miércoles, 6 de junio de 2018

Gramsci

Gramsci


Gramsci fue un intelectual orgánico. Precisamente su organicidad como hombre de pensamiento y acción se funda en un profundo conocimiento de la Filosofía y la Historia y una extraordinaria sensibilidad cultural para captar la realidad y sus necesidades con sentido político. En Filosofía, como en otros ámbitos de la cultura la hondura de sus reflexiones deviene legado necesario para la contemporaneidad.

Sus reflexiones críticas en torno a "El materialismo Histórico y la filosofía de Benedetto Croce", entre otros, contiene profundas ideas esenciales sobre el devenir filosófico, sus determinaciones, condicionamientos y las múltiples mediaciones en que se conforma y despliega. El filósofo marxista, descontento con la concepción comúnmente aceptada de la historia de la filosofía como historia de las ideas de los filósofos, expone un conjunto de tesis sustancialmente enriquecedoras. Entre otras, sobresale la connotación sociocultural antropológica que imprime Gramsci a la historia de la filosofía. En su intelección la historia de la filosofía no es sólo historia del conocimiento, sino historia de la actividad humana -que incluye momentos de carácter gnoseológico, axiológico, práctico y comunicativo- encarnada en la cultura. En este sentido, hacer historia de la filosofía, es al mismo tiempo hacer historia del despliegue cultural del hombre en las varias expresiones de su ser esencial, sintetizados en la "historia concreta y completa (integral) (....) y sus formas diversas de combinación ideológica".

Ante las preguntas ¿Qué es preciso entender por filosofía, por filosofía de una época histórica? Y ¿ Cuál es la importancia y el significado de la filosofía, de los filósofos en cada una de tales épocas?, la revelación Gramsciana y su agudo discernimiento resultan extraordinariamente sugerentes, tanto por los problemas que aborda, como por el espíritu escrutador que conduce el razonamiento. "Desde el punto de vista que nos interesa, el estudio de la historia y la lógica de las diversas filosofías no es suficiente. Por lo menos como orientación metodológica, -enfatiza - es preciso atraer la atención hacia otras partes de la historia de la filosofía, esto es, hacia las concepciones del mundo de las grandes masas, hacia los más estrechos grupos dirigentes (o intelectuales) y, finalmente, hacia las relaciones existentes entre estos distintos complejos culturales y la filosofía de los filósofos.

 La filosofía de una época no es la filosofía de tal o cual filósofo, de tal o cual grupo de intelectuales, de tal o cual sector de las masas populares: es la combinación de todos estos momentos, que culmina en una determinada dirección y en la cual, esa culminación se torna norma de acción colectiva.."

Hay una dialéctica inmanente en las concepciones histórico - filosóficas de A. Gramsci que recoge esencialmente lo más valioso aportado por el marxismo y otras corrientes del pensamiento universal. 

Una dialéctica con sentido integrador y voluntad cultural que no admite la filosofía como puro pensar de hombre iluminado con espíritu de profeta. En su concepción, la filosofía como actividad humana y resultado de ella, encarna la cultura en sus expresiones económicas, políticas, jurídicas, éticas, estéticas, etc. y en los niveles codianos, psicológicos e ideológicos, integrados en una especial concepción del mundo que da cuenta de la existencia humana en su devenir progresivo en la historia. 


Por ello, explica Gramsci: " la filosofía de una época histórica no es, por consiguiente, otra cosa que la " historia" de dicha época (...) Historia y filosofía son indispensable, en ese sentido forman un bloque". Un bloque en tanto formas diversas de "combinación ideológica" que compendia a manera de síntesis" (...) los elementos filosóficos propiamente dichos, en todos sus diversos grados: como filosofía de los filósofos, como concepciones de los grupos dirigentes (culturales filosóficas) y como religiones de las grandes masas (....)".

Gramsci no niega el valor de la filosofía de los filósofos, lo que sí rechaza es que se eleve y estatuya como única filosofía, al margen de sus fuentes nutricias ( realidad, cultura, formas ideológicas) y los otros saberes producidos por las masas en sus diversas manifestaciones, que en última instancia, todos conforman la totalidad filosófica en forma de concepción del mundo.

Al mismo tiempo, concibe la importancia histórica de una filosofía por la "(....) eficiencia "práctica" que ha logrado ( y " práctica" debe ser entendido en sentido amplio). Si es verdad que toda filosofía es la expresión de una sociedad. -enfatiza Gramsci- debería reaccionar sobre la sociedad, determinar ciertos efectos, positivos y negativos. La medida en que reacciona es la medida de su importancia histórica, de su no ser "lucubración" individual, sino hecho histórico".

El filósofo de la praxis exige a la filosofía y a su movimiento histórico, ser conciencia crítica, si quiere cumplir la función de autoconciencia de la cultura y fermento epocal; y al filósofo, ser un hombre comprometido con su tiempo si desea seguir los latidos de la realidad y nutrirse de su savia histórica. De lo contrario, habrá filosofía, pero estéril y huérfana de identidad, es decir, carente de numen creador y vocación universalizadora. Una historia de la filosofía en el sentido gramsciano debe ser una empresa cultural, sin reducirse a una historia de la cultura. Una historia capaz de reflejar el devenir humano, conceptualmente estructurado y en su naturaleza sistémico- procesual", (....) como lucha cultural por transformar la mentalidad popular y difundir las innovaciones filosóficas que demuestren ser "históricamente verdaderas (....)

Se trata además de una intelección con elan sociocultural antropológico, que sin convertirse en historia antropológica, hace del hombre y su subjetividad, centro del quehacer histórico-filosófico. 

Pero no del hombre concebido abstractamente, sino del hombre real, cuya esencia, concreta las relaciones sociales formadas en el praxis. Esta concepción, sí bien está presente en el legado marxista, Gramsci lo enriquece con su aprehensión de la relación base -superestructura como bloque histórico y la dimensión cultural de la filosofía en su historia.

En la obra de Gramsci, la filosofía es producción espiritual del hombre que sin perder su espíritu cogitativo integrador, asciende de la realidad y desciende a ella para subvertir el presente y preludiar el futuro creadoramente. Según su criterio, "hasta la filosofía clásica alemana, la filosofía fue concebida como una actividad receptiva, a lo sumo, ordenadora; es decir, fue concebida como el conocimiento de un mecanismo que funciona objetivamente fuera del hombre. " Sin embargo la filosofía de la praxis sobre la base de los aportes de la filosofía clásica alemana" (...) plantea la inexistencia de una "realidad" fija por sí misma, sino solamente en relación histórica con los hombres que la modifican, etc.

Las premisas gramscianas de partida sirven de pivoles teórico-prácticos para nuevos discernimientos de las mediaciones internas y externas de la filosofía y su naturaleza específica. El gran teórico marxista penetra con audacia en el proceso interno de la filosofía y revela múltiples aristas ínsitas en su lógica especial, pero no se queda aquí. Distingue la filosofía especializada, de elaboración individual y sistemática, de la propia del sentido común. Muestra el momento de negación o superación dialéctica de ambas y sus recíprocas implicaciones a partir de la filosofía de la praxis que asume como resultado superado de la cultura antecedente y superador del mundo cultural existente y sus expresiones en el sentido común que profesan las grandes masas. Sencillamente, "en la filosofía sobresalen especialmente los caracteres de la elaboración individual del pensamiento; en el sentido común, en cambio, los caracteres difusos y dispersos de un pensamiento genérico de cierta época y de cierto ambiente popular. Pero toda filosofía - continúa Gramsci- tiende a convertirse en sentido común de un ambiente, si bien restringido( de todos los intelectuales). Se trata por lo tanto, de elaborar una "filosofía que, teniendo ya difusión o difusividad por encontrarse conectada a la vida práctica, implícita en ella, se convierta en un renovado sentido común, con la coherencia y el nervio de los filosóficos individuales. Esto no puede lograrse si no se siente permanentemente la exigencia del contacto cultural con los "simples"

Sólo en esta dirección, en opinión de Gramsci, la filosofía deviene realidad, deviene "histórica", se depura de los elementos intelectualistas de naturaleza individual y se hace vida".

En su concepción, estos propósitos están contenidos en la filosofía marxista y debe asumirlos con eficacia, en tanto filosofa de la praxis, devenida autoconciencia crítica de la cultura, pues (...) en el trabajo de elaboración de un pensamiento superior al sentido común y científicamente coherente, no se olvida jamás de mantener el contacto con los "simples" y, antes bien halla en dicho contacto la fuente de los problemas que estudiar y resolver".

En sus apuntes para una introducción y una iniciación en el estudio de la Filosofía y de la Historia de la cultura, además de enfatiza la función cosmovisiva de la filosofía y por extensión la demostración de su tesis de que todos los hombres son "filósofos", expone ideas sugerentes: " Hay que destruir el prejuicio muy difundido de que la filosofía es algo muy difícil por el hecho de que es la actividad intelectual propia de una determinada categoría de científicos especialistas o de filósofos profesionales y sistemático. "Por lo tanto, hay que demostrar preliminarmente que todos los hombres son "filósofos ", defendiendo los límites y las características de esta "filosofía espontanea, propia de "todo el mundo", esto es de la filosofía que esta contenida: 1) en el lenguaje mismo, que es un conjunto de nociones y de conceptos determinados y no solamente de palabras gramaticalmente vacías de contenido; 2) en el sentido común y buen sentido; 3) en la religión popular y por lo tanto en todo el sistema de creencias, supersticiones, opiniones, modos de ver y actuar que se revelan en aquello que generalmente se llama "folklore".



El filosofo de la praxis, revela filosofía-sentido cosmovisivo-en el lenguaje, en el sentido común y buen sentido y en la religión popular y todos los sistemas de creencias, subrayando las funciones criticas, metodológica y práctica de la filosofía, en tanto aprehensión práctico- espiritual de la realidad por el hombre.

Apela al " conócete a ti mismo socrático, como proceso iniciador de todo filosofar. Destaca el valor del lenguaje y su contenido filosòfico-cultural.

Muestra la conexión entre el sentido común, la religión y la filosofía, y establece diferencias. "La filosofía es la crítica y la superación de la religión y del sentido común y en ese sentido coincide con el " buen sentido" que se contrapone el sentido común"

Niega la existencia de una filosofía en general. En su criterio "existen diversas filosofía o concepciones del mundo y siempre se hace una elección entre ellos." Se opone a separar a la filosofía política, pues" (..) la elección y la crítica de una concepción del mundo es, también ello, un hecho político"

Es indudable que estamos en presencia de un rico legado teórico-metodológico gramsciano en torno a la filosofía. Una herencia poco aprovechada por los historiadores y profesores de la filosofía. Este trabajo no agota la multiplicidad de contribuciones al tema objeto de estudio. Sólo se aproxima a algunos que requieren de sistematización y despliegue; y otros, ni apenas se esbozan. Ambos forma parte de un proyectado libro que espero sea realizado.

Particularmente, las sabias reflexiones de Gramsci, como historiador de la filosofía marxista exigen especial atención. Su labor creadora como crítico de las tergiversaciones del marxismo resultan de gran valía y transcienden nuestro tiempo. Sus notas críticas sobre una tentativa de "Ensayo Popular de Sociología", por sí solas muestran la riqueza dialéctica del marxismo de Gramsci, en oposición a las tendencias de corte dogmático y positivista que se hacen llamar marxistas. Su trabajo sobre "Problemas para el estudio de la filosofía de la praxis", aporta varias ideas para la comprensión del marxismo en su génesis y desarrollo y como proceso de continuidad y ruptura que corona una nueva cultura que hace patente el valor del hombre, y la subjetividad humana en la radiación social.

En fin, la obra de Gramsci tiene mucho que hacer en los tiempos que corren. La riqueza conceptual metodológica, teórica y práctica en sus concepciones filosóficas es imprescindible, tanto para el estudio de la filosofía en general, como para la historia de la filosofía marxista en particular.

En los momentos actuales, cuando la realidad sólo es registrable y aprehensible en su
complejidad, se exige de un pensamiento complejo con posibilidades infinitas de asumir lo esencial sin ignorar los detalles. Un pensamiento encarnado en la historia y la cultura, con fuertes raíces identitarias y vocación ecuménica. Aún Gramsci tiene mucho que decir, aunque lo dicho sean simples sugerencias, pero con luz de estrellas y cargadas de utopías.

Dr. Rigoberto Pupo Pupo

Las clases subalternas


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