sábado, 30 de noviembre de 2013

Dos libros de importancia: Qué es Nación y Qué es República

Qué es Nación: Hugo Neira



El libro, publicado por el Fondo Editorial de la Universidad San Martín de Porres, estudia seis naciones, cómo nacieron y cómo prosperaron. Las tres primeras, las más antiguas, Inglaterra, aislada y soberana, “una roca en medio de los mares”; la nación francesa, construida “desde arriba”, por sus Reyes y tras 1789, por la República revolucionaria; y Alemania, desde el “Volk”, o cultura popular, por siglos solo un mosaico de pueblos hasta Bismarck, y un Reino Federal en 1871. En la segunda parte se traza la “historicidad” del Japón desde la era Meiji, la India de Gandhi y a México desde los aztecas hasta la revolción de 1910 y nuestros días.

En suma, se estudia seis pueblos y aventuras diversas. Seis victorias sobre la adversidad y el cómo accedieron a la modernidad del Estado de derecho y la libertad de la Soberanía. Si hay un tema que puede interesarnos, sin duda es este. La obra desemboca en el capítulo cuarto y final, en la mundialización, que el autor califica de “vaga e imprecisa”.

El autor examina a filósofos alemanes clásicos como Herder y Fichte, a los franceses, Sieyès revolucionario y a Renan. Se detiene en pensadores japoneses como Kunio Yanagida. Para México, toma en cuenta la intelligentsia mexicana, Aguilar Camín, Cosío Villegas, ante el Porfirismo y el PRI. Gandhi ocupa un lugar privilegiado, su vida, su religiosidad, su praxis revolucionaria de la no violencia. La obra da a conocer a los dos más grandes pensadores contemporáneos del tema de la nación, a saber Ernest Gelnner y Eric Hobsbawn. Pero renuncia Neira a ellos cuando emprende la explicación de la India y Japón. Esta investigación cierra con una propuesta metódica de cómo estudiar a las naciones emergentes.

El libro se teje desde una mirada multidisciplinaria que mira Europa con conocimiento de su historia interna. Un acercamiento a grandes civilizaciones desde una perspectiva comparatista. En suma un estudio cautivante que revelan, por ejemplo, cómo Gandhi se auto inventa o cómo Hitler llega al poder gracias a los errores de los políticos de la ingenua república de Weimar.  

http://www.filarmonia.org/post/2013/11/29/Presentacion-del-libro-c2bfQue-es-Nacion-del-historiador-Hugo-Neira.aspx

Martin Tanaka

Hugo Neira vuelve a sorprendernos con un libro desmesurado, ¿Qué es nación? (Lima, Universidad de San Martín de Porres, 2013), continuación de una saga iniciada con ¿Qué es República? (2012) y que sin duda seguirá dándonos más sorpresas en el futuro. El libro puede verse como un ambicioso manual de enseñanza universitaria, que combina discusiones teóricas y conceptuales con una reconstrucción histórica de los procesos de formación nacional “occidentales” (Francia, Gran Bretaña, Alemania) y “no occidentales” (Japón, India, México); sin embargo, no es un manual en sentido estricto, porque en el libro el autor interviene permanentemente con reflexiones que amplían, complejizan, establecen relaciones con otros asuntos, desde su punto de vista y experiencias personales. Digamos que es como asistir a un curso de Hugo Neira sobre el tema de la nación, en el que se exploran “los fundamentos”, “ajenos a la inmediatez y a la politiquería”.

La opción de Neira por centrarse en los fundamentos hace que la pregunta por el Perú esté presente en todo el libro, pero nunca de manera explícita, salvo en unas breves páginas en las que el autor compara Apatzingán de la Constitución en Michoacán, pueblo ubicado en el epicentro de las luchas agrarias y revolucionarias de la segunda década del siglo XX en México, con San Lorenzo de Quinti y Huayopampa, en la sierra de Lima, estudiadas por Julio Cotler y Fernando Fuenzalida, respectivamente, en el marco de un ambicioso proyecto de investigación liderado por José Matos Mar en la década de los años sesenta, en los orígenes del Instituto de Estudios Peruanos. La comparación entre estos pueblos, siguiendo su evolución hasta la situación actual, le permite a Neira esbozar los límites de la modernidad y de los procesos de integración social en el Perú.

A pesar de esto, la apuesta por centrarse en los fundamentos resulta muy pertinente. En nuestra cultura política, mucha gente tiende a manejar un discurso en el que la idea de nación podría llamarse “primordialista”, donde lo que definiría “lo auténticamente peruano” sería una mezcla de elementos “raciales” de raíz andina prehispánica, en donde tendería a buscarse la homogeneidad, y en donde lo percibido como “foráneo”, “extranjero”, tiende a verse con desconfianza y como una pérdida de “autenticidad”.

Resulta muy instructivo llamar la atención sobre el hecho de que esta manera de ver lo nacional resulta perniciosa, y que hay muchas otras maneras de entender lo nacional: la pertenencia a una comunidad articulada por un gran acuerdo político colectivo, en donde puede haber una enorme diversidad (la India, por ejemplo), y en donde lo “tradicional” para nada está reñido con lo “moderno”, donde lo autóctono y lo foráneo se mezclan para dar lugar a un “sincretismo” particular (Japón, por ejemplo). Vistas así las cosas, el libro de Neira es también un aporte importante al debate que debemos sostener de cara al bicentenario de nuestra república.

http://www.larepublica.pe/columnistas/virtu-e-fortuna/que-es-nacion-17-11-2013

Qué es Nación
 http://martintanaka.blogspot.com/2013/12/que-es-nacion-2.html

Que es República: Hugo Neira




Manual de teoría política que empieza por los clásicos griegos y romanos, pasa por el pensamiento medieval y moderno, llega a la Revolución Francesa y termina con la revolución estadounidense y latinoamericana. ¿Es una ilustración de la distancia que separa a las preocupaciones de la filosofía política de la realidad pedestre? Todo lo contrario. Lo que preocupa a Neira es la debilidad de los fundamentos que construyen la noción de república en nuestro país, que podrían resumirse en la búsqueda del bien común basada en el respeto a la ley, en la existencia de una comunidad política de ciudadanos, en un balance entre derechos y responsabilidades, en un equilibrio en el ejercicio del poder.

Hugo Neira. 2012. ¿Qué es República? Universidad de San Martín de Porres. Lima. Pp 257
Sinesio López sobre la producción intelectual en el Perú
Reseña por Alberto Vergara


López, Sinesio. “La reinvención de la historia desde abajo” En: Libros y Artes: Revista de cultura de la Biblioteca Nacional del Perú. N° 30-31 Febrero 2009. Lima: Biblioteca Nacional del Perú.

En el número de febrero de la revista Libros y Artes que edita la Biblioteca Nacional, Sinesio López ha publicado un largo ensayo donde hace un balance de la producción intelectual peruana de los años ochenta y la forma en que esta incorporó la visión de “los de abajo” en el discurso histórico nacional.

Bien escrito y con la lucidez que le conocemos, López se ha animado a hacer aquello que es inusual entre nosotros: comentar a los pares. Y ensaya una gran síntesis de lo ocurrido en el Perú intelectual de los últimos años. Solo estos dos puntos ya convierten al texto en una lectura obligada para los interesados en las ideas políticas y sociales en el país.

En la página frontal del artículo (que es una suerte de suplemento de doce páginas al último número de la revista), López establece su objeto de estudio: “mi interés principal se centra en la producción bibliográfica” [de los años ochenta], y avanza la tesis central: a pesar de los grandes cambios socio-políticos de los años noventa, los lectores de los años ochenta y los lectores de la presente década, pertenecen a un “mismo tiempo cultural”.

El artículo comienza estableciendo la (seductora) perspectiva desde la cual estudiará lo anunciado: mostrar la relación estrecha entre la producción intelectual y el contexto donde esta se desarrolló. Ni filósofo exiliado en la cúspide de su torre de marfil ni topógrafo sin altura. Su ambición es ver cómo ambas dimensiones (la terrenal y la de las ideas) se constituyen una a otra, cómo se acercan, se cortejan y, casi podríamos decir, se fecundan.

El primer apartado del ensayo es, por mucho, el mejor pues cumple con esta promesa de observar la confluencia de ideas y realidad en la literatura de los años sesenta sobre lo cholo en el Perú. Las ideas de Aníbal Quijano son expuestas en contrapunto con los cambios sociales y políticos en aquella década. Esta perspectiva se mantiene con mucho menos rigor en el segundo apartado dedicado a la Teología de la Liberación y luego, en los cinco apartados restantes, es olvidada.

Ahora bien, si la prometedora perspectiva es abandonada, lo es aun más la tesis principal. Durante las doce páginas del artículo no volvemos a saber nada de la “unidad cultural” entre el Perú de los años ochenta y el contemporáneo. Esta tesis principal parecería ser reemplazada por una menos ambiciosa: describir (no explicar) cómo las clases populares pasaron a ser los actores principales en las investigaciones sociales e históricas peruanas. Sin embargo, incluso esta segunda tesis se diluye, pues en (lo que parecerían ser) las conclusiones del artículo leemos: “En resumen, tres han sido las vertientes que han contribuido a la construcción ciudadana desde abajo en la década del 50 en adelante: …” (las cursivas son mías) (p.12). Pero, ¿el objeto de estudio no era la producción bibliográfica de los ochenta en el Perú? ¿En qué momento fue reemplazado por la “construcción ciudadana”? El tema original remitía a la historia de las ideas y el segundo remite a la sociología empírica. En términos generales, el apartado final del artículo no es una continuación lógica de lo que precede, parecería un añadido de última hora.

De tal manera que el artículo renuncia a su tesis principal y a su perspectiva de análisis. Y, entonces, ¿qué queda? Queda un trabajo de divulgación con resúmenes de libros que reciben esporádicos y marginales comentarios. Pero incluso esta dimensión de divulgación tiene problemas. El principal es la mirada biográfica, laudatoria y a-crítica.

Los comentarios a cada uno de los libros clásicos (una decena) son presentados bajo un mismo patrón: datos biográficos del autor reseñado y luego un resumen de su idea principal (en general una larga cita textual del libro). Tengo la impresión de que el texto exagera en el dato biográfico: dónde estudiaron los autores, quiénes fueron sus directores de tesis de doctorado, en qué institución pasaron la mayor parte de su vida intelectual, etc. Esto conlleva un riesgo: el lector pierde de vista si se está comentando/criticando las obras mencionadas o a los autores de los estudios mencionados. Y ambas cosas son muy distintas.

El texto debería ser un balance de la producción intelectual de los últimos años. Ahora bien, los balances están constituidos de sumas y restas, de puntos positivos y negativos. Y aquí los puntos negativos no aparecen. Las reseñas están siempre acompañadas de múltiples alabanzas hacia los autores y nunca de comentarios críticos. Se afirma, por ejemplo, que Julio Cotler en Clases Estado y Nación (UNAM, 1982) “ha logrado superar” la “vieja tensión” entre “estructuras” sociales y “actores” políticos. Con toda la admiración que uno pueda tener hacia la obra de Julio Cotler, aquel viejo dilema no lo ha resuelto ningún científico social en ninguna parte del mundo. La tensión entre sociedad e individuo es consustancial a la labor del científico social: ¿el individuo está en la sociedad o la sociedad en el individuo? Tampoco se entiende por qué al final del apartado dedicado a Julio Cotler, aparece una inconexa mención a Hugo Neira de quien no se cita ningún libro de los ochenta que era la década bajo análisis.

A lo largo del artículo, el único autor que recibe una “puya” es Hernando de Soto. Al autor se le descalifica por “marketero” y a El Otro Sendero por no ser un libro científico. Luego se da paso a una cita textual de siete párrafos del libro en cuestión, tras la cual no se explica por qué este libro sería menos científico que los otros.

Una breve mención debe ser dirigida a la revista: se debió consignar una bibliografía al final del artículo para encontrar las referencias bibliográficas de los libros mencionados.

Para terminar, desde que Alberto Adrianzén editó los dos volúmenes titulados Pensamiento Político Peruano (Desco, 1987) no ha habido trabajos sistemáticos, serios y metodológicamente aggiornati de la historia de las ideas en el Perú (una excelente excepción —y también vinculado a los estudios “desde abajo”— es el texto de Paulo Drinot, Historiografía, Identidad Historiográfica y Conciencia Histórica, Universidad Ricardo Palma, 2007). Por eso, aunque el artículo de López tiene los problemas mencionados, nos muestra una veta desde la cual recuperar el olvidado debate respecto de la historia de las ideas en el Perú.

Vergara, Alberto. “Sinesio López sobre la producción intelectual en el Perú”. En Revista Argumentos, año 3, n° 5, noviembre 2009. Disponible en http://web.revistargumentos.org.pe/index.php?fp_cont=979

domingo, 24 de noviembre de 2013

Recuerdo de un Amauta



Virgilio Roel Pineda

 




Publico esta glosa del vate sanmarquino porque su trabajo es referente y un aporte al conocimiento para quienes no lo conocieron.

Virgilio Roel Pineda, fue un intelectual y escritor peruano, graduado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima como economista y contador público, fue también doctor en Ciencias Económicas. Desempeñó diversos cargos en la actividad pública, pero fundamentalmente en los centros de formación universitaria, tales como la Universidad Nacional Mayor de San Marcos donde fue profesor emérito, la Universidad San Luis Gonzaga de Ica, fue profesor honorario de la Universidad Técnica del Altiplano, entre otras. Virgilio Roel Pineda falleció en Lima, Perú el 27 de junio de 2013 .


Docencia
En el 2007, cumplió cincuenta años como docente universitario. En las diversas cátedras siempre supo inspirar a sus alumnos no sólo por la solidez de sus argumentos para explicar el proceso económico, político, social y educativo peruano, sino que ante la problemática contemporánea del país brinda un camino para salir adelante, rescatando inclusive los verdaderos valores de la cultura originaria del Perú. Uno de sus últimos cargos fue el de coordinador del Movimiento Indio Peruano.

Escritor
Virgilio Roel tiene publicados más de cincuenta y cuatro libros hasta la fecha (2013) sobre temas económicos, políticos, sociales, históricos, militares entre otros. Desde “El sendero de un pueblo” 1955, “Problemas de la Economía Peruana” 1959, “Historia Social y Económica de la Colonia”, 1970, “Los Libertadores” 1971, hasta “Cultura Peruana e Historia de los Incas” 2001, “La crisis general de la Globalización”, 2006. En su mayoría referidos al proceso peruano, destaca la solidez de sus argumentos y el rescate histórico de la participación del pueblo originario del Perú, tantas veces obviado y despreciado por la Historia “oficial”.

Este autor a través de investigaciones en documentos fidedignos interpreta los hechos históricos donde se destaca la valía de tantos combatientes y líderes que por ser indígenas o de extracción popular fueron excluidos de la historia. Se suma así, en forma pionera a la corriente que rescata y dimensiona en su verdadero valor la cultura originaria del Perú, algunos de cuyos exponentes son John Murra, María Rostorowsky, Nelson Manrique, etc.

A pesar del valor reconocido en el ámbito académico de las obras de estos autores, que permiten explicar las deficiencias y conflictos pasados y recientes de la sociedad peruana actual, la difusión sus obras es escasa.


Obras
Obras con coautoría
  • "La encrucijada del Perú"; Estudio colectivo de Sebastián Salazar Bondy, August Salazar Bondy, Virgilio Roel Pineda [y] José Matos Mar. Montevideo, Arca, 1963. 69 págs. OCLC: 123224059
  • "La guerra 1879-1979: Chile-Bolivia-Perú". José F W Lora Cam; Pablo Macera; Virgilio Roel, Arequipa : Editorial Tercer Mundo, 1988, 3a edicion, 184 págs. OCLC: 44875757
Mención puntual
"Enciclopedia Ilustrada del Perú" de Alberto Tauro del Perú. ISBN: 9972-40-163-3 del tomo 14, lo considera como uno de los peruanos biografiados, en un artículo de tres columnas. Pp.: 2286 y 2287, de la edición de Peisa (2001).

Premiación
El Centro de Estudios Histórico-Militares del Perú le entrega un diploma de honor, como premio de Investigación y Estudios de la Historia Peruana, por su obra "Los Libertadores".


Enlaces externos

Virgilio Roel expone cómo fue la resistencia inca a la invasión europea desde 1536 y durante cuarenta años; cómo se ganaron todas las batallas y por qué se perdió la guerra. También sobre personajes destacados ignorados por la historia "oficial". Análisis del Cerco del Cuzco, cómo se combatía todos los días; Sacsayhuamán no fue una fortaleza, cómo fue su captura; la caballería de Manco Inca; las guerrillas contra Ordóñez; el origen de la frase "tomó las de Villadiego"; cuál fue el papel de Huamanga; la confrontación entre Hanan y Urin. Cual fue el importante papel de las mujeres en ese proceso. el genocidio de Cajamarca.

El Dr. Virgilio Roel Pineda juramenta como decano del Colegio de Economistas del Perú, toma juramento a su directiva y da un breve discurso.
El economista Virgilio Roel Pineda da una una conferencia en "Los jueves económicos" del Colegio de Economistas del Perú.

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sábado, 23 de noviembre de 2013

Como se construye la historia y la desinformación

La Familia Morey y Otros Entronques Históricos
Amazonia: Ancestro Peruano
23 de febrero de 1995. Caretas, edición n° 1351


Arquitecto Raúl Morey Menacho.

El Ejército Peruano en Iquitos hace 70 años. Nuestra presencia militar organizada data por lo menos de los tiempos en que Ramón Castilla envió cuatro barcos y creó el Departamento de Loreto.

Con motivo del conflicto fronterizo ha vuelto a revivir como una pesadilla, en la prensa internacional y en otros sectores en el extranjero, la versión de que en 1941 el Perú anexó del Ecuador "la mitad de su territorio". Quizás más efectivo que inventariar nuevamente reales cédulas y denunciar protocolos apócrifos sea relatar la historia de una familia amazónica peruana.

Lo extraordinario es que esta vez, mas allá de ese extravagante mapa en el que Iquitos resulta siendo -o habiendo sido- ecuatoriano, el propio embajador Alexander Watson, Subsecretario de Estado para Asuntos Hemisféricos de los EE.UU., y representante por lo tanto de uno de los garantes, cometió el desliz de declarar a la prensa en Washington el 10 de febrero que Ecuador "perdió mucho territorio en 1941".

CARETAS ha escogido a los Morey, que son muchos y están entroncados con otros apellidos de la zona, por lo que este reportaje dista mucho de ser enciclopédico. Sin embargo, las fotografías antiguas procedentes de la Biblioteca Amazónica que ha creado el padre agustino Joaquín García, y la documentación que posee Roger Rumrill ayudan a destacar lo evidente: En Loreto ha flameado la bandera peruana desde los inicios de la república, y en las luchas de frontera y la larga guerra no declarada del caucho el adversario principal no fue la esporádica avanzada militar ecuatoriana -aunque ésta precipitara enfrentamientos en el Napo- sino la presión del bandeirante del Brasil, y de los caucheros y militares bolivianos y colombianos.

El arquitecto Raúl Morey Menacho, que ha dedicado su vida pública a promover con verbo y pasión los intereses de su tierra, guía un reportaje en que se demuestran no sólo la peruanidad de nuestro Oriente amazónico, sino la reiteración de ciertas taras nacionales, con descuidos de una Lima distante y debilidades diplomáticas.

Ya había terminado la época de oro del caucho pero los sombreros de copa seguían siendo de rigor en ciertas ocasiones en Iquitos.

1926. En la mansión de la calle Próspero, Manuel Morey del Aguila y familia. Los niños son Jorge y Raúl Morey Menacho.

Para intentar reconquistar las colonias y tras naufragar en el Cabo de Hornos, llegó en 1821 a Ambato, ciudad entonces muy "goda" de la Prefectura de Quito, dependencia del Virreinato del Perú, el marino José Ignacio Morey Cap de Bou, procedente de las Islas Canarias. Allí contrajo matrimonio con Alegría Arias Bahamonde y poco después se mudó a Moyobamba, población de las Misiones de Maynas que a su vez pertenecía al departamento de Trujillo, donde la pareja radicó y tuvo 7 hijos.

Culminaba el proceso de la independencia y en 1823 el gobernador de Maynas, Francisco de Requena, firmó las bases de la Constitución del Perú. Después, en un procedimiento que destaca el embajador e historiador Juan Miguel Bákula, esa Constitución fue jurada reiteradamente y por separado en Jeberos, que era la capital de Maynas, y "en todos los otros puntos principales (de la región), por cuya razón piden diez ejemplares de la Carta política, destinados, además (de Moyobamba), a la ciudad de Lamas, al pueblo de Tarapoto, al distrito de Saposoa, y dos para la misión Alta y Baja de Maynas. Dentro de la misión Baja se encontraban San Joaquín de omaguas, San Javier de urarinas, San Ignacio de pebas, Nuestra Señora de Loreto de ticunas y Santa Bárbara de iquitos."

Los apelativos que siguen a los nombres propios (omaguas, ticunas, iquitos, etc.) corresponden a comunidades nativas. Demás está decir que desde entonces esa región y familias como la Morey se identificaron con estas tierras, sus necesidades y peruanidad.

A esos antecedentes de presencia y voluntad se suman, por cierto, otros. La otrora reducción de Iquitos fue inspeccionada en 1825 por el capitán de Infantería Carlos del Castillo siguiendo un encargo del gobernador de Maynas, y en su informe alude a "estos infelices pueblos que como el Perú han derramado multitud de lágrimas bajo el yugo del gobierno despótico español". Su trabajo se vincula a la formación del estado peruano en esa zona.

Poco después, en octubre de 1828, el teniente gobernador de Iquitos, que a la sazón contaba con unos 80 habitantes, juramentó la Constitución peruana promulgada siendo presidente el Mariscal José de la Mar.

Ese mismo año visitó Iquitos H.L. Lowe, teniente de la armada británica, quien registró la presencia allí como residentes de "mestizos de Moyobamba". Más adelante, en 1835, pasaron otros viajeros ingleses, los marinos Smyth y Lowe, quienes entre otras cosas indicaron que la esposa del gobernador les convidó un `chupe' con huevos. Y un francés llamado Laurente de Saint-Cricq, quien según Bakula permaneció en el Perú de 1846 a 1855, opinó que a esas alturas los nativos que vivían en Iquitos "llevan en sus venas sangre de cuatro tribus diferentes".

Pero fue en 1853, bajo el gobierno de José Rufino Echenique, que se estableció finalmente la Prefectura de Amazonas, y en 1861, con Ramón Castilla, se creó el Departamento Marítimo-Militar de Loreto. Otros mandatarios como Mariano Ignacio Prado y José Balta refrendaron el rango de la ciudad, hasta que en 1897 Nicolás de Piérola declaró a Iquitos capital del Departamento de Loreto.

Finalmente, Bákula señala que entre 1888 y 1892 Ecuador tuvo un vice-cónsul en Iquitos llamado Benigno Orellana. Cómo explicar su presencia en un territorio que reclamaba desde entonces como propio?

DETRAS DE CADA ARBOL
En Loreto se dice que "detrás de cada árbol hay un Morey fabricando otro Morey", y es seguramente la segunda generación de la estirpe la que establece esa reputación.

El hijo mayor, Luis Felipe, procrea 12 vástagos, y Adolfo 18. Uno fue cauchero, agricultor con diversos intereses, comerciante y potentado, y Adolfo "lanchero" (en realidad una suerte de Onassis de la Amazonia) y empresario. Ambos forjaron fortunas, se trasladaron a Iquitos ya mayores y con familias completas hacia 1890 donde construyeron dos casonas que son hoy monumentos nacionales. El Muelle Morey de la capital de Loreto, que en realidad es una pequeña plaza, queda frente a lo que fue la mansión de Adolfo. Ambos, a su vez, se identificaron con las gestas cívicas y las luchas de frontera que eran parte esencial de la consolidación de la presencia nacional en la Amazonia.

Ya antes Luis Felipe había traído de Cuba el tabaco que crece en Tarapoto, el café caracolillo de Colombia y la primera caña de azúcar con la que su yerno Enrique Vigil Chopitea, trujillano casado con Isidora, estableció una plantación con ingenio en La Victoria, sobre el Amazonas, cerca de Leticia.

En Tarapoto hay dos calles seguidas con el apellido Morey que llevan los nombres de las hermanas solteronas de esa generación en homenaje a sus servicios filantrópicos.

Cabe destacar que en el proceso de colonizar la Amazonia peruana, uno de los hombres más esforzados fue un tal don Carlos Saavedra. Entre Tarapoto y Moyobamba procreó 69 hijos con un número nada despreciable de cónyuges. En realidad, para las mujeres de la zona era un honor tener "un Saavedra", dicen. Hubo tantos que se acabaron los nombres, así que empezaron a repetirse, de tal forma que había un Carlos II, un Juan IV, etc.

Pero la familia amazónica peruana más numerosa y con "shereteros" (o enamorados) capaces de competir con los Morey es la Del Aguila, quienes también agotaron el expediente de encontrar nombre en el Almanaque Bristol de la época y recurrieron a la numeración del santoral.

WINCHESTER Y BACARAT


Morey con un Winchester de la familia, virtual instrumento de trabajo del cauchero.

Copas centenarias de Bacarat.
El arquitecto Raúl Morey Menacho, 71, otrora dirigente populista, ex presidente de la Región Loreto y permanente defensor de los intereses de la Amazonia, guarda en su departamento de Miraflores recuerdos familiares entre los que se destacan un rifle Winchester, un juego de copas de Bacarat, un tinajón shipibo, espejos capaces de competir con los del viejo hotel Maury y otras cosas más.

-Mi abuelo Luis Felipe y todos sus hermanos se entroncaron con familias que ya entonces eran peruanas y loretanas, como los Del Aguila, lo que era casi inevitable porque eran tantos, los Peña, Reátegui, Delgado. A todos les tocó vivir parte de lo que fue la guerra no declarada del caucho contra lo que Raúl Morey califica aun con belicosidad ancestral como la "expansión bandeirante".

El eco familiar de esas luchas no llegó hacia el Ecuador porque su presencia en la zona se limitaba a esporádicas avanzadas militares. Ese conflicto duró desde 1840 a 1914. Los fusiles Winchester se utilizaban para intentar detener la infiltración y para que los caucheros defendieran sus territorios. Habían verdaderos ejércitos civiles.

El alto valor de la goma cuando cada libra (453 gms.) valía una libra esterlina de oro empujó a la codicia en todas las vecindades. Loreto exportaba 3.8 millones de libras de caucho al año, siendo las firmas más fuertes Julio C. Arana, Luis Felipe Morey y Cecilio Hernández, habiendo también numerosos caucheros menores. Morey exportaba unas 800,000 libras al año.

Se pretendía, sin embargo, parar una marejada superior y una voluntad nacional que en sus extremos la expresaría el Barón de Rio Branco, quien llegó a decir que el Brasil sólo sería una potencia mundial si llegaba al océano Pacífico, aspiración que el general Cándido Rondón limitaría a las estribaciones de la Cordillera de los Andes.

El hecho es que en 1851 el gobierno de Echenique firmó un Convenio Fluvial con el gobierno del entonces Imperio del Brasil, urgentemente requerido por el incremento del comercio en nuestra Amazonia y para detener la marcha lusitana hacia el Oeste. Se aplicó, sin embargo, el principio del `uti possidetis de facto' en la resolución del diferendo y en la práctica el Perú cedió 56,607 km2 en la margen norte del río Amazonas que figuraban hasta entonces en los mapas nacionales.

Más de 10 años después, en 1864, durante el gobierno de Ramón Castilla, llegaría la primera flotilla de la Marina de Guerra compuesta por los vapores `Morona', `Pastaza', `Napo' y `Putumayo', bautizados en honor a los ríos de la región, y se comenzaría la construcción de un apostadero fluvial y de otros establecimientos navales en lo que hoy es la ciudad de Iquitos.

Aun así, luego de una sucesión de situaciones tensas, de acuerdos provisionales de `modus vivendi', tratados de `statu quo' y laudos en relaciones accidentadas con Brasil, Bolivia y Colombia, el Perú en 1990 terminaría cediendo 169,977 kms2 al Brasil a través del Tratado Velarde-Rio Branco y 91,736 kms2 a Bolivia a través del Tratado Polo-Bustamante.

Finalmente, en 1928, cedería otros 113,912 kms2 a Colombia entre los ríos Caquetá y Putumayo a través de la ratificación del Tratado Salomón-Lozano, documento firmado en 1922 por el gobierno de Augusto B. Leguía y mantenido en secreto durante un lustro hasta contar con un Congreso que dicho régimen consideró totalmente manejable.

Guardando distancias, esas tratativas internacionales secretas y la alusión a Congresos maleables suenan familiares el día de hoy...

TERRITORIO Y FAMILIA
Para Raúl Morey Menacho estas pérdidas territoriales amazónicas fueron también cuestiones familiares, y de niño le tocó vivir la aventura de la toma de Leticia. Los peruanos loretanos se sentían traicionados por lo que percibían como una debilidad diplomática manifiesta, y por el olvido y los acomodos de una Lima lejana.

Ya en 1895 el abuelo Luis Felipe Morey Arias 'Papa Lucho' formó parte del grupo que, encabezado por el Prefecto de Loreto, el coronel EP Ricardo Seminario y Aramburú, piurano, y el jefe militar de la plaza, el mayor EP Mariano José Madueño, arequipeño, proclamó el Estado Federal de Loreto con apoyo popular.

Al ser nombrado, Seminario y Aramburú había demorado más de dos meses por barco en llegar a Iquitos vía el estrecho de Magallanes y percibió la lógica de una administración más descentralizada y autónoma dada su lejanía de Lima y el flujo del comercio directo de Loreto hacia Europa y Estados Unidos. Además, el auge del caucho proporcionaba al fisco nacional a través de la aduana de Loreto un 30% de sus ingresos totales, lo que se iba a la capital. Los loretanos querían quedarse con una parte de esos ingresos. Morey asumió el cargo de Secretario de Hacienda y Comercio del nuevo estado federativo.

Se adelantaban a la promesa de Nicolás de Piérola que poco antes había prometido adoptar para el Perú el sistema federal, pero al enterarse éste de la proclama loretana envió al mando del ministro de Guerra Ibarra la nave de guerra `Constitución' con una expedición para reprimir lo que creyó era una rebelión separatista.

El agua, sin embargo, no llegó al Amazonas porque las cosas se aclararon y la lealtad nacional se confirmó antes de su arribo a Iquitos. Ibarra fue calurosamente recibido, pero en uno de los ágapes un mayor algo ebrio habló de "separatismo". El teniente alcalde de la ciudad le propinó una bofetada y Luis Felipe Morey lo retó a duelo. Hubo que sacarlo de Iquitos.

Para apaciguar los ánimos, Piérola prometió construir un ferrocarril de la costa vía Nauta y de allí a Iquitos. Hasta ahora los únicos rieles que se conocen en la zona son los que atraviesan la ciudad gracias a un sistema urbano que operaba a principios de siglo.

LA MONEDA DE CERVANTES
En la famosa rebelión de Cervantes de 1921 la situación fue la opuesta. El `boom' del caucho había terminado y la depresión económica era latente. El gobierno de Leguía había dejado de remitir fondos y el prefecto pagaba con libramientos que negociaba. -La gente se moría de hambre -dice Raúl Morey. Entonces se rebeló el mayor EP Guillermo Cervantes acompañado por el coronel EP Emilio Samuel Torres Videla. El abuelo Morey también apoyó. Cervantes hizo imprimir su propio papel moneda para resolver la falta de circulante, billetes que las casas comerciales aceptaron. -La rebelión fue también contra el gobierno de Leguía, que desguazó Loreto a los vecinos -acota Morey- y se esperaba el apoyo del resto del país.

Esta, por cierto, no se concretó y la represión de Leguía fue cruel. Otro conjurado, Ulises Reátegui Morey, fue apresado en Tarapoto y enviado a la isla Esteves para que el charapa se congelara sobre el Titicaca. Al caer Leguía, fue nombrado ministro de Fomento por Sánchez Cerro, y el abuelo fue senador vitalicio por Loreto.

El arquitecto Morey heredó 42,500 de los soles de Cervantes, pero la búsqueda de alguno de esos curiosos billetes en su departamente resultó infructuosa. Parte de ellos los regaló al Club Loreto. Leguía revivió la promesa del ferrocarril Nauta-Iquitos, pero tampoco la cumplió.

LETICIA Y LA JUNTA PATRIOTICA
La participación de los Morey se volvió a repetir en la toma transitoria de Leticia en 1932. A través del largamente secreto Tratado Salomón-Lozano, Leguía había cedido el `hinterland' loretano entre los rios Putumayo y Caquetá, el trapecio de Leticia a Colombia. En Loreto se creó una Junta Patriótica de civiles dispuestos a retomar Leticia por las armas.

Colombia ofrecía como compensación del trapecio las tierras de Sucumbios, aguas arriba del Putumayo, área que no colindaba con el Perú y por la que Colombia litigaba con Ecuador. (De haber encontrado una solución a esos inconvenientes, al Perú le hubiera ido bien: esa es la zona de Lago Agrio donde están los principales yacimientos petroleros de Ecuador.)

Julio C. Arana, el hombre más rico de la Amazonia peruana de entonces, era propietario de grandes extensiones de tierras en el área cedida por Leguía. Perdió todo, nunca se le compensó y murió pobre en Lima.

Su hijo, Luis Arana Zumaeta, fue miembro de la Junta Patriótica con Pedro del Aguila Hidalgo, Guillermo Ponce de León, Oscar Ordoñez de la Haza, Ignacio Morey Peña y Manuel Morey del Aguila -el padre del arquitecto- que los presidía.

Morey del Aguila era el alcalde de Iquitos cuando llegó la delegación del gobierno de Lima para iniciar la transferencia. Morey les cerró las puertas del municipio, se negó a recibir a la delegación y renunció.

Conspiraron desde antes del derrocamiento de Leguía y tocó en suerte a Ordoñez de la Haza encargarse de la acción armada.

El grupo atacante reunió 44 Winchester y un revólver. Bajaron hasta Caballococha, levantaron a los movilizables y tomaron Leticia.

Raúl Morey recuerda a su padre entrar el 1º de setiembre de 1932 al comedor de la mansión de la calle Próspero mientras almorzaban. Estaba algo pálido y tenía un telegrama en la mano. "Hemos tomado Leticia", dijo.

Los destacamentos del Ejército, la Marina y la Aviación en Iquitos se plegaron a la medida en medio del fervor popular. En Lima se intrigó con Sánchez Cerro asegurándole, dice el arquitecto, que era una asonada aprista para poner en aprietos al gobierno. Ignacio Morey, que era aprista, renunció al partido.

Entonces fue asesinado el `Mocho' y su sucesor, el general Oscar R. Benavides, pidió la mediación de la Liga de las Naciones, que falló en favor de Colombia.

El arquitecto Morey recuerda aún con una carga de resentimiento ancestral que Benavides había sido recibido con arcos triunfales en Iquitos en 1913, después de la batalla de La Pedrada en el Caquetá, y que se le había obsequiado una espada con mango incrustado de piedras preciosas -donativo del abuelo. Fue imposible reclamársela.

TIMBRE NITIDO
Raúl Morey pasó los primeros 15 años de su vida en Iquitos en una época que recuerda como muy feliz. No era ya la época del apogeo del caucho, cuando el abuelo creó la firma L. F. Morey e Hijos, asociando a Manuel e Irene, y la casona se fue llenando de tesoros europeos: lámparas de cristal, dos pianos de cola, un juego interminable de copas de Bacarat.

Algunas quedan y el arquitecto las enseña y hace repicar con el timbre nítido del buen cristal.

-De estas copas tomaron todos los principales caucheros de la Amazonia -sonríe. Esa fue una generación de peruanos tropicales educados en el exterior, que hablaban mucho francés e inglés. Corali Morey se casó con el Juan del Aguila quien con motivo de la Exposición de 1900 de París compró del Ing. Eiffel dos estructuras de exhibición, grandes como casas de metal, que trajo desarmadas de Francia a Iquitos. Una fue levantada en el predio que ahora ocupa el hotel de Turistas. La otra se distingue como una curiosidad en la Plaza de Armas de la ciudad.

-Esas casas contuvieron durante unos años a los bandeirantes -dice Raúl Morey- ya que creyeron que Francia tenía un interés especial en Loreto.

Como personajes legendarios se sumaron en la época a Papa Lucho su segunda esposa, Rosa Augustina Donayre de Morey 'Mama Rosa' y la tia Irene Morey de Menacho 'Mama Irene'.

Entre los tres tenían más de 300 ahijados y entre otras obras promovieron la fundación de la Junta de la Defensa de la Infancia, el Leprosorio de San Pablo y el Hospital Santa Rosa. Clementina Menacho de Morey, la madre de Raúl, dedicó muchos esfuerzos a ese nosocomio.

Según los cálculos del arquitecto, los dominios de `Papa Lucho' señalados en su testamento llegaron a abarcar 1'500,000 hectáreas, 111 propiedades urbanas, dos aserraderos y unas cuantas cosas más.

Parte de las tierras se lo llevaron Brasil, Bolivia, Colombia y la reforma agraria, y el resto ha quedado indiviso y mermado por conflictos dentro de la vasta progenie de la generación anterior. Hoy se calculan en más de 1,000 los descendientes del marino José Ignacio Morey Cap de Bou que llevan el apellido paterno. El propio arquitecto tiene 10 vástagos, habiendo casado con Carmen Rosa Gamarra Otero quien llevó al matrimonio ocho.

En todo caso, para Raúl Morey Menacho, lo que más parece valer son ese Winchester y la cantidad de proyectos que viene planteando para su tierra desde hace años, como un rifle de repetición al que no se le acaban las municiones.

Testimonio de la demarcación de nuestras fronteraspor el  embajador Bolivar Ulloa
El embajador Bolivar Ulloa y su testimonio sobre el despojo de Leticia y del Chinchorro. Pormenores de  la demarcación con Chile y el Ecuador. 
El trapecio de Leticia 

viernes, 1 de noviembre de 2013

La intolerancia y la Discriminación.

La intolerancia y la Discriminación.
Qué significa tolerancia hoy día
Percy C. Acuña Vigil




En la actualidad [2] se ha abierto el camino a la tolerancia, a la diversidad. Se ha pasado del pensamiento fuerte, de las cosmovisiones filosóficas contundentes, de la epistemología rectora, al pensamiento débil, a una modalidad de negación débil de toda creencia y de todo principio religioso, político o social, a visiones despreocupadas, al mundo del vale todo.

Frente a esta banalidad, se ha señalado [3] que la sociedad plural dispone de las más variadas estrategias y procedimientos para, cubrir con su manto de diversidad y tolerancia y marginar todo discurso que exceda del pensamiento único [4].

En este texto sintetizo ideas sobre el concepto de tolerancia, tan mencionado frente a la problemática social, y empleado para justificar acciones tomadas en su nombre invocándola tanto en sentidos como en contextos diferentes. El objetivo de este texto es proporcionar elementos de juicio para tender a dilucidar un concepto de ética política que tiene un lugar decisivo en la vida democrática.

El termino tolerancia proviene del latín tolerare (sostener, soportar), Del latín “tolerans” gen. “tolerantis” que es ppa. de “tolerare” – “soportar, cargar, tolerar”.

 En alemán tolerancia es duldsamkeit, copula = duld, die Duldung= aguantar, soportar. Tolerancia significa el reconocimiento de puntos de vista y de principios externos, en particular en las áreas religiosas y confesionales.

También
Toleranz ist das unbehagliche Gefühl, der andere könnte am Ende doch recht haben.

Es una noción que define el grado de aceptación frente a un elemento contrario a una regla moral.

Intolerancia 

Intolerancia religiosa
Expulsión de puno (Perú) de los padres de Maryknoll 

La nota publicada señala que corría el año 1943 y llegaron a Puno, invitados por el entonces Obispo de Puno, Mons. Salvador Herrera, algunos jóvenes y entusiastas misioneros, de la Sociedad de Maryknoll.

Su labor fue intensa y progresiva. Construyeron innumerables complejos parroquiales. Crearon igualmente Cooperativas de Ahorro y Crédito. Fundaron Escuelas parroquiales como “San Juan Bautista” en Puno, donde acogían de manera especial como internos a los niños del campo.

Asimismo, siguiendo las directrices del Concilio Vaticano II, del CELAM y de la Conferencia Episcopal Peruana, crearon en 1964 el Instituto de Educación Rural (IER) para promover técnicas agropecuarias, concienciación de realidades sociales y económicas y liderazgo. En su afán de promover la cultura del pueblo al que servían crearon el Instituto de Estudios Aymaras (IDEA) en 1974.

La identificación con el hombre y mujer aymaras los llevó a apoyar a los campesinos en su derecho a recuperar sus tierras. Así, Mons. Alberto Koenigsknecht junto con los otros obispos de la región, presentaron una carta al presidente de entonces, Sr. Alan García, argumentando la urgencia de un tal decreto, que finalmente fue dado por el gobierno en 1986.

Y en 1988, junto con los otros agentes pastorales de la Prelatura, dieron vida a la Vicaría de Solidaridad de la Prelatura de Juli, que desde esa fecha hasta su “desconocimiento” como “entidad eclesial” en el 2007, defendió la vida de los más pobres y contribuyó eficazmente para el goce de sus derechos y el fortalecimiento de la paz.

En 1997 iniciaron además en la Universidad Nacional del Altiplano (UNA) de Puno la Pastoral Universitaria, que ha permitido reavivar la fe y el compromiso cristiano en muchos jóvenes profesionales.

Estos hechos relevantes de la acción misionera de los padres de Maryknoll muestran su servicio evangélico y continuo a toda la región, por lo que el Alcalde de Puno, les concedió la Orden “Comunidad Andina en grado de los Uros” como público agradecimiento a su labor. Y posteriormente la Federación Campesina de Puno les otorgó el reconocimiento “Tupac Amaru” como máxima distinción.

Por eso extraña, preocupa y hasta escandaliza como ciudadanos y como creyentes, que el actual Obispo de Juli, Mons. José María Ortega Trinidad, miembro de la Sociedad de la Sta. Cruz, afiliada al OPUS DEI, ya no quiera que sigan en la Prelatura los padres de Maryknoll.

Su despido es parte de otras acciones contra instituciones eclesiales y contra laicos de la misma Prelatura, a quienes se les retira abruptamente y sin tener en cuenta sus beneficios sociales. Igualmente a otros laicos se los presiona y a muchos otros se los margina y maltrata.

Cuando la población esperaba un agradecimiento por parte de la jerarquía católica por la provechosa labor apostólica durante 65 años de estos hermanos misioneros, se les ordena que se retiren de la Prelatura sin darles ninguna explicación.

Intolerancia religiosa 

Discriminación:
El Perú es un país racista y clasista; un país que discrimina. Tiene una estructura social, económica y política que se oscurece en la base. Está fragmentado para separar a los 'blancos' de los negros; a los 'blancos' de los cholos; a los ‘blancos’ de los nativos; al ‘clase alta’ del ‘clase baja’; al profesional del obrero. Pero, por la estrecha relación entre clase y raza, el racismo surge como el principal vicio de nuestra sociedad. Nuestro lenguaje ha sido pervertido hasta el punto que es normal insultar con adjetivos como 'chino, cholo, negro o indio', como si fuese cosa de todos los días.

La discriminación ha sido internalizada al punto que sus mismas víctimas son no solamente incapaces de reaccionar ante ella, sino que la condonan propiciándosela a aquellos en una situación social, económica, política o cultural que ellos consideran inferior a la suya. El guachimán tratando de 'indio de mierda' o 'negro apestoso' al limpia carros o al heladero - lo hemos escuchado miles de veces. El mal pagado ‘consultor’ de la empresa contadora despreciando el trabajo del personal de limpieza.

El racismo es la base (o por lo menos unas de las bases) del poder de la clase gobernante. Es una de las herramientas que mantiene a los gobernados callados y subyugados. A través de los años, desde la conquista y durante la república, hemos creado una verdad absoluta que se ha introducido en el alma colectiva del Perú: el indio, que constituye la masa, es pobre, ignorante, sucio, lento, flojo, ladrón, traicionero, primitivo, incapaz. Por lo tanto, nada bueno, nada sobresaliente, nada importante puede salir de entre la masa. Existen excepciones, claro, pero sólo porque las excepciones (que confirman la regla) nos ofrecen una coartada ante la acusación de un racismo institucionalizado.

Existe un sistema que desde un inicio se creó para asegurar la extracción de la riqueza de la tierra y del trabajo de las masas de la manera más sencilla y con la menor oposición. Un sistema que desde la colonia introdujo el interés del capital como el maxim de la vida; sobre la vida de los demás. Un sistema que hoy se mantiene vivo retroalimentándose de las inequidades que genera cada día con el resultado de cada transacción y relación de poder. La verdad es que somos un país discriminador, colectivamente

Es el mismo sistema sobre el cual se diseñan políticas educativas que buscan ‘civilizar’ a los nativos; educar a los salvajes; salvarlos de sus fantasías andinas y selváticas. Por eso es que la currícula educativa esta repleta de materias irrelevantes para la realidad andina o amazónica; desprovista de historia local y reafirmaciones de la identidad quechua, aymara, asháninca y de otras etnias o grupos que hacen al Perú lo que es.

Es por este mismo racismo que no consideramos las vidas de las comunidades que viven cerca o en zonas mineras o cuyas raíces se encuentran ‘sobre las vías del tren del progreso’. Nuestro racismo no se limita a nuestra vida privada. Afecta las políticas públicas y prácticas privadas que moldean nuestro país. Estas prácticas y políticas batallan contra la corriente: son ‘contra-natura’. Buscando que la mayoría se adecue a las costumbres y los usos de la minoría para que esta minoría pueda saquear con mayor facilidad; con el menor costo y  la mínima resistencia.

Pero esto no es sólo un problema peruano. Este el mismo sistema que utilizaron los ingleses en sus colonias en el sub-continente asiático y en el África. Inculcando un sistema educativo que condenaba a las razas locales como inmundas o salvajes; el mismo que usaron todas las colonias europeas alrededor del mundo. El mismo que ha usado la derecha ‘blanca’ norteamericana para evitar que los descendientes de los esclavos ejerzan el derecho adquirido por sus antepasados –tal y como sucedió en los años inmediatamente posteriores a la Guerra Civil. El mismo que decreta que vivamos en el ‘sur’ y ellos en el ‘norte’: arriba, abajo; mejor, pero; ricos, pobres.

La razón por la cual el sistema ha funcionado hasta hoy es porque, al igual que el capitalismo y el libre mercado, su propio funcionamiento refuerza su estructura. Las señales que recibimos a través de nuestras vidas refuerzan el racismo en nuestro subconsciente. Nos hacen reaccionar en lugar de pensar; pervierten nuestros procesos lógicos y los argumentos narrativas que construimos para entender y enfrentarnos al mundo. Las compañías publicitarias hacen esto todos los días. Crean imágines y discursos que nos hacen sentir de alguna manera, desear algún producto, recordar una memoria un sentimiento. Y cuando escuchamos la palabra mágica o nos encontramos frente a la escena precisa sentimos la sed, el hambre.

En un sistema que se disfraza por racional. Si educamos al campesino o al mecánico aprenderá a leer y entenderá sus derechos. Ya no aceptará trabajar por migajas. Demandará derechos laborales (garantizados por la constitución) y el costo de la mano de obra (porque su control ahora se disputa entre el capitalista y el trabajador) aumentará. Si la mano de obra cuesta más, se acabaron los bienes y servicios regalados que permite maximizar la utilidad –y por lo tanto la comisión de la clase ‘alta’.

Este sistema, sin embargo, es insostenible. Si algo nos enseña la historia política del mundo es que los pocos sucumben ante las mayorías; y el cambio es la única constante.

Ver: Urbanoperu: El legado del civilismo

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