Ni Dilma ni el Partido de los
Trabajadores (PT) se van.
Varios pilares sostienen el triunfo de hoy.
1-Los éxitos de 12 años de gobierno: 40 millones
de brasileños dejaron de ser pobres desde 2003 gracias a los extensivos y
exitosos programas sociales del Estado.
2- Casi un año y medio después de los pedidos de
cambio, los brasileños se inclinaron por la misma opción que eligen desde hace
12 años.
3- El oficialismo, al ver su poder en peligro,
logró desarticular y anular los argumentos de renovación primero de Marina
Silva y después del postulante socialdemócrata. Apeló a una campaña de miedo y
acusó a Aécio de querer desmontar todos los planes sociales en caso de ganar.
Así atrapó hasta a los más indecisos.
4- La popularidad de Lula, incluso hoy, es
imbatible; ronda el 70% mientras que la de su antecesor apenas es de 35%, según
Datafolha. El ex mandatario petista no dudó ni un segundo en poner la cara por
Dilma para lo que fuera, movilizar el voto en un Sur esquivo o atacar a Aécio a
riesgo de quedar en ridículo. Tiene un objetivo en mente: volver a la
presidencia en 2018.
5- Las debilidades de Aécio: Primero, optó por
lanzarse de lleno, como el PT, a la campaña sucia; pero, una vez allí, fue
paulatinamente arrinconado por el oficialismo. Segundo, ni él ni el PSDB fueron
lo suficientemente hábiles para convencer a Marina Silva de que los apoyara
rápida e incondicionalmente. Por último, el dirigente socialdemócrata no pudo
exhibir muchos logros de gestión: perdió en Mina Gerais, estado que gobernó durante
dos mandatos.
6- La sequía de San Pablo: El PT culpó una y otra
vez a la socialdemocracia de haber alimentado la crisis por su propia
inoperancia y por la falta de inversión en estructura. Aécio comenzó a caer en
las encuestas precisamente cuando empezó a perder apoyo en el estado.
7- La estructura política: Nacido de la oposición
socialdemócrata a la dictadura, el PSDB tiene la estructura propia de un gran
partido nacional, con especial influencia en el rico sur brasileño. Y lo es:
gracias a ello alcanzó el ballottage en casi todas las elecciones desde el
regreso de la democracia, en 1985. Pero no cuenta con los recursos propios de
un partido en el poder como el PT ni con el armado y el alcance dignos de una
organización que sobrevivió a la dictadura, como el Partido por un Movimiento
Democrático Brasileño (PMDB). Socios desde hace años, el PT y el PMDB conforman
una alianza que no deja nada librado al azar y menos una batalla en la que
pueden perder el poder..
Se vuelve a repetir por sexta vez consecutiva la
contienda PT-PSDB, quienes en esta elección, han sumado casi el 75% de los
votos. Ambos presentan proyectos nacionales y regionales claramente disimiles:
el PT es un partido ligado a los sectores populares e históricamente
postergados, además de contar con un gran número de estudiantes y jóvenes
profesionales de clase media en sus filas. El PSDB, en cambio, es el partido de
la élite, de las finanzas y de la clase media paulista, la más profundamente
antipetista.
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