lunes, 26 de octubre de 2015

SEGUNDA VUELTA EN ARGENTINA: UN TERREMOTO POLÍTICO


 26 OCT 2015

Un terremoto político

Los protagonistas del balotaje.



Los protagonistas del balotaje.


 El resultado de las elecciones de ayer replantea el escenario político argentino. Una opinión pública voluble, la saturación mediática y un oscuro tramado de intrigas en el seno del FpV, han puesto en tela de juicio el futuro del modelo.

Un terremoto político, esto es lo que acaba de suceder en Argentina. Un terremoto con todas las connotaciones negativas que contiene el vocablo: el FpV ha perdido la mayoría absoluta en el Congreso; Daniel Scioli, cuyas expectativas giraban en torno a si obtendría la presidencia en un primer envite o habría de ingresar a un balotaje desde una posición relativamente cómoda, se ve ahora dueño de una superioridad mínima frente a su competidor Mauricio Macri; y la provincia de Buenos Aires, bastión histórico del peronismo, ha caído en las manos de la candidata del PRO por una ventaja apreciable.

A la hora de pasar la cuenta del desastre oficialista las responsabilidades se pueden distribuir en varias direcciones. Desde la presunta “traición” de los seguidores de Julián Domínguez, que habrían cortado boleta o habrían votado en blanco (el “fuego amigo” al que aludió Aníbal Fernández), a la actitud de los portavoces del “kirchnerismo puro”, que nunca se sintieron cómodos con Scioli, que lo desprestigiaron todo lo que pudieron y que sólo ante la decisión de la Presidenta en el sentido de apoyar in extremis al gobernador de Buenos Aires accedieron a votarlo “con la cara larga”. Así lo afirmó, con la displicencia del intelectual habituado a usar las palabras para jugar con los conceptos,  el director de la Biblioteca Nacional  y referente de la intelectualidad agrupada en Carta Abierta, Horacio González, el día antes de los comicios. Con semejantes antecedentes no parece en absoluto descaminado suponer que muchos miembros de esta ala renuente del FpV hayan saboteado la candidatura de Scioli. ¿Cómo se explican si no los 500.000 votos en blanco que se contabilizaron en el escrutinio?

Todo esto cabe ponerlo a la cuenta de la frivolidad con que muchos encaran el quehacer político en nuestro país. A la incapacidad para discernir entre objetivos estratégicos y objetivos tácticos. A la propensión a la jactancia y al juego de masacre que anida en los repliegues de nuestra psiquis colectiva. Pero también hay ponerlo en relación a una falta de memoria social, que hace que después de las tres décadas de devastación neoliberal, tras 12 años de recuperación, los referentes de esa debacle puedan salir nuevamente a la superficie. Porque nadie puede llamarse a engaño frente al súbito peronismo que ha embargado a Mauricio Macri y que se vincula, en todo caso, con la etapa más negativa y putrefacta de ese movimiento: la gestión de Carlos Menem. Los antecedentes, los asesores económicos y el mismo vacío intelectual del candidato a presidente asocian a su persona a los globos inflados que distinguen a su campaña. En el léxico popular “globo”, cuando yo era chico, se asociaba a la mentira, a la fantasía disparatada, al “cuento del tío”: la “peronización” del discurso del PRO en este momento no es otra cosa que una farsa grotesca. Detrás de la pavotería demagógica acechan los Melconian, Sturzenegger, Espert, Broda y compañía. Es decir, la “patria financiera” y el establishment.

Tampoco se puede descartar, en el elenco de factores que encaminaron a este desastre, la toxicidad de los medios de comunicación monopólicos, que siguen reteniendo, a pesar de la ley de medios, toda su capacidad de saturación psicológica, incluyendo la difusión de falsedades, tergiversaciones y provocaciones de todo tipo.

Hay que poner coto al regreso de Drácula. La partida no está perdida, aunque es evidente que el panorama que se abre respecto al futuro inmediato se está revelando mucho más difícil de lo que se preveía. Sea cual fuere el presidente que salga del balotaje del 22 de noviembre deberá luchar trabajosamente en el Congreso para llevar adelante cualquier iniciativa provista de peso político y económico. Si, como esperamos, el nuevo presidente es Daniel Scioli, la necesaria profundización del proceso de cambio iniciado por el kirchnerismo puede llevarlo a convertir su proclividad negociadora en un lastre para el desarrollo de esas políticas, inhibiéndolas desde el vamos. Desde luego le queda entre las manos la posibilidad de apelar a los decretos de necesidad y urgencia, que con tanta irresponsabilidad utilizó Menem para desguazar al estado; pero no lo vemos en ese papel. Tampoco para Mauricio Macri el panorama frente a la legislatura se presenta fácil, pero se percibe en él y más aún en el arco de sus referentes, una predisposición a violentar las cosas que proviene de la posición de fuerza que detentan en el marco del poder real, y de la simbiosis que existe entre los sectores de la conservación en este país y el modelo económico predominante en la actualidad a nivel mundial. Si no pueden romper con todo lo hecho desde el 2003, siempre estarán en condiciones de aplicar las políticas de desgaste y vaciamiento que tanto le resultaron en la era neoliberal.

El fin de ciclo tan temido parece estar convirtiéndose en una realidad para el Frente para la Victoria. La única forma de salvar el hiato es ampliando la convocatoria. Por demasiado tiempo las diferencias internas en el justicialismo han entorpecido el desarrollo de una estrategia para la liberación nacional. El kirchnerismo se proyectó, no sin pedantería, como una diferenciación del viejo tronco peronista, lo que le valió, de parte de los adeptos a la tradición, una inquina que fue a su vez fomentada desde el gobierno por discutibles maniobras que tendieron a cercenar el poder sindical en aras de la negociaciones con algunos estamentos del empresariado.

Desde luego que no hay dejarse encerrar en la polémica interna del peronismo y que lo ideal sería las masas argentinas superasen a esa representación política para encarnarse en otra que conservara sus banderas desde una perspectiva menos cerrada y abierta a la innovación ideológica. Pero de momento el FpV es el único escudo que subsiste entre el pueblo y el retorno de la reacción neoconservadora. La crisis económica global impacta negativamente en nuestro principal socio comercial, Brasil, y la caída en los precios de las commodities –consecuencia del dumping promovido por Estados Unidos para apretar a Rusia y disciplinar a los díscolos- ya está repercutiendo en nosotros y lo seguirá haciendo en el inmediato futuro.

Hay que cerrar las filas en torno a quienes están en mejores condiciones de brindar una respuesta y crear un reparo contra esa movida. La capacidad de tracción que pueda tener Scioli para atraer a los votantes del peronismo no K, y la reafirmación del tenor soberanista e industrialista del discurso oficial, articulada en un estilo contundente pero ponderado, pueden ser la clave de un eventual triunfo en el balotaje. La segunda vuelta va a ser cualquier cosa menos fácil para los dos contendientes. No hay lugar para la duda. Se encuentra en juego lo que resta de la esbozada integración suramericana y el futuro de la ambición de dotar a Argentina de una política que atienda al interés popular y al desarrollo soberano, o el retorno a la práctica neoliberal que humilló y pauperizó al país.

Está sentenciado, la nación habrá de contener el aliento hasta la noche del 22 de noviembre.

VIDEO DE DANIEL SCIOLI Hoy 26 de octubre.

domingo, 18 de octubre de 2015

Lo que no se dijo en la reciente Asamblea Anual del FMI en Lima


Lo que no se dijo en la Asamblea Anual del FMI y del Banco Mundial.




Por Diario UNO el 18, octubre, 2015
Félix Jiménez

La Asamblea Anual del FMI y el Banco Mundial llevada a cabo recientemente en Lima, provocó comentarios de distinto signo y, sobre todo, preguntas acerca del papel desempeñado por estas instituciones en las economías de nuestros países. Sin duda, lo más positivo y notorio en la situación actual del país, fue que aumentó el turismo y que benefició notablemente a los negocios del rubro de la gastronomía. Pero, ni las conferencias ni los informes efectuados durante el desarrollo de la Asamblea, abordaron autocríticamente los efectos de las reformas y políticas patrocinadas por dichas instituciones. Por ejemplo, no se dijo nada sobre lo que actualmente ocurre en Grecia luego de que la troika (el FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo) le impusiera un paquete draconiano de medidas consistente en reducciones de sueldos y jubilaciones, privatizaciones, aumentos de impuestos y despidos de funcionarios de su administración gubernamental.

LA PÉRDIDA DE SOBERANÍA DEL ESTADO NACIONAL
Los préstamos (créditos stand-by) del FMI condicionados a ese paquete de medidas y a la firma de una carta de intención por los gobiernos y autoridades económicas, son bien conocidos en América Latina. Durante la crisis de la deuda externa (fines de los años 1970 y los años 1980), la condicionalidad de los ajustes propuestos por el FMI se intensificó con la participación del Banco Mundial (BM) y de la propia administración norteamericana. En el primer lustro de los años 1980 se impuso el denominado Plan Baker consistente en la generación de liquidez en los países deudores, bajo la condición de que adoptaran el paquete de estabilización del FMI y otras políticas de libre mercado. Esta institución actuaba como intermediario entre los países deudores y los bancos acreedores.

El plan Baker no contemplaba la reducción de la deuda ni de la carga de su servicio. Recién en 1989 se anuncia el Plan Brady cuyo objetivo era «disminuir el valor nominal de la deuda, reducir su servicio y/o facilitar préstamos nuevos», pero en el contexto de programas de reformas impuestos por el FMI y el BM que incluían, además de las políticas de estabilización conocidas, «medidas para alentar nuevas inversiones extranjeras, repatriar capitales, cancelar atrasos, privatizaciones y canje deuda por acciones de capital». Estos programas son implementados bajo la supervisión conjunta del FMI y del BM.

La crisis de la deuda provocó un cambio drástico en los roles asignados en 1944, en Bretton Woods, al FMI y al BM. La función original del FMI era facilitar la corrección de los desequilibrios macro mediante préstamos y políticas de ajuste fiscal y monetario; mientras la del BM era financiar la ejecución de proyectos específicos de inversión, para promover el crecimiento económico a largo plazo. Esta separación de roles terminó con la crisis de la deuda. El FMI introdujo el «Extended Fund Facility» y el «Structural Adjustment Facility», cuyo propósito era afectar la oferta agregada mediante la desregulación de todos los mercados. El BM, por su parte, empezó a condicionar sus préstamos a la adopción de las políticas de estabilización del FMI. De esta manera institucionalizaron el llamado Consenso de Washington sobre por la libertad irrestricta del mercado y la eliminación de la intervención del Estado.

El hecho que las políticas económicas se definieran en el exterior con la participación de estas dos instituciones, condujo, por lo tanto, a la pérdida de soberanía de nuestros Estados Nacionales.

LA DÉCADA PERDIDA DE AMÉRICA LATINA
¿Cuáles fueron los resultados de la aplicación de las reformas y ajustes neoliberales patrocinadas por estas dos instituciones? Su costo económico y social fue enorme. Sin embargo, hasta ahora no hemos escuchado ni leído autocrítica alguna. Nuestras economías se estancaron durante más de una década. Crecieron la informalidad, el subempleo y la pobreza; bajó la inflación, aunque muy poco, a costa de la apreciación monetaria y la contracción de la capacidad de compra de los sueldos y salarios; aumentaron las tarifas de los servicios públicos; aumentó el costo del crédito; se redujeron los presupuestos de educación, salud y de inversión en infraestructura; y, los «despedidos pagados» de funcionarios públicos precarizaron la burocracia de los Estados. Por estas razones, la década de los años 1980 es conocida ahora como la «década perdida de América Latina».

Las reformas y políticas neoliberales siguieron en los años 1990. Las consecuencias en nuestro país fueron: reducción del ritmo de crecimiento de la capacidad productiva per cápita que agravó los desajustes entre la oferta de empleos y el crecimiento de la fuerza laboral; reprimarización de la economía; dolarización de los créditos; pérdida de competitividad de las actividades de bienes y servicios transables; e inicio de un cambio estructural regresivo: la economía tendía hacerse menos industrial y menos agrícola, y más productora de servicios de baja productividad. La crisis asiática y rusa de 1997-1998 agravó esta situación: ocasionó quiebras bancarias y una notable recesión que se prolongó hasta el año 2002.

A MODO DE CONCLUSIÓN
Ningún analista político ni periodista aprovechó la realización de la citada Asamblea en Lima, para informar que durante los años 2001-2006 se recobró algo de soberanía nacional en la definición las políticas fiscal, monetaria y cambiaria. Sobre esto hemos escrito en otras oportunidades. Se intentó salir de la ruta neoliberal que nos conducía al papel de productores de materias primas y a servir al proceso de acumulación y crecimiento de los países del centro con la enajenación de nuestros mercados.

Yo considero: 

Que es notoria la alineación con la visión de las recetas neo liberales que se publicita en los medios. Lo interesante de esta parcializada e interesada visión es la ausencia total de capacidad crítica y de una actitud de engaño permanente al no quedar tribunas plurales no sectarias como alternativa,  lo cual me hace recordar al cuento de Orwell, La granja de animales, pero sin rebelión.

 Sobre el cuento de Orwell

La ideología neoliberal de la desregulación de los mercados

La ideología neoliberal de la desregulación de los mercados


Felix Jimenez

Con la imposición del neoliberalismo desde fines de los años 1970, se abandona la idea de que el Estado debería regular el funcionamiento de los mercados para impedir el surgimiento de asimetrías de poder y las consecuentes injusticias sociales. A esta tarea del Estado, que fue parte del consenso que duró casi treinta años desde la post segunda guerra, se le adicionó la de velar por los equilibrios macroeconómicos. La idea neoliberal de que el Estado es el problema, excluye la posibilidad de este consenso, y en su lugar se impone la concepción del funcionamiento libre de los mercados para que «florezca la creatividad empresarial y no se destruyan puestos de trabajo».
Los efectos de las desregulaciones
Los efectos de las desregulaciones en países como el nuestro, han frenado el desarrollo en lugar de promoverlo. La liberalización comercial y los tratados de libre comercio con países industrializados y desarrollados, redujo el mercado doméstico para la producción nacional y nos especializó en la producción y exportación de materias primas. Trabó las posibilidades de industrialización y diversificación productiva. Este efecto negativo en la industria fue exacerbado por la entrada de capitales, sin restricciones, que, junto con el boom primario exportador, redujo el tipo de cambio haciéndoles perder competitividad a las actividades productivas de transables.
La desregulación de los préstamos de la banca comercial en el exterior estimuló la dolarización de los créditos domésticos, haciéndole perder autonomía a la autoridad monetaria. Desde que se agotaron las condiciones de mercado y financieras favorables para el crecimiento primario exportador de nuestro país, se revirtió la tendencia a la baja del tipo de cambio. Así, para impedir que la devaluación ponga en riesgo a los bancos que prestaron en dólares, la autoridad monetaria reaccionó vendiendo sus dólares (o reduciendo su posición de cambio); pero también lo hizo para impedir que la devaluación siga incrementando la inflación. Con la venta de dólares el Banco Central perdió casi el 50% de sus reservas. Esta espectacular merma de sus reservas, obligó al Banco Central a elevar su tasa de interés de referencia en pleno enfriamiento económico.
El deterioro de la autonomía de la autoridad monetaria ha provocado desconfianza en la moneda nacional, la misma que se expresa en la creciente dolarización de los depósitos bancarios: 56.9% corresponden a personas jurídicas y 46.44% a personas naturales. Esta dolarización es otro factor que acrecienta las presiones devaluatorias, y ocurre al mismo tiempo que aumenta el retiro de los depósitos bancarios en soles que reduce la liquidez en moneda nacional de los bancos.
La flexibilización del mercado de trabajo y el recorte de derechos laborales, es otro ejemplo de desregulación que ha afectado a los trabajadores y a su calidad de vida, convirtiéndose en fuente de conflicto social. Cerca del 75% de los trabajadores tienen ingresos menores a mil soles y un poco más del 74% son informales. De otro lado, hay que mencionar que la gran mayoría de los conflictos sociales están relacionados con las actividades extractivas. Los últimos gobiernos han vuelto más laxas las regulaciones orientadas a proteger el medio ambiente y los derechos de las poblaciones indígenas. Por ejemplo, se acortaron los plazos para los estudios de impacto ambiental.
No hay regulación en el «mercado» de la salud. El acceso a genéricos de todo tipo es limitado y será aún peor si el gobierno firma el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP). En carta dirigida al presidente Humala, Joseph E. Stiglitz -premio Nobel de Economía- y Adam S. Hersh -economista senior en el Instituto Roosevelt-, advierten que ese acuerdo irá «mucho más allá de una simple reducción de aranceles y cuotas, pues exigirá cambios fundamentales en las instituciones jurídicas, judiciales y reguladoras de cada país, lo que constituye una concesión a los poderosos grupos de presión».  Elevará la protección de los derechos de propiedad intelectual no para innovar, sino para mantener, por ejemplo, a los competidores de los «Big Farma», como son los genéricos, fuera del mercado.  
La pérdida de soberanía del Estado
Los tratados comerciales y este último, el TPP, no solo cercenan la capacidad regulatoria del Estado, sino también su soberanía. Como dicen los economistas citados, el TPP reducirá su capacidad «de aprobar normas legales regulatorias para proteger la salud pública, la seguridad y el ambiente, porque creará mecanismos de solución de controversias entre inversionistas y Estados, que permitirían a los extranjeros a demandar al gobierno cuando consideren que alguna regulación afectará sus ganancias. El arbitraje sería privado y vinculante, incluso si el fallo fuera contrario a las leyes nacionales».
Esta pérdida de soberanía que favorece a los inversionistas y grupos de poder extranjeros, además de someter al Estado a un arbitraje privado internacional, le bloquea las posibilidades de realizar transformaciones sociales y económicas, en particular, por ejemplo, para adoptar medidas orientadas a la integración el país sobre la base de un nuevo esquema de regionalización y ordenamiento territorial.
A modo de Conclusión
Adam Smith se declaraba a favor de la regulación argumentando que, si bien la presencia de un muro es una violación de la libertad natural del fuego, su construcción es indispensable para impedir la propagación de los incendios. Al respecto, cuando la libertad natural «está concentrada en pocas manos de un modo inapropiado –dice Casassas--, esa libertad natural puede poner en riesgo a la sociedad entera». El Estado debe intervenir entonces «para que no se den esas inapropiadas concentraciones de la libertad natural».  La sociedad se pone en riesgo cuando el Estado «rompe los lazos que lo vinculan a la sociedad civil» y ya no promueve el bien común porque está controlado por una plutocracia.
Publicado en el Diario UNO, el sábado 3 de octubre

miércoles, 7 de octubre de 2015

Alain Finkielkraut: "La France se désintègre"



Alain Finkielkraut: "La France se désintègre"




Propos recueillis par Christian Makarian, publié le

Alain Finkielkraut.

Alain Finkielkraut.
MICHEL LABELLE POUR L'EXPRESS

Dans son dernier livre, La Seule Exactitude, Alain Finkielkraut trace à la machette un chemin de réflexion à travers les grands débats qui divisent le pays. A droite? Il s'en défend. Tout en expliquant pourquoi la gauche a perdu son hégémonie culturelle.

Dans votre livre, La Seule Exactitude (Stock), titre emprunté à Péguy, vous cherchez à dessiller les yeux de vos contemporains en écartant bon nombre de contrevérités. Notamment en ce qui concerne le thème récurrent de l'"islamophobie". Où est donc l'exactitude? 

Il y a une phrase de Paul Valéry que je médite sans cesse. "Quand un homme ou une assemblée, saisis de circonstances pressantes ou embarrassantes, se trouvent contraints d'agir, leur délibération considère bien moins l'état même des choses, en tant qu'il ne s'était jamais présenté jusque-là, qu'elle ne consulte des souvenirs imaginaires." Cette disposition spontanée de l'esprit est de nos jours aggravée par le traumatisme de la Seconde Guerre mondiale. Hitler nous hante et nous incite à nous souvenir d'abord, au lieu de répondre par l'invention à l'originalité de la situation présente.  

Alors même que l'antisémitisme est devenu un code culturel dans ce que l'on appelle, hélas à juste titre, "les territoires perdus de la République", des journalistes comme Edwy Plenel, des sociologues comme Luc Boltanski, des historiens comme Enzo Traverso ou Pierre Rosanvallon observent la présence de thèmes traditionalistes et xénophobes issus de la rhétorique de l'Action française ou du nationalisme barrésien. Et ils s'inquiètent de la réorientation contre les musulmans d'une hostilité qui était principalement dirigée contre les juifs et le judaïsme durant la première moitié du XXe siècle. 

On se réfère à la douloureuse histoire des juifs pour occulter purement et simplement la nouvelle judéophobie. L'antisémitisme européen s'affaiblit à mesure que l'antisémitisme islamiste se renforce. L'inexactitude dans laquelle nous sommes plongés devient intolérable; il faut de toute urgence rendre le présent présent à lui-même. 

La constatation de l'antisémitisme a-t-elle constitué le point de départ de votre réflexion? 
Non, mais ce qui est particulièrement scandaleux, c'est d'invoquer la mémoire de l'antisémitisme pour mieux nier sa forme contemporaine. Notre époque se conçoit autre qu'elle n'est, et cet anachronisme prend aussi de tout autres formes, qui ne sont pas moins inquiétantes. Sous le nom ridicule d'"incivilités", la violence augmente constamment, l'insécurité gagne; la culture ne cesse de perdre du terrain; l'école républicaine, qui fut notre fierté, s'effondre à coups de réformes toutes plus catastrophiques les unes que les autres.  

Bref, la France se désintègre. Elle faisait naguère encore envie, elle fait maintenant pitié. Elle était un modèle, elle devient un repoussoir: c'est pour ne pas connaître le destin de la France que les pays d'Europe centrale refusent obstinément d'accepter sur leur sol des quotas permanents de demandeurs d'asile. Ils le disent d'ailleurs explicitement. Ce constat est déprimant, mais plus déprimante encore est l'interdiction de le dresser. Si vous regardez les choses en face - c'est cela l'exactitude -, vous êtes aussitôt accusé de faire le jeu du Front national et l'automatisme antifasciste prend le pas sur l'analyse des faits. Voilà le danger que je dénonce. Nous devons impérativement mettre nos montres à l'heure. Il faut penser en d'autres termes. Car nous vivons un moment inédit de notre histoire. 



Après le 11 janvier, très vite, "on a constaté que tout le monde n'était pas Charlie. [...] Un clivage est apparu dans la société française", estime Alain Finkielkraut.

Après le 11 janvier, très vite, "on a constaté que tout le monde n'était pas Charlie. [...] Un clivage est apparu dans la société française", estime Alain Finkielkraut.
REUTERS/Eric Gaillard

D'où provient cet affaissement français? 
Raymond Aron a très justement écrit: "La vanité française consiste à se reprocher toutes les fautes, sauf la faute décisive, la paresse de pensée." Cette paresse a pour nom aujourd'hui "mémoire". Entendons-nous bien : je ne milite pas contre le devoir de mémoire et pour le droit à l'oubli. La civilisation de l'Europe a été frappée à mort par les armes d'un des peuples les plus civilisés d'Europe. 
"Nous ne sommes pas sortis de ce malheur", comme l'a dit François Furet. L'histoire, cependant, ne prévoit pas de session de rattrapage. 

Nous avons des démons, c'est vrai. Mais nous avons aussi des ennemis, alors qu'au sortir de la Seconde Guerre mondiale nous avions décidé de ne pas en avoir. Si nous nous laissons accaparer par nos démons au détriment de l'attention qu'il faut porter à l'ennemi, nous courons à la catastrophe. Notre temps ne ressemble à aucun autre, il faut l'admettre. 

Qui est cet ennemi? Contre qui sommes-nous en guerre? 
Il faut toujours se souvenir de ce propos de Julien Freund: "Ce n'est pas nous qui désignons l'ennemi, c'est lui qui nous désigne. Et s'il veut que nous soyons son ennemi, nous aurons beau lui faire les plus belles protestations d'amitié, nous le serons. Et il nous empêchera même de cultiver notre jardin." L'islamisme radical a déclaré la guerre aux "juifs et aux croisés". Il faut en prendre acte. Cela signifie peut-être que le multiculturalisme, dans lequel nous avons cru, est une illusion. Nous nous attendions, avec la diversité, à l'idylle ; or nous sommes entrés dans un climat de plus en plus dur, dans la confrontation. 

Pourquoi? 
L'intégration est en crise. La France a abandonné le concept d'assimilation, jugé trop unilatéral, elle lui a préféré le paradigme plus ouvert de l'intégration, mais celle-ci ne fonctionne plus, au point même que certains lui substituent l'idée de société inclusive. Comme si c'était en ne demandant plus rien à nos hôtes que nous réussirions à établir avec eux un modus vivendi et que le "vivre ensemble" retrouverait son harmonie perdue. Ces replis successifs témoignent de l'extrême difficulté de faire cohabiter, à l'intérieur d'une même communauté, des peuples qui ne partagent pas les mêmes principes, ni les mêmes traditions, ni le même idéal. 

Dans votre livre, vous écrivez que le djihad a dressé un mur entre le monde arabo-musulman et le nôtre. Ce mur traverse-t-il aussi la société française? 

On ne peut tout de même pas oublier le 11 janvier. Des dessinateurs, des journalistes ont été assassinés parce qu'ils avaient offensé le prophète de l'islam; et des juifs l'ont été parce qu'ils étaient juifs. Le peuple est descendu dans la rue pour dire que la liberté d'expression, l'humour, la satire étaient constitutifs de l'identité nationale et que c'était à prendre ou à laisser. Le slogan "Je suis Charlie" a alors émergé.  

Mais, très vite, un deuxième choc s'est produit. On a constaté que tout le monde n'était pas Charlie. Les habitants des quartiers "populaires" sont restés chez eux. Parce que, selon eux, ces dessinateurs étaient allés trop loin. Un clivage est apparu dans la société française et je ne crois pas que les choses vont aller en s'arrangeant. J'ai peur que se développe en France une espèce de sécessionnisme culturel et territorial. Quand on dit "quartiers populaires" aujourd'hui, on entend quartiers vidés du peuple "old school", pour reprendre l'expression récente de Michel Onfray. Est-ce à dire qu'il y aurait désormais deux peuples en France et qu'on ne peut plus les réconcilier? 




"Ce n'est pas nous qui désignons l'ennemi, c'est lui qui nous désigne." Exécution par Daech de 30 Ethiopiens, en avril dernier.

"Ce n'est pas nous qui désignons l'ennemi, c'est lui qui nous désigne." Exécution par Daech de 30 Ethiopiens, en avril dernier.
AFP PHOTO/AL-FURQAN MEDIA

N'y a-t-il pas une grande responsabilité politique dans cet état de conflictualité? 
Devant la révolution démographique que nous connaissons, il aurait fallu réaffirmer clairement les lois de l'hospitalité. Il aurait fallu dire haut et fort que certaines traditions, valeurs et coutumes n'étaient pas négociables, plutôt que de rechercher sans cesse des accommodements de moins en moins raisonnables. On aurait dû, surtout, mener, une politique scolaire digne de ce nom. C'est à l'école que la France se présente à tous les enfants, qui sont, comme l'a écrit Hannah Arendt, non seulement des êtres inachevés, mais aussi des nouveaux venus sur la terre.  

Or la droite et la gauche ont abandonné toute véritable ambition éducative. Au lieu de cultiver les élèves, c'est-à-dire de les introduire dans un monde plus vieux qu'eux, on s'efforce de les désennuyer, on les incite à construire eux-mêmes leur propre savoir, on abdique peu à peu toute autorité. L'école ne joue plus son rôle. Enfant d'immigré, j'ai eu la chance de pouvoir assimiler une partie de la culture française; cette chance est refusée aux enfants des nouvelles générations. 

La dernière réforme du collège enfonce le clou dans le cercueil en réduisant encore la part des disciplines au profit d'enseignements interdisciplinaires qui ne font qu'introduire dans les têtes, à la place de la culture, la nouvelle religion civile faite de tri sélectif et de lutte contre les discriminations. C'est comme si la France, devenue société postnationale, postlittéraire et postculturelle, prenait peu à peu congé d'elle-même. 

La gauche et la droite sont-elles toutes deux coupables? 
Oui. La gauche, parce qu'elle a sombré dans l'égalitarisme. La droite, parce qu'elle en est venue à concevoir l'enseignement comme une adaptation aux exigences de l'économie. 

Comment réagissez-vous devant le drame de ces centaines de milliers de migrants, privés de tous les droits dans leur pays, qui accostent sur les rives de l'Europe au péril de leur vie? 

Devant ce mouvement de population, nous sommes tous frappés de stupeur. Malheureusement, dès qu'on essaie d'y réfléchir, on est voué à l'opprobre. La photo du corps du petit Aylan n'était pas seulement une image; c'était un appel à notre humanité. Ce n'est pas une photo qui se regardait, c'est une photo qui nous regardait. Cet appel, certains ont voulu l'entendre comme une mise en accusation de l'Europe. Les éditorialistes, érigés en directeurs de conscience, ont fustigé la léthargie, l'indifférence, l'égoïsme des sociétés et des Etats du Vieux Continent. Ce procès est injuste.  

Si on assiste à un tel déferlement migratoire vers l'Europe, c'est parce que celle-ci est accueillante, à la différence de l'Amérique - qui se protège pour des raisons de sécurité - et des Etats du Golfe - qui sont des forteresses. Imbu jusqu'à l'ivresse de sa générosité abstraite, le nouveau pouvoir spirituel n'accorde plus de place dans la morale à la morale de responsabilité, c'est-à-dire au souci des conséquences. Contrairement à ce que réclame Marine Le Pen, il faut coûte que coûte maintenir vivant le droit d'asile. Mais il faut savoir aussi qu'avec la nouvelle immigration la proportion des "Je suis Charlie" ira diminuant, en France comme dans le reste de l'Europe. Les services de renseignement allemands avertissent déjà que le prosélytisme islamiste est très actif parmi les réfugiés qui se pressent au pays de maman Merkel. 




"Si l'on assiste à un tel déferlement migratoire vers l'Europe, c'est parce que celle-ci est accueillante." A la frontière franco-italienne, le 30 septembre.

"Si l'on assiste à un tel déferlement migratoire vers l'Europe, c'est parce que celle-ci est accueillante." A la frontière franco-italienne, le 30 septembre.
REUTERS/Eric Gaillard

La cause de ce déferlement se trouve dans la violence extrême dont souffrent les populations musulmanes... 

Violence ostentatoire, qui plus est. Avec Daech, c'est comme si les nazis avaient érigé les chambres à gaz en argu ment de propagande. Daech attire, non tant parce qu'il ressusciterait l'idéal médiéval du califat, mais parce qu'il coupe les têtes des chrétiens, des yézidis, des homosexuels... Ses films publicitaires ne montrent que des massacres. 

Daech recrute ainsi en Tunisie, dans tout le monde musulman, en Europe, jusque parmi des convertis normands. Je suis incapable d'expliquer ce phénomène. En Syrie, la situation est d'autant plus effroyable que deux barbaries se font face. J'entends, ici ou là, qu'il faudrait, pour vaincre Daech, envoyer des troupes au sol. Je n'ai pas d'avis autorisé à ce sujet, mais il serait assez incompréhensible que les Syriens fuient leur pays du fait de la guerre et que l'Europe doive à la fois les accueillir et faire la guerre à leur place.  

Il faut une conférence internationale, et pas seulement européenne, pour définir des conditions d'accueil, mais aussi pour se demander comment mettre fin à ce que Jean-Luc Mélenchon lui-même qualifie de "véritable hémorragie". On ne peut pas consentir à ce que l'Erythrée se vide de ses habitants, à ce que les trafiquants d'êtres humains - que la photo du petit Aylan a dû mettre en joie - fassent des fortunes sur le dos de pauvres gens, on ne peut pas laisser la situation se dégrader comme c'est le cas à l'heure actuelle. Cela ne peut pas être résolu en jouant sur le masochisme moralisateur des Européens. 

Les populations d'Europe centrale, ou du Danemark, sont plus rétives encore. Avec le communisme, les pays d'Europe centrale ont subi la loi d'un Etat étranger, en l'occurrence l'Union soviétique. Après la chute du Mur de Berlin, ils ont retrouvé leur souveraineté; ils ne peuvent pas consentir que celle-ci soit maintenant abandonnée au profit d'une nouvelle instance bureaucratique, l'Union européenne. Si on ne peut pas décider de l'admission des migrants, on cesse d'être souverain.  

La France, elle, est une nation à cran. Marseille est devenue la capitale de l'hyperviolence, des villes comme Mulhouse, Roubaix, Tourcoing, Albi, Carpentras deviennent méconnaissables. On y trouve de plus en plus de rues où les femmes voilées sont majoritaires. Les Français ne voient pas cette mutation d'un bon oeil, ils ne comprennent pas pourquoi on qualifie de raciste leur réaction. Ils se disent que si l'intégration est en panne, l'actuel déferlement migratoire ne pourra qu'aggraver les tensions. C'est tout. Ce n'est pas, comme le voudraient certains, la xénophobie qui parle, c'est le sens commun.  




"Si on ne peut pas décider de l'admission des migrants, on cesse d'être souverain. La France, elle, est une nation à cran." Manifestation contre l'immigration illégale, le 4 octobre, à Calais.

"Si on ne peut pas décider de l'admission des migrants, on cesse d'être souverain. La France, elle, est une nation à cran." Manifestation contre l'immigration illégale, le 4 octobre, à Calais.
REUTERS/Pascal Rossignol

Une force politique exploite ce sens commun à des fins tout autres... 
Nous assistons à la naissance d'une coalition entre la gauche morale et le grand patronat. Pour les patrons, français ou allemands, les hommes sont inter changeables, on souhaite donc la bienvenue à ces nouveaux arrivants qui exerceront une heureuse pression à la baisse sur les salaires. La gauche morale préconise quant à elle l'hospitalité inconditionnelle. Edwy Plenel fait cause commune avec Pierre Gattaz : c'est comique. Face à cette alliance de la calculette et du violon, Marine Le Pen a raison de dire que l'immigration aujourd'hui est un problème en France, pas une chance. Mais ce qu'elle oppose à l'étalage des bons sentiments, ce n'est pas le sérieux de la morale politique, c'est l'inhumanité pure et simple. Elle n'a aucun problème à renvoyer tous les persécutés chez eux. Chacun balaie devant sa porte: cette "philosophie de concierge", comme disait Joseph Roth, ne doit en aucun cas être la nôtre. 

La gauche a-t-elle perdu son hégémonie culturelle? 
Ce que pensent les gens de gauche, qu'ils soient rouges, roses ou verts, c'est que l'inégalité est la source de tous les maux qui rongent le genre humain. Pour eux, il n'est pas de conflit qui ne se résume à l'antagonisme entre les possédants et les dépossédés. Si la gauche a perdu la partie, c'est parce que le choc des cultures n'est pas soluble dans la question sociale. Les penseurs de gauche préfèrent se crever les yeux plutôt que de penser à nouveaux frais. 

Comment percevez-vous la centralité qu'a fini par occuper le Front national dans le paysage politique français? 
Je défends la France en tant que composante essentielle de la civilisation européenne, je ne me reconnais donc pas du tout dans les imprécations du souverainisme. Le Front national doit être jugé sur son programme actuel. Il ne menace pas la démocratie, mais il est dangereusement poutinolâtre. Il n'est plus antisémite, il n'est pas engagé dans une croisade contre les musulmans. En même temps, il présente l'immigration comme un tout, il refuse de faire les distinctions qui sont au fondement de l'humanisme, et c'est à ce titre qu'il doit être combattu. 

Vous êtes de plus en plus souvent classé à droite par vos détracteurs. Que répondez-vous? 
On ne me classe pas seulement à droite, on fait de moi un raciste et on m'inscrit périodiquement sur les listes noires des "néofachos", alors même que je soutiens, contre tous les amalgames, le travail critique que mènent courageusement des intellectuels musulmans comme Abdennour Bidar, Boualem Sansal, Kamel Daoud. Face à cette violence verbale, je dispose heureusement de la maxime popularisée par Jacques Chirac, qui ne fut pas un grand président, mais un maître zen: "Ça m'en touche une, sans faire bouger l'autre."

Fuente L'express 

Consultar tambien en mi Blog: Polis vs Caos



Traducción personal.

En su último libro, La Exactitud, Alain Finkielkraut traza un camino reflexivo a través de los grandes debates que dividen el país. ¿A la derecha? Él se defiende.  Al explicar por qué la izquierda ha perdido su hegemonía cultural.

En su libro, La Exactitud (Stock), título tomado de Péguy, Ud. intenta abrir los ojos de sus contemporáneos mediante la difusión de muchas controversias. En particular, con respecto al tema recurrente de la "islamofobia". ¿Dónde está la precisión?

Hay una frase de Paul Valéry sobre la que medito incesantemente. "Cuando un hombre o asamblea, frente a circunstancias urgentes o embarazosas, encuentra restricciones para actuar, ya que sus deliberaciones consideran mucho menos el mismo estado real de la situación, que nunca se había presentado hasta ahora, y más bien consulta recuerdos imaginarios”. Esta disposición espontánea de la mente hoy en día se ve agravada por el trauma de la Segunda Guerra Mundial. Hitler nos persigue y nos anima a recordar en primer lugar, en vez de responder por la originalidad de la situación actual.

A pesar de que el antisemitismo se convirtió en un código cultural en lo que se llama, por desgracia con razón "los territorios perdidos de la República", periodistas como Edwy Plenel, como sociólogos Luc Boltanski, historiadores como Enzo Traverso o Pierre Rosanvallon observan la presencia de los temas tradicionalistas y la retórica xenófoba de la Acción Francesa o el nacionalismo Barres. Y se preocupan por el cambio en contra de los musulmanes, de la hostilidad que fue dirigida principalmente contra los judíos y el judaísmo en la primera mitad del siglo XX.

Se refiere a la dolorosa historia de los judíos de ocultar simplemente la nueva judeofobia. El antisemitismo europeo se está debilitando tanto como el antisemitismo islámico se fortalece. La inexactitud en la que estamos inmersos se vuelve intolerable; debemos hacer con urgencia este presente, presente para nosotros mismos.
……………..

Les années trente, dit-on, sont de retour. La droite intégriste et factieuse occupe la rue, l’ordre moral sort des catacombes, la crise économique pousse à la recherche d’un bouc émissaire et l’islamophobie prend le relais de l’antisémitisme. Cette analogie historique prétend nous éclairer : elle nous aveugle. Voulant lire ce qui arrive à la lumière de ce qui est arrivé, elle en occulte la nouveauté inquiétante.

Montrer que nous vivons un tournant historique, paradoxalement masqué par la référence incessante à l’Histoire; appréhender ce moment crucial dans ce qu’il a d’irréductible au répertoire de nos vicissitudes : tel est le pari de ce livre. Et l’enjeu est existentiel autant qu’intellectuel. Si, comme l’écrit François Mauriac, « l’épreuve ne tourne jamais vers nous le visage que nous attendions », il nous incombe d’être à l’heure au rendezvous et de regarder en face le visage que nous n’attendions pas.Dans une époque qui tend à se prendre pour une autre, l’exactitude devient la tâche prioritaire de la pensée.

A. F.

MATEO EL EVANGELISTA_ BITÁCORA DE CAYETANO ACUÑA

  MATEO EL EVANGELISTA. MATEO EVANGELISTA Mateo el Evangelista , en   hebreo   מתיו הקדוש (también conocido como   Mateo Leví ,   Leví de Al...