los monopolios se han mantenido. Por ejemplo, lo de las empresas de telecomunicaciones, habría que discutir si el sistema regulatorio es efectivamente el mejor. La tarifa telefónica en el Perú es carísima. Así podríamos encontrar en distintas áreas y actividades nudos mercantilistas que están pendientes de solución. Yo diría que esos puntos son críticos. Inclusive, un defensor de la economía del mercado sabe que en el Perú en algunos temas difícilmente exista una economía de mercado.
Si tuvieras que disponer de un modelo de izquierda que sea viable para el futuro político del Perú, ¿cuál sería?
Yo estaría encantado si me gobernara una izquierda como el partido laboralista neozelandés de Roger Douglas y Ruth Richardson. Porque es más liberal que cualquier partido liberal del mundo. Es una izquierda democrática, parlamentaria, eficiente. Esa izquierda me parece impecable. Otro ejemplo es la izquierda chilena de Ricardo Lagos. Ya no puedo decir lo mismo del segundo gobierno de la señora Bachelet.






MINERÍA. Las comunidades deben ser dueñas de los recursos naturales para acabar con las protestas en las zonas de explotación. (Perú21) Cuando alguien ataca a la izquierda sabe quién va a responder. Pero cuando la izquierda ataca a la derecha, nadie responde. ¿Qué es la derecha en el Perú?
Es una cosa sumamente amorfa. El gran partido de la derecha peruana, el PPC, difícilmente es un partido de derecha. En primer lugar tienen un complejo bien grande y dicen que no lo son. En segundo, es el ala derecha de la democracia cristiana, y no han querido aceptar nunca su origen. Además, son una coalición de abogados que defienden a sus clientes. Eso es el PPC hasta hoy.
¿Pero y PPK, Alan, Keiko no son de derecha?
PPK es un caso sumamente curioso. Es mi amigo, he sido su abogado, he votado por él, pero tiene un gran problema: en el fondo no cree en el mercado. PPK es ultra criollo, muy experimentado políticamente –está en política desde el primer gobierno de Belaúnde-. PPK cree en la intervención estatal cuando él es el responsable. Es un grado superior del intervencionismo. Los defectos del mercado los puede corregir él.
Es un gran banquero de inversión, no necesariamente un gran economista.
No me cabe duda, yo le tengo un gran respeto intelectual. Poca gente sabe que estudió con Isaiah Berlin y que tiene una formación filosófica y académica como probablemente no ha tenido ningún otro político peruano. Lourdes no cree en el mercado, nunca creyó. Y Alan no cree en nada, sino en él mismo. Puede ser de derecha, izquierda, ecologista. El peor error de Chávez fue pelearse con Alan. Si Chávez en lugar de pelearse, lo seducía hubiera sido el mejor representante de la izquierda en el Perú. Pero había una disputa por egos, entonces el problema fue personal, no ideológico. Yo dudo que García tenga muchas objeciones de fondo a la política chavista. Si tú lees sus trabajos te queda claro que García nunca ha creído en la política económica que ha llevado a cabo. Ahora, hay que tener madurez política para gobernar sin creer en lo que haces. Si Alan selecciona un candidato vicepresidencial como Diego García Sayán –lo que se dice por los corrillos de Lima- el Alan García de esta candidatura va a ser uno un pelo corrido a la izquierda y se va a quedar con todos los votos de la izquierda. Si la segunda vuelta es entre Alan y Keiko, la va a tener muy fácil.
¿Y Keiko Fujimori?
Keiko me parece una magnífica persona. No la conozco en lo personal, pero me traduce una imagen fiable, fresca e inteligente. El fujimorismo tiene ahí un electorado leal, pero va a tener el problema de convencer en segunda vuelta a los no fujimoristas de sus convicciones democráticas y sobretodo, de su independencia
en el caso de ser presidentefrente a la influencia de su padre. No sé si tenga éxito. Para ella va a ser muy importante, como para García, la selección del vicepresidente. En el caso de PPK, es menos importante. Para él importa su edad. Debe poner a un joven no importa el signo de dónde venga. Una mujer joven como Beatriz Merino.
Si a la izquierda se le puede criticar de retrógrada, a la derecha se le critica de mercantilista.
Yo la calificaría de insensible. El problema de la derecha peruana es que no quiere entender que el Perú es más grande que las playas de Asia y que hay que ver un poco más allá de sus narices. El Perú ha cambiado mucho. Si viajas por provincias, verás que hay una clase media ascendente. Hay ahí una burguesía provinciana que en los últimos veinte años ha mejorado su ingreso real. Hay jóvenes universitarios en todo el Perú mucho mejor informados porque Internet te da un acceso a la bibliografía, literatura, ya que es gratis.
¿Por qué crees que le es tan difícil a la derecha abrirse un paso en el escenario político? Porque no hay un candidato o representante de la derecha liberal.
Yo creo que es un problema de liderazgo. La política es antropomórfica. Si no hay una cara ahí que le ponga un rostro, una sonrisa, voz a eso, es más difícil. Tú no organizas una aventura política entorno a una idea metafísica, eso es demasiado abstracto. Sí me atrevería a decirte que en cualquier minuto va a aparecer un líder. Hay jóvenes universitarios muy listos y brillantes. Vamos a ver qué sucede. Le pasa a la izquierda. Si la izquierda regresa alguna vez a la presidencia va a ser nucleándose en torno a Ollanta Humala. No creo que haya otro político de izquierda que pueda soñar con gobernar el Perú que no sea uno de los Humala. Y ya los Humala no creen en la izquierda, por lo menos en la vocinglera del pasado. La derecha peruana, la democrática y liberal –no el fujimorismo- tiene la tarea pendiente de construir una candidatura que sea verosímil. Pedro Pablo ha hecho el canto del cisne. Es el candidato más viejo y más simpático para los jóvenes. Estoy seguro que si PPK tuviera diez años menos, ganaba la elección. Lo que pasa es que su edad va a ser un gran problema.
Juan Carlos Tafur en un artículo reciente sostiene que esta campaña va a ser sangrienta porque a diferencia de las elecciones del 2006 o 2011, el incumbente va a ser un actor político. O sea, Toledo no se presentó o no presentaron candidato importante en el 2006. García tampoco lo hizo en el 2011. Este gobierno sí va a actuar y eso va a generar una crispación. Yo añadiría a eso que la naturaleza de este gobierno es conflictiva.
Ha pasado antes. Alan García no postuló en el noventa, pero él hizo presidente a Fujimori. Yo no creo que un gobierno de salida determine quién gana en una elección en el Perú, pero sí puede impedir que lo hagas. Como lo hizo Alan García.
Eso es lo que ofreció en el 2011 y no ocurrió. Su “yo puedo impedirlo” significó que muchas personas le preguntaran si salía Ollanta o no, y él se ufanó de decir varias veces que se preocuparía de que no ocurriera.
El esfuerzo de Vargas Llosa por conseguir la moderación de la izquierda impidió que eso sucediera. No me extrañaría que lo intentaran. Ellos tienen al General Urresti que a mí me parece un buen candidato –aunque no votaría por él-. Es un hombre que puede obtener un 15% y meter un grupo parlamentario que si además, tiene una lista encabezada por la primera dama –quien no tiene ningún obstáculo legal para ser candidata al parlamento- terminaría teniendo una representación parlamentaria respetable. Urresti puede resultar mucho más interesante electoralmente que la coalición de la izquierda. Yo creo que la mejor descripción que hace Juan Carlos (Tafur) es de cómo se vota en el Perú. Él dice que “en el Perú se vota por joder”, que es efectivamente cierto. Yo le recordaría a Juan Carlos que, como él ha dicho, la gente vota por joder y eso siempre modera la política peruana. En el fondo, como el voto es encima obligatorio todo el mundo va molesto a votar. Entones, el día de la votación, el ciudadano se toma una revancha con los políticos y dice: “A ver, ¿quién es el peor? ¿Quién es el más loco? Voto por él para joderlos a todos.”






ELECCIONES. “Votar es un acto de venganza”, afirma Ghersi. (Andina) ¿Qué posibilidades le ves a un outsider? Está Julio Guzmán o Mauricio Diez Canseco.
En el caso de Mauricio Diez Canseco, me parece muy duro para ser el outsider. En el de Julio Guzmán, es demasiado academicista. Un outsider podría ser un personaje de la televisión o un deportista. Podría aparecer de ahí. No asoma ninguno, pero, si tú quisieras un candidato, de afuera no va a venir, tiene que ser conocido pero antes de ser candidato. No creo que sea posible repetir la experiencia de Fujimori.
O sea, que el sector C, D y E los conozca previamente por cualquier otra faceta.
Yo creo que el anti sistema ha logrado transmitir un descrédito a la clase política equivalente al de los años noventa (si no más). Esta idea de que el Parlamento es inútil lleno del robacable, el robaluz, lleva a que aparezca un candidato que diga: “yo soy todo lo contrario, voten por mí”. Yo no soy amigo de Alan García, pero sus amigos dicen que dice que cualquier tipo que se lo proponga en el Perú puede ser presidente. Esa es la mejor definición de outsider: un tipo que tenga la voluntad de poder. Puede ocurrir. Mujer u hombre. Yo diría que el perfil de cuarentón ya conocido que venga de un mundo con una gran exposición a la opinión pública periodística, farandulera, del espectáculo o del deporte.
¿Cuáles son los temas primordiales que deberían debatirse en la próxima campaña política?
Soy un liberal de manera que no puedo estar ajeno a mi punto de vista. El gran tema es la propiedad privada del subsuelo. Que los campesinos sean los dueños de la riqueza mineral, petrolera y gasífera del Perú y se acabará para siempre la retórica anti minera. Que el Estado cobre sus impuestos, pero que las empresas hagan contratos con ellos para explotar la riqueza mineral. Si se resolviera este conflicto y la empresa fuera aliada de la población en lugar de enemiga, la prosperidad del Perú estaría asegurada y los lugares más pobres de este país se convertirían en los más ricos.
¿Y tú crees que eso arreglaría la informalidad?
La informalidad minera es la otra cara de este mismo problema. La gente explota de facto ilegalmente porque no puede tener la propiedad de las mismas. No creo que las cosas se arreglen automáticamente, pero este es el gran conflicto que le impide al Perú desarrollar los grandes proyectos de inversión indispensables en la próxima década. El segundo punto es la justicia peruana que no funciona. El ministerio público ha fracasado y el monopolio de la acción penal lo único que ha hecho es incrementar el delito. No funciona. Hay que eliminar el Ministerio Público. En otro tema es el Poder Judicial. Yo respeto la probidad e integridad de los magistrados correctos, pero tampoco funciona. Yo soy un creyente de la participación popular de la administración de justicia porque además, es una escuela de civismo. Vamos a darle jurados al sistema, ¿por qué no? Tienes dos jueces profesionales y dos jueces ciudadanos y la sentencia sale por unanimidad. ¿Qué has logrado? Primero, haces más complicada la corrupción. Segundo, educas a la población. La administración de justicia ya no te es ajena porque eres parte. Tercero, la competencia a través de un procedimiento descentralizado de la administración de justicia es necesariamente mejor que cualquiera centralizado. Hay muchos otros temas como la regionalización que ha fracasado, la estructura tributaria absolutamente irreal, absurda e ineficiente. Soy un partidario de bajar los impuestos para recaudar más y dinamizar la economía, la competencia en los temas laborales, la regulación profundamente deficiente, se necesita más controles ex post que ex ante.
Aldo Mariátegui tiene esta teoría del “electarado”. Dice que no es suya, pero por lo menos es el que la hace más visible y popular. Sostiene que los peruanos votamos mal, elegimos equivocadamente. ¿Estás de acuerdo?
No. Todo depende de cómo entiendes que vota la gente. Yo creo que la votación es racional, pero en el Perú, votar es un acto de venganza. Esa es una decisión profundamente racional, pero distinta a la lógica de la razón. Lo que la gente dice es “que todos se jodan”. José Luis Sardón ha explicado muy bien los incentivos electorales. No es que sean intrínsecamente incapaces de tomar una decisión, sino que actúan por incentivos, pero si pones los incentivos como están puestos en el sistema electoral peruano, el resultado es el peor. Tenemos un sistema electoral que está hecho para elegir al peor. Lo irracional es el sistema, no las personas. Yo soy un optimista, yo siempre creo en la capacidad infinita del ser humano en conquistar su propio futuro.
“NO VOTARÍA POR URRESTI”
Ghersi sostiene que el ex ministro obtendría 15% de votos






Podría llegar al Congreso. (USI) “Daniel Urresti me parece un buen candidato, aunque no votaría por él. Es un hombre que puede obtener un 15% y meter un grupo parlamentario, que, si, además, tiene una lista encabezada por la primera dama –quien no tiene ningún obstáculo legal para ser candidata al Parlamento–, terminaría teniendo una representación parlamentaria respetable.
Urresti puede resultar mucho más interesante electoralmente que la coalición de la izquierda. Yo creo que la mejor descripción que hace el periodista Juan Carlos (Tafur) es de cómo se vota en el Perú. Él dice que “en el Perú se vota por joder”, que es efectivamente cierto. Yo le recordaría a Juan Carlos que, como él ha dicho, la gente vota por joder y eso siempre modera la política peruana. En el fondo, como el voto es obligatorio, todo el mundo va molesto a votar el día de las elecciones. Entonces, el día de la votación, el ciudadano se toma una revancha con los políticos y dice: “A ver, ¿quién es el peor? ¿Quién es el más loco? Voto por él para joderlos a todos”.

AUTOFICHA
■ “Me titulé en Derecho en 1986, en la Pontificia Universidad Católica del Perú, donde además obtuve una maestría en Derecho Civil.
■ “Profesor de la Universidad de Lima, profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín (Guatemala), profesor honorario de la Universidad Laica Vicente Rocafuerte (Guayaquil) y profesor visitante de la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (Buenos Aires)”.
■ “Miembro de Sociedad Mont Pelerin, de la que he sido vicepresidente”.
SABÍA QUE
  • Ha sido diputado por Lima y miembro de la Comisión Bicameral de Presupuesto. Es coautor de El otro sendero con Hernando de Soto y Mario Ghibellini, y autor de numerosas publicaciones. Es académico adjunto del Cato Institute (Washington D. C.).
  • Es dueño del Estudio Ghersi Abogados, uno de los más prestigiosos del país, teniendo entre sus clientes a personalidades como Alfredo Bryce Echenique, Francisco Tudela y la Universidad de Yale.
EL PERÚ CAMBIÓ
  • ¿Si se puede criticar a la izquierda de retrógrada, a la derecha se le critica de mercantilista?
    “Yo la calificaría de insensible. El problema de la derecha peruana es que no quiere entender que el Perú es más grande que las playas de Asia y que hay que ver un poco más allá de sus narices. El Perú ha cambiado mucho. Si viajas por provincias, verás que hay una clase media ascendente. Hay ahí una burguesía provinciana que, en los últimos 20 años, ha mejorado su ingreso real”.
Por Juan José Garrido (director@peru21.com)
Referencia

martes, 30 de diciembre de 2014

No se difunde en Lima

No se difunde en Lima: Para variar

Precariedades democráticas. 

Ollanta Humala tiene una alta impopularidad y una disminuida gobernabilidad.

Publicado en el país: Madrid.

Como sucedió con otras naciones de América Latina, Perú vivió bajo un péndulo perverso de transiciones entre democracias y dictaduras desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta el término del siglo XX.

El régimen democrático presidido por Bustamante y Rivero (1945-1948) fue derrocado por la dictadura militar de Odría (1948-1956); el presidente electo Manuel Prado (1956-1962) fue derrocado por una Junta Militar de Gobierno (1962-1963); el Gobierno democrático de Fernando Belaunde (1963-1968) fue derrocado por un Gobierno de la Fuerza Armada presidido por el general Juan Velasco Alvarado (1968-1975), defenestrado a su vez por el general Francisco Morales Bermúdez (1975-1980).

En 1980 Belaunde fue nuevamente elegido a la presidencia. Cinco años después, en 1985, logró efectuar la primera transición democrática en la posguerra y entregar el poder a Alan García Pérez (1985-1990). En 1990, en medio de las surreales tragedias que vivía el país, se logró una segunda transición democrática con la sorpresiva elección de Alberto Fujimori.

Link

1.       La afirmación
“El Péndulo perverso de transiciones entre democracias y dictaduras”
No es clara porque el sentido de perversidad sólo es efectista al no referirse al contexto y a las condiciones latentes en cada momento.

2.       En el párrafo
“Las perversidades históricas fluyen como el agua de cañerías viejas: se filtran y aparecen en lugares inesperados”,
El lenguaje empleado sigue siendo sólo efectista y no afirma nada.

3.       Cuando se refiere al
               “desarrollo económico sostenido, diverso y...
No se indica para quién es desarrollo, para los empresarios, para los migrantes, para el país profundo?  Nuevamente frases huecas que no dicen nada.

4.       Al afirmar
“Los tres Gobiernos democráticos que tuvo el Perú han sido políticamente precarios, marcados por escándalos generalmente burdos pero con síntomas abundantes de corrupción”.
Aquí pasa a descalificar a los gobiernos para no dejar nada incólume. La labor de demolición del articulista no termina aquí.

5.       Continua afirmando la situación de precariedad y de absoluta falta de coherencia en el país:
“el nada dulce dilema de escoger el mal menor”.
 ¿Se olvida de quién escogió? ¿Esa es la democracia manejada por los periodistas, los medios y la gran empresa?  ¿Mal menor para quién?

6.       Al referirse al gobierno de la corrupción declara su parcialidad
“fueron decepcionantes en aspectos fundamentales de su gestión. Terminaron con abrumadores niveles de desaprobación popular”.
 ¿Qué es lo que esperaba de la corrupción?

7.       ¿Esto no es simplemente Populismo barato lo que valida?
Nada como un presidente atribulado por su impopularidad, cuya tabla de salvación son las cifras macroeconómicas favorables. Cuando se camina sobre cornisas no es fácil pensar en estrategias alternativas, que sin arriesgar la economía tomen pragmáticamente en cuenta las necesidades y derechos de las mayorías.
 ¿Esto no es simplemente Populismo barato lo que valida?

8.       Al afirmar
“El porcentaje crucial de votación pro-democrática, que define las elecciones en Perú, votó, amargamente, por García. ¿Será amargo para el que escribe? Nuevamente a confesión de parte relevo de prueba. El anti de Vargas y su pléyade sale por los poros.

9.       “Pero las amenazas no terminan sino que se transforman”.
Nuevamente sibilinamente emplea frases embozadas sin afirmar limpiamente nada.

10.   De igual cuño los antis del que escribe salen a la luz
“La clase empresarial, la híper concentrada prensa peruana, García, apoyaban el retorno del fujimorismo al poder”.
¿Y cuál es el problema? ¿No salió Humala con la bendición del Vargas?  El que escribe cínicamente deja desorientando a los pobres españoles, que seguramente saben leer entre líneas la mano de Vargas.

11.   Luego cuando dice:
“sorprendió con una acción inesperada. Juró, con toda la solemnidad del caso, su lealtad a la democracia, convirtió la elección en un plebiscito entre democracia y dictadura y venció”.
 Se refiere pues al san Benito de Vargas.

12.   Continúa su acidez:
Aunque luego fue también llevado a actuar como si la lealtad a la democracia significara lealtad al consenso de Washington.

13.   Finalmente no oculta nuevamente su desencanto:
El nuevo desencanto quinquenal ya produjo tres favoritos en las encuestas para las elecciones de 2016: Keiko Fujimori, Alan García y Pedro Pablo Kuczynsky:
 Sin embargo no es lo que quieren los grupos de poder a pesar de la pléyade de Vargas.

14.   El escrito  cínico deja desorientados a los pobres españoles, que seguramente saben leer entre líneas la mano de Vargas. Es un artículo que en la misma línea de descalificar al país busca descalificar a todos los gobiernos y a todos aquellos que no están en la línea del inefable Vargas.


domingo, 26 de enero de 2014

Felix Jiménez: Neo liberalismo de Estado

Amigos y alumnos que leyeron mi artículo el pasado sábado, publicado en este diario, me han comentado y escrito criticándome por el uso de la frase «neoliberalismo de Estado». ¿Cómo puede haber neoliberalismo de Estado –me preguntan-- si usted mismo dice que el neoliberalismo propone la minimización del Estado, la ausencia de toda intervención estatal en la economía. Por lo demás, me dicen, es un sinsentido hablar de neoliberalismo de Estado en nuestro país cuando los neoliberales critican al Estado peruano acusándolo de «miedoso e incompetente».

El neoliberalismo, además, ha acentuado el extractivismo económico y político. El poder minero controla al poder político. El extractivismo que hoy se practica en nuestro país, está agotando los recursos naturales no renovables, y el actual gobierno no tiene una política clara de creación de otros activos para compensar esta pérdida y no perjudicar a las generaciones futuras. La inversión privada de los últimos tiempos ya no expande la producción de aquellas actividades que generan más empleo e ingresos.

En nuestro país este neoliberalismo de Estado comienza con la creación de las AFP. Estas instituciones privadas no fueron creadas por el mercado sino por el Estado, con la forzada direccionalidad de parte de nuestros ingresos a las AFP que no elegimos, según algún indicador de mercado.
Félix Jiménez
Félix Jiménez
Opinión Economista Ph. D.
Profesor Principal PUCP

Los orígenes del neoliberalismo 

El neoliberalismo como ideología sucede al liberalismo. Esto es por definición, como la teoría económica neoclásica sucede a la teoría económica clásica (pero aclarando que esta última alude a la teoría de Ricardo). Los liberales del siglo XVIII y XIX tuvieron enorme influencia en el desarrollo de la teoría económica neoclásica, según la cual la economía tiende al pleno empleo cuando los mercados funcionan sin la intervención del Estado. En este sentido, los liberales incluyen como parte de las libertades civiles, la autonomía económica, lo que implica postular la ausencia de regulación del mercado por parte del Estado.

El neoliberalismo surge como respuesta crítica a la puesta en práctica del proyecto socialista a partir de 1917. Reaccionan contra la sustitución del mercado por un plan centralizado, y contra la supresión de las libertades individuales. A partir de ese acontecimiento–según Todorov-- «entramos a una nueva fase de la evolución del liberalismo, que justifica que hablemos de neoliberalismo. Ahora la doctrina se formula asumiendo la oposición con el mundo totalitario que está construyéndose». Sus principales exponentes son Ludwig von Mises (1881-1973) y Friedrich A. Hayek (1899-1992). Pero, después de la gran depresión de 1929 y durante el auge del Keynesianismo, estos neoliberales enfilan sus críticas contra el Estado del Bienestar.

El significado del neoliberalismo de Estado 
Los neoliberales plantean «la sumisión del hombre a las fuerzas impersonales del mercado». En su obra Camino de Servidumbre, Hayek sostiene que en el pasado esta sumisión «hizo posible que se desarrollara la civilización».

Con el ascenso al poder de Margaret Thatcher en Gran Bretaña (1979) y Ronald Reagan en Estados Unidos (1980), se dio inicio a la aplicación del pensamiento neoliberal en el mundo. La manera cómo se aplicaron las políticas y reformas neoliberales en nuestros países, difiere de un lugar a otro, de sus condiciones iniciales y del tipo de institucionalidad vigente en ellos. Lo que no varió fue el uso del poder del Estado para beneficiar a los poderes existentes en el mercado. Y esto es lo que dio lugar al «neoliberalismo de Estado» frase que, en justicia, hay que decirlo ahora, pertenece a Todorov.

En nuestro país este neoliberalismo de Estado comienza con la creación de las AFP. Estas instituciones privadas no fueron creadas por el mercado sino por el Estado, con la forzada direccionalidad de parte de nuestros ingresos a las AFP que no elegimos, según algún indicador de mercado. Estas instituciones administran nuestros recursos con la ayuda del Estado. Si los fondos para proveer la pensión mínima no alcanzan, el diferencial se los provee el Estado. El jubilado no puede retirar todos sus fondos, por ejemplo, para comprarse una casa, etc.

Otro ejemplo de «neoliberalismo de Estado» en nuestro país fue el rescate del sistema bancario afectado por la crisis de 1998-1999 que hizo el gobierno de Fujimori, acrecentando la deuda pública en cerca de mil millones de dólares.

El neoliberalismo, además, ha acentuado el extractivismo económico y político. El poder minero controla al poder político. El gobierno de Humala cedió ante este poder y no fue capaz de exigirle compartir sus ganancias extraordinarias asociadas a los altos precios de los minerales. El extractivismo que hoy se practica en nuestro país, está agotando los recursos naturales no renovables, y el actual gobierno no tiene una política clara de creación de otros activos para compensar esta pérdida y no perjudicar a las generaciones futuras. La inversión privada de los últimos tiempos ya no expande la producción de aquellas actividades que generan más empleo e ingresos.

A nivel internacional, hay también neoliberalismo de Estado. Durante la crisis de 2008-2009, los Estados intervinieron para salvar a los bancos privados. Para esta ideología los beneficios son y deben ser siempre privados, pero los riesgos y las pérdidas de las operaciones de los grupos de poder privados deben ser socializados, deben ser asumidos por toda la población.

A modo de conclusión
Ciertamente decir «neoliberalismo de Estado» es una contradicción. Pero, como dice Todorov, «precisamente por tratarse de una contradicción hace dudar de la coherencia interna del proyecto. El liberal Benjamin Constant (1767-1830) no había previsto que el Estado pudiera reforzar su influencia en la vida de los individuos y a la vez ponerse al servicio de algunos de ellos. Después de los atentados del 11 de setiembre de 2001, los Estados que habían adoptado esta ideología, como Estados Unidos y Gran Bretaña, acrecentaron su control sobre las libertades civiles, y a la vez dejaron plena libertad a agentes económicos individuales. A partir de este momento hemos entrado en el ultraliberalismo, tercera fase de la evolución de esta doctrina».

Publicado en: 
 http://www.laprimeraperu.pe/online/economia/el-significado-del-neoliberalismo-de-estado_142710.html

Felix Jimenez - Neoliberalismo y Republicanismo: replica a Martín Tanaka

Martin Tanaka ha escrito en el diario La República (LR) dos columnas sobre nuestro artículo «Neoliberalismo y Republicanismo (LP: 14-09-13)». Por la importancia que tienen sus críticas sobre el tema en debate, responderé de manera puntual.

La asociación que hace Tanaka entre el carácter del crecimiento 1959-67 y la propuesta industrialista de La Gran Transformación, puede conducir a confusiones. Es verdad que el neoliberalismo se impone como crítica al proceso industrialista de los años 1960 y 1970. Pero, el crecimiento asociado a este proceso y el crecimiento neoliberal, son ambos, extractivistas o rentistas.

«La mejor manera de entender el neoliberalismo –dice Tanaka-- es relacionarlo con el llamado “Consenso de Washington”». ¿Acaso no está enterado que el decálogo de medidas de este Consenso es precisamente neoliberal?.

Publicado en: 
 http://www.laprimeraperu.pe/online/economia/neoliberalismo-y-republicanismo-replica-1_151938.html

Félix Jiménez
Félix Jiménez
Opinión Economista Ph. D.
Profesor Principal PUCP
(1) En su columna de LR: 29-09-13, dice: «Para Jiménez, el crecimiento 1959-67 sería más “sano” porque fue liderado por el sector manufacturero y estuvo acompañado de mejoras en los ingresos de los trabajadores, mientras que el reciente se basa en sectores extractivos con ingresos laborales estancados. ¿Qué hacer? (…) En la línea de lo propuesto en “La Gran Transformación”, se apunta a promover un crecimiento más diversificado en general y la industrialización en particular».

La asociación que hace Tanaka entre el carácter del crecimiento 1959-67 y la propuesta industrialista de La Gran Transformación, puede conducir a confusiones. Es verdad que el neoliberalismo se impone como crítica al proceso industrialista de los años 1960 y 1970. Pero, el crecimiento asociado a este proceso y el crecimiento neoliberal, son, ambos, extractivistas o rentistas. En el primero se gana lo que gasta el Estado y en el segundo, se aprovecha la renta de los recursos naturales en un contexto de precios altos de los metales y de una sostenida demanda externa. En consecuencia, los dos estilos de crecimiento son recusables. Finalmente, sobre las propuestas políticas, sociales y económicas de La Gran Transformación, documento más vilipendiado que he leído, solo debo decir que reivindica las ideas republicanas.

(2) En la misma columna, afirma: «parte de (los) supuestos “éxitos” (del neoliberalismo en Perú) serían consecuencia de iniciativas planteadas por “economistas críticos con el neoliberalismo” entre 2001-2003, con lo cual Jiménez reivindica su participación como funcionario dentro del gobierno de Alejandro Toledo».

Mi participación personal en esas “iniciativas” no viene a cuento. Sin embargo, lo que dice Tanaka puede inducir a un silogismo elemental: si eran “sus críticos”, entonces no deberían haber participado en un gobierno neoliberal; o, si se aceptaron las reformas que sus críticos impulsaron, entonces el neoliberalismo es suficientemente flexible. Este tipo de razonamiento no ayuda a comprender los procesos históricos. Muchos peruanos luchamos junto con Toledo para salir del fujimorismo sátrapa, que desfalcó al Estado y practicó la corrupción como forma de gobierno. El gobierno de Toledo fue, entonces, el resultado de un proceso político que abrió la posibilidad de hacer cambios en democracia. Pero, como ya ocurrió antes en nuestro país, algunos «cambios» se truncaron y otros se mediatizaron. Después, Alan García acentuó el neoliberalismo. El fujimorismo y el alanismo son los que más daño le han hecho a la política (en su acepción republicana).

(3) En su columna de LR: 06-10-13, dice: «El término “neoliberalismo” se presta a malos entendidos. Por lo general, se le atribuyen sentidos intrínsecamente negativos, y esto tiene cierta razón de ser: muchos gobiernos neoliberales han sido muy corruptos e ineficientes, en particular el fujimorismo ha ayudado a crear la asociación neoliberalismo=autoritarismo=corrupción (…) Sin embargo, hay muchos gobiernos que pueden considerarse ilustraciones emblemáticas del neoliberalismo que no han sido autoritarios ni particularmente corruptos (Chile, Brasil, Colombia, etc.). Mas todavía, podría decirse que ellos implementaron reformas fundamentales para el logro de un crecimiento sostenido, reducciones de pobreza, fortalecimiento de instituciones, incluso, de políticas de desarrollo que buscan la diversificación productiva y menor dependencia de recursos naturales».

Primero, el fujimorismo no fue autoritario sino “dictatorial”, fue un gobierno que cometió crímenes de lesa humanidad. Segundo, el neoliberalismo no es un término, es una doctrina que propone la eliminación de las intervenciones públicas en la economía, la desregulación de los mercados y la eclosión del interés individual por encima del interés público. Específicamente propone liberalizar el comercio y desarrollar un modelo exportador basándose en las «ventajas comparativas» y las ganancias de competitividad abaratando el costo del trabajo. «Según la nueva vulgata –-dice Todorov— el Estado solo debe intervenir para favorecer el libre funcionamiento del mercado, allanar los conflictos sociales y mantener el orden público. Su papel consistiría no en limitar, sino en facilitar el poder económico».

Es cierto que el recetario neoliberal se aplicó parcialmente en algunos países: por ejemplo, se mantuvieron empresas estatales “estratégicas”, se limitó el flujo de capitales para tener autonomía en el manejo de la política monetaria y cambiaria, y no se desregularon todos los mercados. Sin embargo, en estos mismos países las medidas neoliberales han generado problemas. Por ejemplo, en Brasil se dice que la apreciación cambiaria y los salarios bajos son una amenaza contra la industria; en Chile hay evidencia de una regresión en la distribución del ingreso y protestas contra las bajas pensiones que otorgan las AFP; y, en Colombia no hay trabajos estables, los sindicatos están destruidos y el agro está en crisis.

A modo de conclusión
«La mejor manera de entender el neoliberalismo –dice Tanaka-- es relacionarlo con el llamado “Consenso de Washington”». ¿Acaso no está enterado que el decálogo de medidas de este Consenso es precisamente neoliberal?.

Replica 

Tanaka sigue preso de su razonamiento dicotómico Estado-Mercado. Según él, la derecha reivindica el Mercado y la izquierda el Estado. Tanaka ha leído el plan La Gran Transformación con esta visión dicotómica. Por eso no ha entendido que el Estado que allí se propone, debe ser promotor activo del desarrollo de mercados internos y de la expansión de la inversión privada nacional.

Tanaka no acepta la existencia de un camino alternativo al neoliberal; no entiende que es posible desarrollar una economía de mercado y ciudadanía, con un marco institucional y regulatorio adecuado o funcional.


Félix Jiménez


Félix Jiménez
Opinión Economista Ph. D.
Profesor Principal PUCP

(1) Después de las crisis de 1998-2002 y de 2008-2009, «me parece claro que predicar la libertad irrestricta de los mercados y la minimización del papel del Estado –dice Tanaka-- suena descabellado. Lo interesante es que en esto coinciden, en lo teórico, tanto derechas como izquierdas».


Esta afirmación presupone que existe una dicotomía Estado-Mercado, que niega la realidad. El Estado no tiene por qué contraponerse al mercado. Es verdad que el Estado debe establecer regulaciones contra las asimetrías de poder que se generan en los mercados, pero también ha sido y es promotor de la creación de mercados. Polanyi (1944) decía que los mercados habían sido formados desde los inicios del capitalismo por acciones deliberadas del Estado. La historia también enseña que detrás de los riesgos más audaces y de las grandes innovaciones –como señala Mariana Mazzucato (2013)-- ha estado presente el Estado.

(2) Para la derecha –según Tanaka-- «las reformas centradas en la liberalización de los mercados y en la promoción del crecimiento» corresponden a la primera etapa «de un proceso más ambicioso de reformas, que deberían consolidarse con una segunda fase, con énfasis en la equidad, mejoras en la distribución del ingreso y el fortalecimiento de las instituciones»

Las reformas neoliberales han generado una economía más vulnerable y dependiente de factores externos, menos industrial y menos agropecuaria, y más productora de servicios predominantemente de baja productividad, y con una distribución del ingreso más desigual y, por lo tanto, más expuesta al conflicto social. Decir que el neoliberalismo es «promotor del crecimiento» es sólo una afirmación. 

Los que criticamos al neoliberalismo no somos opuestos al crecimiento; pero sabemos diferenciar entre un estilo de crecimiento que acrecienta la vulnerabilidad externa de la economía, y un estilo de crecimiento enraizado en la expansión de los mercados internos y en la diversificación productiva. Basarse en el desarrollo de los merados internos no significa dejar de exportar o de cerrarse al mundo. De acuerdo con esta concepción alternativa del crecimiento, el sistema de comercio global debe servir al desarrollo interno y los mercados domésticos no pueden descuidarse por la búsqueda de ventajas competitivas internacionales como lo hace el neoliberalismo.

(3) «Desde la izquierda –dice Tanaka--, lo que se busca es cambiar de lógica, recuperando espacio para la planificación, el control y la iniciativa del Estado, especialmente en áreas “estratégicas”».

Tanaka sigue preso de su razonamiento dicotómico Estado-Mercado. Según él, la derecha reivindica el Mercado y la izquierda el Estado. Tanaka ha leído el plan La Gran Transformación con esta visión dicotómica. Por eso no ha entendido que el Estado que allí se propone, debe ser promotor activo del desarrollo de mercados internos y de la expansión de la inversión privada nacional. Y, como para promover el desarrollo se requiere recursos, es necesario reformar el sistema tributario y controlar la energía y otros recursos naturales. 

El Estado debe compensar el agotamiento de estos recursos con la creación de otros activos para no perjudicar a las generaciones futuras del país. La derecha no es la «propietaria» del mercado. Tanaka no acepta la existencia de un camino alternativo al neoliberal; no entiende que es posible desarrollar una economía de mercado y ciudadanía, con un marco institucional y regulatorio adecuado o funcional.

(4) «Es justo resaltar –dice Tanaka-- que por lo general no se plantea un retorno al pasado populista, sino que ese renovado protagonismo estatal se ubica dentro de los márgenes de la disciplina fiscal y de los equilibrios macroeconómicos, es decir, parcialmente dentro del canon del “Consenso de Washington”».

Ubicar a la propuesta alternativa al neoliberalismo dentro del canon del Consenso de Washington, es un descuido académico y hasta un atrevimiento. La disciplina fiscal que se aplicó desde el «fujimorato» sirvió para pagar puntualmente los servicios de la deuda externa, recortando los gastos en educación, salud, seguridad social e infraestructura pública. Es el mismo tipo de política que hoy imponen los países del centro Europeo y el FMI, a los países de la periferia europea. 

Es la misma monserga de los equilibrios macroeconómicos que los neoliberales lo entienden a su manera. En la alternativa al neoliberalismo, se propone (a) una regla fiscal contra cíclica y un manejo de la deuda que evite el riesgo de refinanciamiento y que base la sostenibilidad fiscal en el predominio de la deuda pública en soles; (b) una regla monetaria contra cíclica de tasa de interés, cuya eficiencia supone el desarrollo del mercado de capitales apuntalado por el mercado de deuda pública doméstica en soles; y, (c) una regla de política de intervenciones cambiarias que se oriente a mantener un tipo de cambio real estable y competitivo, para promover el desarrollo industrial y la diversificación productiva.

A modo de Conclusión
Hubiera sido interesante saber si Tanaka también adhiere al republicanismo, si piensa que hay tradición republicana en el Perú y si comparte la indefinición de republicanismo de Vergara.

Replica 2


Martin Tanaka (LR: 06-1013), afirma que el problema no está tanto en las políticas neoliberales del Consenso de Washington sino en el “fundamentalismo” en su implementación. «Vistas las cosas así –dice--, me parece que en Perú el neoliberalismo ha tenido éxitos evidentes (crecimiento, reducción de la pobreza sin aumento de la desigualdad), que han permitido que muchos peruanos sean más ciudadanos (conscientes de sus derechos y deberes), aunque su aplicación haya sido escamoteada por sus componentes autoritarios y corruptos y ciertamente también por la debilidad de nuestras instituciones y valores republicanos».

Se le ha mostrado que el crecimiento reciente no es inédito; que cualquier tipo de crecimiento reduce la pobreza monetaria; que se ha crecido con sueldos y salarios estancados y que, por lo tanto, ha aumentado la desigualdad; que se cercenaron los derechos laborales de los trabajadores; y, que el crecimiento reciente no habría sido posible sin altos precios de los minerales y sin una demanda externa sostenida. Nada de esto puede ser considerado un éxito y, sin embargo, Tanaka insiste, en que los «éxitos del neoliberalismo son evidentes».

Lo que hay de ciudadanía y virtud cívica en nuestro país, se desarrolla contra la fuerza y resistencia del neoliberalismo, contra el mercado desregulado y el interés privado que «arrincona a la virtud y solidaridad.
Félix Jiménez
Félix Jiménez
Opinión Economista Ph. D.
Profesor Principal PUCP
Extractivismo neoliberal, poder económico y corrupción.
 
Tanaka no refuta mis argumentos. Se le ha mostrado que el crecimiento reciente no es inédito; que cualquier tipo de crecimiento reduce la pobreza monetaria; que el atraso cambiario y la espectacular penetración de importaciones han afectado la competitividad y mercado interno de la manufactura; que se ha crecido con sueldos y salarios estancados y que, por lo tanto, ha aumentado la desigualdad; que se cercenaron los derechos laborales de los trabajadores; que la política de gasto afectó la calidad e infraestructura de la educación, la salud y la seguridad social; y, que el crecimiento reciente no habría sido posible sin altos precios de los minerales y sin una demanda externa sostenida. Nada de esto puede ser considerado un éxito y, sin embargo, Tanaka insiste en que los «éxitos del neoliberalismo son evidentes».

La apertura comercial indiscriminada, la apreciación monetaria y el contexto externo favorable acentuaron la especialización de la economía peruana en la producción y exportación de minerales, que “resultó” ser su principal ventaja comparativa. Se siguió la pauta neoliberal según la cual los países se especializan, no se diversifican. Ahora somos un país menos industrial y agrícola, y más exportador de minerales y productor de servicios de baja productividad. Pero, si se para el «motor externo», se para el «carro» del crecimiento. Por otro lado, el extractivismo primario exportador opera porque existen instituciones políticas extractivistas donde campea la corrupción. Estas instituciones facilitan la penetración del poder económico privado en todas las esferas de la administración gubernamental del Estado.

El extractivismo, el poder económico y la corrupción son enemigas del republicanismo. «La República –dice Pocock- resulta por completo imposible allí donde las oligarquías, los gentiluomini, adquieren demasiado poder. Con el poder de estas oligarquías, no puede haber gobierno libre». Cuando Tanaka dice que «los éxitos del neoliberalismo fueron escamoteados por sus componentes autoritarios y corruptos y ciertamente también por la debilidad de nuestras instituciones y valores republicanos», no parece entender que esos «componentes autoritarios y corruptos» son los que debilitan a las «instituciones y valores republicanos». 

Al respecto, Pocock, comentando los Discursos de Maquiavelo, dice: «Las instituciones dependen de la atmosfera moral y las mismas leyes que operan el bien en un pueblo no corrupto, producen efectos contrarios a los deseados cuando la corrupción se ha impuesto». Entonces, en una atmósfera corrupta, las instituciones públicas son penetradas por el interés privado; los gobernantes y políticos practican la impostura; las deberes públicos en los distintos poderes del Estado, se negocian; y, la ley no impide la arbitrariedad y los privilegios.

El neoliberalismo es anti-republicano
El neoliberalismo ha erosionado los fundamentos institucionales de la ciudadanía al desmantelar los estándares laborales y sociales básicos, y al fomentar la concentración del poder económico privado y su injerencia en el gobierno «disputándole al Estado su inalienable derecho a definir la utilidad pública». Con el neoliberalismo la democracia «representativa» se ha convertido en caricatura: «gobiernan los que no ganan las elecciones» (problema del agente-principal).

Por lo tanto, decir que «los éxitos del neoliberalismo han permitido que muchos peruanos sean más ciudadanos», es suponer «que es imposible percibir la luz, sin antes percibir la oscuridad». No hay manera de mostrar que el neoliberalismo ha ampliado la ciudadanía entre los peruanos. Se desmantelaron los derechos de los trabajadores, se generalizaron las prácticas clientelares en la competencia política, no hay derecho universal a la educación y la salud, se criminaliza la protesta social, no se respeta los derechos de los pueblos cuando se hacen concesiones mineras o petroleras y, los gobiernos elegidos practican la impostura y sirven a los grupos de poder.

El neoliberalismo, además, ha despolitizado y privatizado la vida pública. El interés privado domina sobre el interés público («la actividad pública es un instrumento al servicio de los fines privados»); hay asimetrías de poder en los mercados; no hay virtud cívica (los comportamientos individualistas menoscaban el «compromiso con el bien público»; no hay igualdad jurídica; y, los mecanismos de control de los gobernantes y la independencia de los poderes del Estado han sido dañados por la corrupción y los caudillos.

A modo de conclusión
Lo que hay de ciudadanía y virtud cívica en nuestro país, se desarrolla contra la fuerza y resistencia del neoliberalismo, contra el mercado desregulado y el interés privado que «arrinconan a la virtud y la solidaridad».

UCRANIA: INFORMACIÓN BÁSICA SITUACIONAL: BITACORA DE PERCY CAYETANO ACUÑA VIGIL.

  UCRANIA: INFORMACIÓN BÁSICA  SITUACIONAL.  Percy Cayetano Acuña Vigil. En este escrito se ha registrado información básica situacional con...